Se cierra fuitbolísticamente 2013 de manera lógica y natural. Es decir, con la decepción encarnada en la afición zaragocista que sufre la ...

Un final esperado

Se cierra fuitbolísticamente 2013 de manera lógica y natural. Es decir, con la decepción encarnada en la afición zaragocista que sufre la decadencia de un club que camina a su desaparición. Se han perdido los grandes valores que han adornado siempre al Real Zaragoza en sus mejores y sus peores momentos, el coraje por superar las dificultades y el orgullo de haber sido los más grandes. Con el sello de la calidad sobre el terreno de juego y un palmarés de jugadores formidables recordados desde hace décadas.
El empate frente al Murcia del domingo es aceptado con resignación por los seguidores blanquillos que aguantan acostumbrados al dolor la descomposición de una entidad que es histórica pero que muy pronto puede ser pasado. Cada vez son más voces las que señalan a una liquidación cercana en el tiempo como colofón a la destrucción progresiva de la compañía mercantil.
Silencio desde la propiedad, excusas desde la dirección y estrategia equivocada desde el vestuario: la afición no es la culpable de las derrotas, del mal juego, de la escasa implicación de la plabntilla, de la incapacidad del técnico en resolver los problemas deportivos. Llamar a la unidad a estas alturas es un insulto a la inteligencia del zaragocismo y una provocación a los niños, jóvenes, mayores, hombres y mujeres que sienten de verdad el escudo del león que representa a una ciudad Inmortal y Heroica.
No sé qué va a ocurrir a corto y medio plazo. Pero no soy optimista. también es verdad que usted y yo no podemos hacer nada más ni en el plano personal ni en el colectivo.
Deseo simplemente que disfruten de la Navidad y que 2014 sea más benévolo que el año que estamos a punto de terminar.

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Otra broma de mal gusto en Sabadell, donde el Real Zaragoza mordió el polvo por la falta de valentía de sus jugadores y las decisiones del...

Inexperiencia, ansiedad y miedo

Otra broma de mal gusto en Sabadell, donde el Real Zaragoza mordió el polvo por la falta de valentía de sus jugadores y las decisiones del técnico en los cambios. Una derrota más que deja fuera de la promoción a los aragoneses que siguen sin asumir su condición de favoritos y fallando ante adversarios de menor entidad y con expectativas bien diferentes.
Se difuminan las opciones del ascenso a un partido para terminar 2013, un año horrible para el zaragocismo, sin lugar a dudas. No son solamente los números, que son insatisfactorios e insuficientes para meterse entre los dos primeros o, en su defecto, ser el sexto al final de la temporada regular, sino las sensaciones que se ofrecen desde el campo y desde el banquillo.
El equipo está mal construido y no tiene referentes para sumir un trabajo tan costoso y complicado como el ascenso. Demasiada inexperiencia que se suma a futbolistas en el ocaso de su carrera que tampoco resuelven: Movilla no es una solución en el doble pivote, a Luis García ni se le espera y Barkero ha sido el gran fracaso de la temporada. Henríquez no huele un balón arriba y atrás seguimos ofreciendo la misma debilidad que siempre en los momentos definitivos.
Paco Herrera está superado por los acontecimientos. Desbordado por una realidad que asume pero que no tiene solución en el plano deportivo. Nada de lo que hace funciona y es muy reiterativo el discurso de que se juega mal y que él es el máximo responsable del fracaso. En un tono aburrido y que no ofrece expectativas.
El equipo, además, se desintegra en los segundos tiempos. Se viene abajo con las adversidades. Sabe que la fortuna no siempre será su aliada y cuando las cosas se ponen de espalda, son incapaces de reaccionar.
En estas condiciones llega la próxima Junta general de Accionistas donde se espera que el propietario no de la cara y que las explicaciones sean las mismas que en el adelanto de las cuentas ofrecido por el responsable económico del club, el consejero José Guerra. 
Cada vez pienso con mayor claridad que el objetivo de este año no es el ascenso, que se celebraría si llegase, pero que el ajuste conómico previo a la aportación de capital de fuera o de cara a una liquidación más o menos cercana, es la prioridad de Agapito Iglesias. Insisto, es una apreciación personal que no va más allá de la interpretación de unos signos tan confusos como pesimistas de la situación actual del Real Zaragoza.

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No escribo en el blog desde la derrota en Jaén porque el triunfo ante el Girona me pareció patético. La situación se fue caldeando durante...

Buscamos sensaciones positivas

No escribo en el blog desde la derrota en Jaén porque el triunfo ante el Girona me pareció patético. La situación se fue caldeando durante la semana por asuntos que nada tenían que ver con lo deportivo, mucho más feos incluso que el propio juego desarrollado por los futbolistas sobre el campo. El desplazamiento a Las Palmas podía marcar las tendencias para bien o para mal, dado el ambiente de crispación que se palpaba en el zaragocismo. Todo el mundo estaba nervioso, desde García Pitarch hasta Paco Herrera, pasando por la mayoría de los jugadores que se encontraban instalados en la angustia y la parálisis que provoca el vértigo.
El partido del Nuevo estadio de Gran Canaria no fue brillante, ni tan siquiera correcto. Se volvió a entregar el balón al contrario, Leo Franco fue uno de los jugadores destacados y el equipo insular dio una mejor impresión que el Real Zaragoza sobre el terreno de juego. Pero se mantuvo la tensión defensiva y por segunda jornada consecutiva no se encajaron goles. Javi Álamo promete, Tarsi es una realidad, Diego Rico sigue su progresión y Roger marcó un tanto muy valioso.
Son dos victorias consecutivas, sin brillantez pero muy importantes, que vuelven a poner cerca al equipo de los puestos de promoción. Tal y como están las cosas, con la mediocridad de esta Segunda División, es importante no perder comba y seguir allí, al margen del juego que se ofrezca y el clima de pobreza que rodee al equipo.
En cualquier caso buscamos sensaciones positivas, las victorias favorecen que la crispación disminuya y que se suavice la dureza de la situación, la peor de los últimos sesenta años. El rescoldo del zaragocismo está allí aunque la gente no acuda a la Romareda y parezca que se desentiende del día a día. Los tres próximos partidos pueden marcar significativamente el porvenir del equipo porque Córdoba, Sabadell y Murcia son asequibles. Consiste en matizar la felicidad que vivían los futbolistas nada más terminar el partido junto a su entrenador, salido de la UVI de manera providencial, para obtener una mayor consideración personal y creerse de verdad que son competitivos para luchar por el ascenso.

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La verdad es que me apena profundamente escribir sobre la situación actual del Real Zaragoza. La caída libre parece no tener final y la an...

¡Qué bajo hemos caído!

La verdad es que me apena profundamente escribir sobre la situación actual del Real Zaragoza. La caída libre parece no tener final y la angustia de la afición es literalmente insoportable. Tanto, que muchos prefieren olvidar la realidad y cerrar su corazón a una emoción tan fuerte como su zaragocismo. Para no sufrir con la constante humillación y vergüenza de resultados impropios para la categoría del club.
Es cierto que no se puede vivir del pasado y que el momento es lo que importa. Pero la tradición, la historia, el palmarés, también forman parte del presente y se debe defender el honor con dignidad. La que no han mostrado los miembros de una plantilla vulnerable, sin capacidad de reacción y sin la valentía suficiente para competir. Desde hace siete tempopradas el declive es tan brutal que las plantillas empeoran cada año, del mismo modo que los resultados y las expectativas. Aunque los optimistas y los tontainas, que aún quedan algunos, nos inviten a creer que las cosas se resolverán por sí mismas y que tenemos que enviar un mensaje optimista a los seguidores blanquillos. Pero yo no quiero mentir y digo lo que pienso, cuidando mis palabras y procurando no caer en la melancolía y la desesperación. Y la pinta que tiene esto es muy mala, de tal manera que en estos momentos el club tiene que plantearse luchar por la permanencia y eludir el descenso a segunda B, que sería el final de un camino cada vez más escarpado y tortuoso.
La actuación del Real Zaragoza en el Nuevo estadio de la Victoria es indignante. Desde el comienzo hasta el final. Ante un recién ascendido, con la gran mayoría de sus jugadores debutantes en la categoría, le dieron un revolcón al equipo de Herrera dejándole con las vergüenzas al aire y golénadole sin dificultad. Jugando al fútbol y con desparpajo, ante las facilidades de un equipo, como he dicho en algunas ocasiones, sin cerebro, sin corazón y sin alma.
Así las cosas, habrá que esperar acontecimientos y ver lo que dura Paco Herrera, completamente superado por los acontecimientos y rendido ante la situación que vive el vestuario, tan desconcertado como hundido. hasta el mercado de invierno aún queda mucho y con lo que hay, está claro que no se puede ganar a nadie, ni en la Romareda ni fuera de ella.

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Ya no queda líquido alguno en la botella de Herrera. Ni medio llena, ni medio vacía. La grada ya ha expresado su opinión y aunque no es vinc...

La botella se ha roto

Ya no queda líquido alguno en la botella de Herrera. Ni medio llena, ni medio vacía. La grada ya ha expresado su opinión y aunque no es vinculante, colma los deseos del actual equipo directivo. Es cierto que no existen suficientes jugadores de calidad en la plantilla y que si echas un vistazo al banquillo, no aparecen soluciones plausibles. Pero es obligación del entrenador sacarle rendimiento al grupo con el que trabaja, o intentar imprimir la intensidad suficiente a sus futbolistas para que respondan sobre el terreno de juego.
Está claro que el principal culpable del absoluto desastre que rodea al equipo es Agapito Iglesias. Todo lo que toca lo convierte en vulgar, mediocre e inútil. Pero tampoco en el plano deportivo han superado el reto García Pitarch y sus colaboradores, porque los jugadores incorporados no han dado la talla o su perfil no era el necesario para construir un equipo competitivo. Es posible que nunca se pensara en ascender este año, sino en sanear la entidad y reducir costes según las exigencias de la LFP.
La derrota contra el Numancia es una afrenta intolerable. Y no por el adversario, cuya afición animó sin desmayo durante todo el partido y que mantuvo su actitud amiga, compartida de manera generosa
con la del Real Zaragoza. Juan Antonio Anquela demostró que se puede jugar al fútbol en Segunda División, con hambre de balón y sensatez a la hora de atacar y defender. El tercer fracaso en la Romareda en este arranque de temporada significa que el equipo va a peor, que ha perdido la fe y que no sabe qué hacer con el esférico en sus pies. Conseguir solamente dos puntos en quince partidos es inaguantable, insoportable, inaceptable. Con unos errores defensivos atroces, una actitud en el campo muy poco profesional y la demostración inequívoca de que se han agotado las ideas completamente.
La agonía de la afición es tan injusta como imparable. Porque no veo capacitado a Herrera para aguantar el vendaval, ni a los jugadores con el suficiente carácter para levantar el vuelo. A Pitarch y compañía les puede aplastar la sombra de Agapito que oscurece cualquier acción que se intente llevar a cabo con una supuesta independencia que termina inevitablemente en la impotencia.

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Hacía un par de semanas que no me asomaba a este balcón de la actualidad, donde sabes lo que escribes pero nunca quién te lee. Si la gente...

Era necesario

Hacía un par de semanas que no me asomaba a este balcón de la actualidad, donde sabes lo que escribes pero nunca quién te lee. Si la gente está o no de acuerdo contigo, si piensa que eres demasiado suave en las críticas o excesivamente contundente a la hora de expresarte. También es diferente cuando te enfrentas a la pantalla nada más terminar el encuentro o varias horas después. En el primer caso, ganas tiempo y frescura; en el segundo, perspectiva aunque pierdas lectores.
Hoy el Real Zaragoza ha jugado bien y ha ganado, algo que no ocurría desde el comienzo de la temporada. Ha marcado cuatro goles y ha podido conseguir más, ya que Acevedo marró un penalty. También ha sufrido, pero esta vez ha aguantado el tirón pese a jugar con un hombre menos casi cincuenta minutos. Leo Franco mantuvo su regularidad y fue otra vez el mejor de los blanquillos sobre el terreno de juego, donde me gustaron las bandas y especialmente la verticalidad de Montañés. Henríquez es un goleador y aprovecha las escasas ocasiones de las que dispone, creciendo en cada partido que disputa. Acevedo mejora, Barkero gritó al marcar un formidable gol para arrojar de su cuerpo la rabia contenida...
Interesante el cambio del equipo que dio la talla en Mallorca y consiguió una importante dosis de moral para creerse realmente sus expectativas. Exactamente igual que Paco Herrera, con vaivenes en las últimas semanas y la sensación de que estaba a punto de arrojar la toalla por no encontrar la forma de jugar al fútbol con la plantilla que tenía.
Pero este es simplemente un primer paso, un alivio que debe asumirse con satisfacción y felicidad. Para recibir como un candidato al ascenso a la Ponferradina y demostrarle a toda la Segunda División que "la Romareda no se toca" y que ganar aquí ya no está al alcance de cualquiera. Disfrutemos con la goleada, busquemos síntomas positivos y aseguremos cada partido hasta situarnos en la lucha por el ascenso.
¡Felices Fiestas del Pilar, amigos!

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Por un momento creí que todo iba a continuar de la misma manera. Después de una salida poderosa, el equipo se vio incapaz de superar a un ...

Un respiro

Por un momento creí que todo iba a continuar de la misma manera. Después de una salida poderosa, el equipo se vio incapaz de superar a un Tenerife que deseaba jugar al fútbol y que buscaba a su referente ofensivo entre los errores de la zaga blanquilla. Paco Herrera había cambiado algo pero no era suficiente, porque el gol no llegaba. Cidoncha y Barkero rechinaban en una alineación donde Rico se instalaba con entereza y Henríquez apuntaba buenas maneras.
Fue con Víctor Rodríguez y Movilla sobre el terreno de juego, ya en la segunda parte, cuando el Real Zaragoza fue mucho más peligroso y letal. El chaval dio un recital, formando un excelente trío de ataque con Montañés y el chileno Henríquez, indicando que su titularidad es fundamental. Cinco jornadas después se vio otra cosa, más alegría sobre el terreno de juego y un argumento sólido para confiar en la victoria.
Es verdad que el Tenerife es un conjunto muy débil, sin apenas consistencia y que se hundió al recibir el primer gol. No es menos cierto que en la primera parte aparecieron los fantasmas del arranque de la temporada, con cada oportunidad de los insulares. Pero los partidos duran noventa minutos y lo importante es el resultado final, que fue inapelable para el Real Zaragoza.
Los asistentes no llegaron a los doce mil; la afición está todavía indignada por los abundantes errores cometidos y la actitud de los dirigentes del club. Es una lástima porque muchos se perdieron a José Luis Violeta acompañado de otros ex futbolistas de un Real Zaragoza glorioso, volver a pisar el césped de la Romareda. "El León de Torrero", siempre con una sonrisa dibujada en su rostro, buscando las cosas buenas de la vida pese al rigor de un invierno permanente en los últimos años del zaragocismo.
Tocan momentos duros, no sabemos si esta victoria significará el comienzo de un ciclo diferente o quedará en una anécdota, pero tenemos que disfrutar de la victoria y manifestar el mismo talante positivo de José Luis Violeta, un símbolo, un referente.

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El Real Zaragoza ha firmado su peor arranque histórico en la Segunda División después de cuatro partidos, con tan sólo dos puntos en el ca...

Entre la incredulidad y el estupor

El Real Zaragoza ha firmado su peor arranque histórico en la Segunda División después de cuatro partidos, con tan sólo dos puntos en el casillero y sin conocer la victoria. Es vigésimo, en zona de descenso a Segunda B, con tan sólo un gol conseguido. La Romareda continúa como un fácil lugar de expolio, de saqueo asegurado y donde cualquiera consigue sin apenas esfuerzo, el triunfo. La derrota del sábado frente al Lugo, que cumple su segunda temporada consecutiva en esta categoría, abrió la caja de los truenos en las vacías gradas del estadio municipal. La afición pitó desde el comienzo la escasa actitud ofrecida por los jugadores y esperó, para increparles, a los futbolistas a su salida del recinto. Todo muy desagradable, incluído el contenido de las palabras de un rendido Paco Herrera que asume la similitud del Real Zaragoza con el Racing de Santander de la temporada pasada. Y que no sabe los motivos de semejante desastre. Menos mal que seguirá trabajando para estimular a sus hombres...
Los números no son mentirosos y reflejan la realidad de las cosas. A las que muchas veces se les busca una interpretación que no existe. La plantilla es limitada, sin la calidad suficiente para acometer el ascenso y el entrenador no sabe cómo hacerse con el equipo. Te gana cualquiera y no le ganas a nadie. Falta talento, creatividad y solidez defensiva. Lo malo es que dentro del club nadie parece darse cuenta. a excepción, claro está, que no se tenga contemplado el ascenso.

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El Real Zaragoza sigue sin ganarle al FC Barcelona en su campo. Otra temporada más, desde los históricos tiempos de los "Magníficos&quo...

Abismo

El Real Zaragoza sigue sin ganarle al FC Barcelona en su campo. Otra temporada más, desde los históricos tiempos de los "Magníficos". Pero en esta ocasión la derrota no se produjo en el formidable coliseo azulgrana, fue en el Mini Estadi, con menos de cuatro mil espectadores, ante unos futbolistas que la temporada pasada eran juveniles. ¿Es soportable tamaña humillación? Ya es sonrojante que un equipo de un pasado tan honorable se vea en la obligación de jugar contra un filial, pero la vergüenza de perder rebasa la dignidad de una afición tan castigada en los últimos años.
Falta calidad, orgullo y trabajo. El sistema no funciona porque los jugadores no tienen el talento necesario para jugar al fútbol. Y los que saben, están lejos de su mejor forma o en situación de ex futbolistas. Falta cerebro, competitividad y pegada. La defensa es frágil, no existe el centro del campo y el ataque es un cachondeo.
¿Se pueden hacer peor las cosas? Ahora mismo, el Real Zaragoza está asomado al balcón de la Segunda División B, un puesto por encima del descenso y a siete puntos del líder. Después de tres partidos ante rivales que no son los más potentes de la competición.
Habrá que resolver, como sea, y de la forma más urgente posible, una situación tan previsible como injustificable. El principal culpable es el máximo accionista, pero también habrá que exigirle responsabilidades al brazo ejecutor de Agapito fichado a golpe de talonario, al entrenador y a los jugadores. A quienes son los actores de una farsa intolerable que raya el insulto a la afición, a la Ciudad y a la Comunidad. Que cada palo aguante su vela. Y el que no se vea con fuerzas para el compromiso, que se vaya y nos deje en paz.

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El factor Romareda no fue suficiente para conseguir el primer triunfo de la temporada. Debutaba en el estadio municipal el Mirandés, que a...

Decepción

El factor Romareda no fue suficiente para conseguir el primer triunfo de la temporada. Debutaba en el estadio municipal el Mirandés, que arrastró varios cientos de seguidores a las gradas. A veces parecía que se trataba de un partido de Copa, de los que se disputan en los albores de la temporada. Se me hacía extraño que el histórico Real Zaragoza compitiese sin llegar a ganar a un club de menor trayectoria y presupuesto.
Pero lo cierto es que, como también comentó Paco Herrera, el marcador pudo ser todavía peor. La afición acudió en escaso número y protestó por la falta de profundidad y acierto del equipo. El murmullo comenzó pronto pese a lo vacío de las gradas, sumida en la decepción. La gente quería volver a ganar en un campo que en la última temporada Manolo Jiménez convirtió en un cachondeo indecente. Y ya vale de tanto sufrir en un escenario que llegó a ser prácticamente imbatible. Ahora parece que cualquiera puede saquearlo con impunidad.
Como nos temíamos, la plantilla es corta, faltan referentes y si no se fichan por lo menos dos jugadores, el ascenso ahora mismo parece lejano. El sentido común y la prudencia indican que se debe tener paciencia, calma y tranquilidad. Que los componentes del equipo deben tomarle el pulso a la categoría y que una primera victoria servirá para aplacar la ansiedad. No se asciende ni en agosto, ni en diciembre, ni en marzo.
Y es posible que los adversarios por el ascenso sean menos fieros de lo que parecen. Pero el ambiente de tristeza, el sentimiento de fracaso, la pérdida de los ideales, se ha instalado en la afición blanquilla. El tono de la vida futbolística se ha convertido en gris, oscureciendo el futuro y provocando la indiferencia para no sentir el dolor. Dicen que los ciclos comienzan y terminan, como los siete años de las vacas gordas y las vacas flacas del antiguo Egipto. En ese caso, parece que la racha está próxima a su final. Pero da la impresión de no tener final.

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Dos meses y medio después del traumático descenso a Segunda División, tan merecido como esperado, el Real Zaragoza se encontró con su prese...

Ya estamos en la rueda

Dos meses y medio después del traumático descenso a Segunda División, tan merecido como esperado, el Real Zaragoza se encontró con su presente y asumió lo difícil del retorno al fútbol con mayúsculas. Va a ser una travesía por el desierto larga, con abundantes tropiezos, con esperanzas y fracasos, con una afición que seguirá fiel los contratiempos de la categoría.
Durante estas semanas se produjeron despedidas a la francesa, sin dar la cara y sacudiéndose el polvo de las sandalias, de personajes como el supuesto bailador de jotas Manolo Jiménez (menos mal que no le hicieron pregonero de las Fiestas del Pilar) y de futbolistas que han dejado escaso botín con su salida. Eso sí, Loovens, Romaric y Apoño es mejor tenerlos bien lejos por su escaso rendimiento o compromiso con el club. 
También se han producido algunas entradas necesarias para completar una plantilla muy ajustada, creo que faltan todavía un defensa central y un goleador. El único valedor de momento para acometer con ciertas garantías el ascenso es el técnico, Paco Herrera, indiscutible desde que se conoció su nombramiento.
llegaron al club un secretario técnico, el ex zaragocista Moisés García León, y un director general aparentemente con plenos poderes, en buena sintonía con Agapito Iglesias García y con un amplio conocimiento del fútbol por dentro, como Suso García Pitarch al que habrá que dejarle desenvolverse y esperar para opinar sobre su trabajo.
Además de todo esto la irrupción de Javier Tebas en el fútbol español como presidente de la Liga, que ha provocado una tormenta de reacciones y de situaciones sorprendentes, que han dejado al balompié de nuestro país en un estado lamentable. El propio Ángel María Villar, otro personaje de profundas raíces en la Federación, le ha llamado públicamente la atención.
El sábado en el estadio Rico Pérez el equipo aragonés ni dio el nivel. Como dijo el entrenador, le faltó ritmo, velocidad y concentración. Paglialunga y Cidoncha me da la sensación que están muy lejos de lo que se espera de ellos, Barkero limitado por su estado físico y Luis García que tuvo un debut muy desafortunado. Lo mejor, el gol de Roger que puso las tablas en un partido donde hubo veintitrés mil asientos vacíos en el arranque de una liga que terminará, como mínimo, a mediados de junio de 2014.
Bienvenidos a la realidad del Real Zaragoza y que nos sea leve.

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Desde el descenso no he tenido oportunidad de asomarme a esta ventana y expresar mis sentimientos sobre la humillación sufrida y el largo ...

Vuelta a empezar

Desde el descenso no he tenido oportunidad de asomarme a esta ventana y expresar mis sentimientos sobre la humillación sufrida y el largo camino que nos queda por recorrer. Se han modificado algunas cosas porque se ha renovado la plantilla, se ha producido el cambio de entrenador y hay un director general y un secretario técnico que han reorganizado la cúpula zaragocista. Donde continúa Agapito, quizás más oculto, pero con la misma capacidad de decisión de siempre.
La tristeza ha dado paso a la frialdad, a asumir la condición real de las cosas y a evitar el sufrimiento. Eso resta ilusión pero permite vivir sin tantas tensiones y decepciones. Por eso regreso al trabajo sin el estímulo de otras temporadas, consciente de que se puede ofrecer lo mejor de uno mismo aunque con cierto vacío en tu interior. Muchas cosas van a tener que pasar para que vuelva a sentir en mi estómago el cosquilleo de la aventura que servía de motivación a todo lo que hacía.
Me da la impresión que no siempre la dedicación, la intensidad y el éxito son recompensados, incluso agradecidos. Y cuando ofreces mucho y apenas recibes nada a cambio, por muy generoso que seas, te vuelves retraído. Eso no significa que descienda un ápice tu capacidad profesional, ya que se trata de una actitud vital; eso sí, la ilusión es un sentimiento que emerge de lo más profundo de ti y no se puede crear artificialmente.
Afrontamos después de cinco años la española balompédica profunda. El olvido de los medios nacionales y el deterioro de la imagen del Real Zaragoza, tremendamente desfigurado en las últimas temporadas. Es la nueva Liga bananera de Tebas, a quien la Federación Española de Fútbol y el Consejo Superior de Deportes le han dado un tirón de orejas. El Deportivo de la Coruña, el Mirandés y el Alcorcón le han dejado con los calzoncillos a la altura de los tobillos, así como los supuestos amaños de media docena de equipos que no han tenido, por el momento, las pruebas necesarias para llevar a juicio a los responsables.
Pero siguen los horarios intempestivos, las reverencias a los dos grandes, la salida de futbolistas españoles fuera de nuestra competición o las cantidades que se barajan para fichar a futbolistas como Bale.
Y en cuanto al Real Zaragoza, sigue faltando lo de siempre: un central, un centrocampista organizador y un goleador de referencia. Lo único que se ha conseguido ha sido adelgazar la nómina dejando libres a jugadores como Apoño, Romaric y hasta media docena de jugadores que no entraban en los planes de Paco Herrera ni en los de García Pitarch, por su inutilidad demostrada y por lo caro de sus fichas. No entiendo que el Real Zaragoza contrate futbolistas que no valen y luego sea incapaz de sacar nada por ellos. Algo falla (yo creo que muchas cosas) en la gestión.
En fin, amigos. Lamento transmitir esta sensación de hastío, desilusión y tristeza. Pero prometo poner todos mis conocimientos, experiencia y trabajo para seguir contando, otra temporada más, lo que ocurra en todos los escenarios de nuestro deporte. El talento no descansa y surge espontáneamente sin importarle el entorno.
Muchas gracias de antemano y mucha suerte, que nos va a hacer falta para conseguir nuestros objetivos.

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No por menos esperado se convierte en menos doloroso. El descenso a Segunda División es una humillación para el zaragocismo y un golpe t...

Justo y merecido descenso

No por menos esperado se convierte en menos doloroso. El descenso a Segunda División es una humillación para el zaragocismo y un golpe tremendo para la moral de un buen puñado de aragoneses, acudan o no a la Romareda, sientan pasión o no por el fútbol. Se trata de una de nuestras señas de identidad y la salida del circuito mediático nacional perjudica a todos los ámbitos de nuestra sociedad. Se notará en el comercio, en el tráfico de visitantes e incluso en la capacidad de gasto y felicidad de quienes sientan algo por estos colores. Eso sí, ahora muchos tontos importantes se desmarcan del fútbol y olvidan su pasado zaragocista, queriendo ocultar que en otros tiempos se daban de bofetadas por estar en el palco de la Romareda.
Resulta que en estos momentos el balompié es un entretenimiento vulgar, propio de gente sin formación y que no tiene sentido en una civilización de culturalmente avanzada. Eso dicen, no aceptando que esas emociones son el motor económico y sentimental de millones de españoles y cientos de miles de aragoneses. No olvidemos que el periódico diario de más venta es deportivo, que las televisiones obtienen sus registros más altos con las transmisiones de los partidos de fútbol o que las emisoras de radio alcanzan sus audiencias más altas con este espectáculo. Que nada concita más público en un recinto cerrado, que las apuestas baten registros históricos y que hasta el goce sexual se dispara, obteniendo índices de natalidad muy importantes cuando se consigue un éxito deportivo.
Ahora, con el descenso de categoría, el abatimiento es mayor. Golpeados por la crisis, con ausencia de los valores tradicionales, el Real Zaragoza podía haberse convertido en un asidero; sin embargo, es otro motivo más para la decepción y el pesimismo. Lo peor es que no hay solución y que el máximo accionista seguirá al mando del club porque es su legítimo propietario y desde los poderes públicos no hay nadie a quien le interese modificar esta situación.
Los políticos no quieren involucrarse en una intermediación que pide a gritos la afición, sentando alrededor de una mesa a Agapito con un grupo empresarial que impulse un cambio y una regeneración. Para mi es la única solución, con la presencia de las entidades financieras, que ya están ejecutando el aval que les reportará cinco millones de euros. Si no me equivoco, el descenso provoca que se pague esta cantidad automáticamente por parte del Gobierno de Aragón, avalista de Agapito Iglesias. Quizás, con algo de comprensión con un nuevo equipo directivo del club, conseguirían limpiar su imagen unos y otros, así como darle una salida de futuro a la entidad sin tener que adquirir compromisos políticos ni económicos. Bueno para el club, bueno para los políticos, bueno para los bancos y cajas.
Pero me temo que al ridículo deportivo, a la fama de club tramposo y mal pagador, se va a incluir en este nefasto repertorio el rechazo y el olvido. Que puede terminar en un descenso a Segunda B, como le ocurriese a clubes como las Palmas, Tenerife, Murcia o Rácing de Santander, por poner ejemplos cercanos e inmediatos. Otro día hablaré de Manolo Jiménez, de su capacidad de embaucar y de su culpabilidad en el descenso. Pero hoy ya no me apetece seguir escribiendo. Esa será otra historia y la contaré bajo un prisma deportivo y no emocional..

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Llevo mucho tiempo sin asomarme a los lectores a través de mi blog. Son tantas las cosas que tengo que hacer, algunas urgentes pero quizá...

Este cuento se acabó

Llevo mucho tiempo sin asomarme a los lectores a través de mi blog. Son tantas las cosas que tengo que hacer, algunas urgentes pero quizás no importantes, que he dejado pasar el tiempo sin reflexionar en voz alta. En estos momentos regreso en el AVE que me lleva de Sevilla a Zaragoza junto a la expedición zaragocista. Caras largas,   mirada perdida y el cambio de vagón de algunos futbolistas que viajaban en el mismo. No se lo reprocho, porque debe ser incómodo estar al lado de los periodistas que contamos, con más o menos acierto, lo que está ocurriendo dentro y fuera de los campos de fútbol. Luego me entero que, además, se cambian constantemente de ubicación porque no tienen asignado un asiento fijo. Supongo que será más barato...
El partido de anoche en el Benito Villamarín estaba perdido de antemano. La derrota frente al Athletic en la Romareda había apuñalado al equipo que se veía y a en Segunda División. Y sobre el terreno de juego, en un festival verdiblanco ante unas gradas llenas, el Real Zaragoza mostró sus carencias y se desnudó ante el mundo. La goleada pudo ser de escándalo después de encajar el 1-0 a los 13 segundos, en el gol más rápido de la temporada en Primera División. Pero con el 2-0 en el minuto 16 se cerró la tumba de un grupo de jugadores muerto sin que su entrenador hiciera nada por cambiar el futuro del partido. Se rindió, como la casi totalidad de sus hombres, que solamente deseaban que terminase el partido.
Ya no hay caretas donde ocultar el rostro, ni carros, ni barcos. Ni "cojones", como se le llenaba la boca al entrenador cuando disparaba contra los medios de comunicación. Si consigues doce puntos en toda la segunda vuelta, si ganas dos partidos de los últimos veinte, no tienes derecho a quejarte de la prensa, de la mala suerte, de los arbitrajes, de las lesiones, de la escasa experiencia de algunos de tus futbolistas o de lo justito de tu "fondo de armario".
La plantilla la ha diseñado el entrenador y si no ha podido fichar lo que deseaba, que lo hubiera dicho o que le hubiera pedido explicaciones al máximo accionista, del que se convirtió al final en una prolongación de sus caprichos.
Ponto se marchará el presidente, que cumple el año de contrato en junio y cuyo paso ha sido breve y sin más alivio para la entidad que un espejismo sobre el supuesto cambio. Ni ha organizado, ni ha dirigido, ni ha tomado decisiones. Molinos ha sido un paraguas muy frágil para Agapito que solamente funcionó hasta diciembre. Luego, en el caos posterior de resultados, propuestas y decisiones, ha sido una marioneta más en manos de Agapito.
¿Y ahora, qué? El sábado va a ser muy duro porque las opciones de permanencia son simbólicas y el Real Zaragoza depende de resultados casi imposibles, incluso el propio triunfo en la Romareda. Supongo que la afición estallará y que se producirán indeseados episodios al final del partido donde grupos de radicales ofrecerán su peor versión en las calles y plazas aledañas al estadio municipal.
No lo sé, estoy muy triste y cansado. Sin ganas de nada, con muy pocas expectativas de cara al futuro. Y con la convicción que, si al final se consuma el descenso, Agapito se aferre a su negocio pensando en seguir viviendo del fútbol. O lo que es peor, lo venda a quien sea de su cuerda y siga manipulando a su voluntad los designios del club.

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Hace más de dos semanas que no he tenido la posibilidad de ponerme delante del teclado para expresar mis sentimientos sobre lo que ocu...

El fútbol español se viene abajo

Hace más de dos semanas que no he tenido la posibilidad de ponerme delante del teclado para expresar mis sentimientos sobre lo que ocurrió en Balaídos, el agónico triunfo ante el Mallorca y el futuro que nos espera a corto plazo. Y lo cierto es que he opinado en la radio,en la televisión y a través de otras publicaciones con profusión y frecuencia, pero siempre obligado por mi trabajo. Ahora, en una tarde festiva y tras la derrota del Barcelona en el Nou Camp (partido que no he visto, como tampoco el del Bernabéu), aprovecho unos minutos de asueto para manifestar mi preocupación por lo que está pasando balompédicamente hablando.
Me molestó mucho, me indignó incluso, que el Real Zaragoza se rindiese en el campo del Celta. Que no ofreciera la necesaria combatividad en un encuentro dramático y que cayese al último puesto de la tabla clasificatoria. Creí que todo había terminado y que nos íbamos a instalar definitivamente en el farolillo rojo abandonados a nuestra suerte. Canté los tres goles del pasado sábado con la energía y la ilusión que hacía tiempo no sentía, especialmente el tercero, en un ambiente zaragocista de lujo, animado en el envoltorio de unas gradas que empaparon a los jugadores blanquillos de un complemento fundamental para mear sangre ante uno de los peores clubes de esta liga.
Y esta noche, mientras cenaba en casa (algo inusual desde hace más de dos años), he sentido lástima por el abismo hacia el que se precipita el fútbol español. Alemania le ha dado una señora lección al Real Madrid, al FC Barcelona y a la Liga de Fútbol Profesional. Ese grupo de presidentes de clubes que deben más de 3.500 millones, que tiene a 22 SAD en proceso concursal y que le ha vendido su alma al diablo. El tan alabado destino de la mayor parte de los derechos televisivos al monstruo mediático de dos cabezas ha empobrecido nuestra competición y ha hecho que pierdan competitividad Madrid y Barça. Se aburren de ganar Ligas y Copas, de poder comprar lo que quieran, de ser los grandes favorecidos en los medios nacionales que basan su programación, transmisiones, páginas y webs en una guerra entre aficiones y simpatizantes.
Pronto se darán cuenta los operadores televisivos que la gente se cansa de consumir siempre lo mismo, los derbys, los partidos de año, las expectativas insatisfechas de ganar la Champions. Y que las aficiones del resto van menguando porque el espectáculo que se ofrece, excepto contadas excepciones, no son nada gratificantes. Que el precio de las entradas disuade a la gente de acudir a los estadios y que éstos se van a quedar como auténticos mausoleos. Edificios sin utilidad y sin vida, sucios, vetustos, donde en el mejor de los casos, se refugian en algunos recintos gente violenta y que se escuda en el fútbol para alimentar su fundamentalismo.
El balompié español se viene abajo. Y con él, también el Real Zaragoza. Desposeído de su señorío, secuestrada su historia, condenada su afición a sentir como éxito las sospechosas permanencias o los épicos finales de temporada, como en Valencia o Getafe. Esto ni me convence ni me gusta, me cansa y me agota. Porque, y esto es lo peor, no parece que vaya a tener fin a corto plazo.

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Un cuerpo sin alma, una sombra que no deja huella en el suelo, los despojos de la historia zaragocista. El equipo ofreció el domingo la pe...

Zombis

Un cuerpo sin alma, una sombra que no deja huella en el suelo, los despojos de la historia zaragocista. El equipo ofreció el domingo la peor imagen de sí mismo y eso que parecía difícil, después del fracaso de 2013. La afición ya ni se molesta, los silbidos son tenues y no se abronca ni al mismísimo Agapito. Todo parece indicar que este año sí, después de plantarle cara a la suerte y esquivar hasta en tres ocasiones el descenso, el final es tan oscuro como insalvable. No solamente le faltan "cojones" al equipo como diría Manolo Jiménez; no tiene ni talento, ni amor propio ni recursos de ningún tipo. Le falta fútbol y no está trabajado táctica y estratégicamente.
El tanto del Barcelona después de un saque de esquina favorable provoca la risa, de igual modo la caída al suelo de Loovens ante el ataque de Tello que terminó en el tercer gol del equipo catalán. Eso sí, maldita la gracia que al Real Zaragoza le pongan la cara colorada en su propia casa. Que parece ya la gran ubre de la que todos maman, porque cualquiera saquea nuestro fortín que otrora fuese prácticamente inexpugnable. ¡Qué vergüenza! Y no pasa nada, catorce jornadas sin ganar, las mismas que el Murcia con Peiró y que el Málaga con Hierro, que terminaron con el descenso de ambos clubes. Solamente ha habido una racha peor, la de Jacinto Quincoces en la campaña 42/43 y que está a un partido de igualarse. Y las culpas, al maestro armero.
Anoche daba la impresión en la rueda de prensa de Jiménez que asumía la responsabilidad junto con el resto del equipo, pero de una manera muy vaga y de puntillas, como para quedar bien y terminar cuanto antes la comparecencia ante los medios. No sé qué final va a tener esta historia pero no tiene buena pinta. Ha sido dar vueltas en círculo, repetirse el mismo drama año tras año. Y no queda aliento para seguir con la angustia y el sufrimiento. ¡Ya vale, ya está bien! ¿Qué pecado hemos cometido para unir la peor crisis de los últimos cincuenta años al peor momento del zaragocismo? Estoy cansado y desanimado. No creo en los milagros y menos, cuando no se merecen.

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Nos acercamos al final y la batalla va a ser muy dura. Otra vez las sensaciones y la buena imagen tras enfrentarnos contra un "grande...

De carros y barcos

Nos acercamos al final y la batalla va a ser muy dura. Otra vez las sensaciones y la buena imagen tras enfrentarnos contra un "grande" dieron paso al fracaso más absoluto. Tres goles encajados, que pudieron ser más, una defensa de verbena especialmente en las jugadas de estrategia y un ataque ridículo y sin pegada. Riazor fue la tumba de un Real Zaragoza vulgar, cobarde y sin dar muestras de acudir a conseguir la victoria. Como mucho, a especular con el marcador e incluso alegrarse con un empate, que no se llegó a conseguir. Sinceramente, no parece que podamos ganarle a nadie y es muy sencillo pintarnos la cara. El colista , con todas sus carencias, ofreció unas sensaciones mucho más firmes que el Real Zaragoza, sin esquema de juego ni capacidad de reacción.
El comienzo de la segunda parte fue patético, un insulto a la afición zaragocista que reclama algo más de amor propio y de entrega a unos colores. No es por echar de menos a los que faltan, gran error en el fútbol, pero creo que las posibilidades de Rochina son mayores que las de Bienvenu, un lujo que se permite el equipo aragonés para hacer bulto en el banquillo. Y que mantener a Romaric en la formación titular es una provocación porque, al margen de su calidad y talento, ni su forma ni su ritmo de competición son aceptables para las urgencias de este equipo.
Luego viene lo del "calentón" de Jiménez, dejando sin hueco a quienes había invitado tres semanas antes al mismo carro. Acusaciones al entorno sin dar nombres y apellidos, aspecto amenazador y airado, con la convocatoria posterior de otra rueda de prensa ya en Zaragoza, el domingo por la mañana. No sé si por el lógico relajo tras el sueño reparador, la imposición de tranquilidad por parte del club o por no mover más las aguas (ya que le gusta hablar de barcos en sus comparecencias), el caso es que bajó la intensidad de sus declaraciones y volvió a pedirle a la afición el apoyo necesario en la Romareda para "convertir el estadio en un fortín". Demasiada expectación sin argumentos concretos y que nos dejó más fríos y despistados que antes.
¿Qué pasará por la cabeza de Agapito? ¿Qué ocurrirá en estos momentos tan delicados? La verdad es que los de abajo nos sonríen y Celta junto con Mallorca siguen en su misma línea, como el propio Granada que, pese a los refuerzos en el mercado de invierno y su insólita victoria ante el Real Madrid, está solamente un punto por delante de nosotros. En fin, que la mala noticia también tiene tintes de división entre el zaragocismo y brotes de tensión poco recomendable; no es positivo que la gente empiece a discutir, que se constituyan bandos, que se repartan culpas entre aficionados, medios de comunicación y colectivos blanquillos.
El máximo culpable de todo esto es Iglesias García y las responsabilidades deportivas se las deben repartir el cuerpo técnico y los jugadores. Trece partidos consecutivos sin ganar, toda una vuelta sin hacerlo en la Romareda y cinco puntos conseguidos este año, son elementos de valoración que dicen muy poco del grupo. Al margen de la mala suerte, de los arbitrajes, de las lesiones o del "daño" que hizo disputar la Copa del Rey. Ni las peñas, ni los abonados, ni los medios de comunicación marcamos los goles. Y la obligación de un periodista es informar y opinar. Y si la crítica es dura, con argumentos. Los barcos y sus remeros y los carros con la gente que cabe o no, son fuegos de artificio para hacer olvidar la dura realidad.

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A estas alturas de la temporada, con los precedentes que hemos tenido anteriormente y con lo traidoras que son las sensaciones, no sé a qu...

Sensaciones encontradas

A estas alturas de la temporada, con los precedentes que hemos tenido anteriormente y con lo traidoras que son las sensaciones, no sé a qué carta quedarme. Por un lado, me gustó la actitud del equipo el sábado frente al Real Madrid y las ocasiones de gol que se crearon. Por otro, ocurrió lo mismo en los partidos ante el Málaga y el Valencia, cayendo en picado después de ofrecer la imagen de una mejoría que terminó siendo una ilusión. Parece que los equipos grandes se les da bien al Real Zaragoza; se estimula, se esfuerza y entrega lo mejor de sí mismo.
Jugar a la contra, presionando muy arriba y con la tensión al máximo, el equipo da mucho de sí. Pero luego vuelve al aburrimiento y a la pérdida de interés, lo que le precipita al vacío. Me sorprendió positivamente Rodri, eficaz como segundo punta y autor de un gran gol, el primero de jugada de 2013. También el regreso de Apoño, con el que el equipo sigue marcando y tiene otro aire a la hora de crear. No me decepcionó Romaric, ya que imaginaba cuál sería su rendimiento: muy escaso porque camina sobre el terreno de juego, sin realizar marcaje alguno y sin ofrecerse en el ataque. Me preocupa Rochina, que podría dejar de jugar por soltarse la lengua el otro día y es un futbolista que puede ser muy interesante para el equipo. Sin duda, mucho más que Bienvenu.
 Queda muy poco tiempo para el final de la Liga y parece que el descenso será cosa de cinco como máximo. Por eso, el partido del sábado en Riazor tiene una importancia máxima porque una derrota supondría alargar la agonía de una racha humillante, mientras que una victoria significaría dejar a siete puntos a los gallegos y alcanzar la barrera psicológica de los 30 puntos. En el campo del Deportivo, contra un Lendoiro que se ha enfrentado al club aragonés desde el affaire "Lafita", con la prensa gallega volcada y la afición reventando Riazor, la tensión será máxima y el partido podría resultar insoportable para los zaragocistas. En fin, amigos. Que sea lo que dios quiera porque estoy cansado y aburrido de sufrir por culpa de la falta de estructura, criterio y organización que tiene este club desde la llegada de Agapito.

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Hace ya varios días que no me acerco a mis lectores a través de este blog. Cuando se tienen tantas cosas que hacer las prioridades profesi...

Impotencia y máxima preocupación

Hace ya varios días que no me acerco a mis lectores a través de este blog. Cuando se tienen tantas cosas que hacer las prioridades profesionales marcan la devoción. Y ya siento tener desatendido este espacio donde expreso libremente mi pensamiento sin representar a nadie más que a mi mismo. Quizás no haya tenido ganas de ponerme delante del teclado y dejarme llevar por el cansancio y agotamiento que supone este fracaso deportivo del Real Zaragoza. Que suma al social y al económico, que encuentra más profundidad en una crisis que no parece vaya a terminar jamás.
No me parecen afortunadas las declaraciones del presidente, del entrenador o de la mayoría de los jugadores; parece que aquí no pasa nada, que el mal juego es una invención de los periodistas y que la racha de marcadores adversos en una anécdota. Que no estar en posiciones de descenso nos libera de la preocupación y que las cosas se resolverán por sí mismas porque ya toca. Veo que Jiménez está nervioso y no encuentra la solución, que comienzan a dudar sus jugadores pese a los mensajes desde el vestuario y que los propios futbolistas se hunden cuando reciben el primer gol. Un equipo vencido, rendido y sin fe. Que acumula una racha tan vergonzosa como humillante y que no parece tener fin.
Sería deseable que el propio Agapito saltara a la palestra para cesar o confirmar al técnico. Si pretende un recambio, no sería honesto a esperar una derrota contra el Real Madrid en la Romareda. Y si confía en él, tendría que enviar un mensaje rotundo a la plantilla y a la afición para que no haya más especulaciones y se abran frentes en el zaragocismo. Pero el máximo accionista disfruta con la división de la masa social, que se comience a echar la culpa a la prensa, que él se quede fuera de una situación de la que es el mayor responsable. Y así podrá continuar a sus anchas, de espaldas a la realidad y sin ningún respeto hacia las diferentes generaciones de zaragocistas que han colaborado en hacer grande, profundo e importante al Real Zaragoza.
No sé qué va a ocurrir aunque espero que sirva para algo, sea lo que sea. Creo en el orden cósmico y que la vida siempre nos devuelve con creces las bondades o las maldades que cometemos. Quizás sea tan sólo una ilusión o la necesidad de creer en algo que supere la tormentosa verdad que sufrimos. Quizás la llegada de la primavera, haber cumplido recientemente 54 años, tener una tremenda sensación de soledad pese a estar rodeado de mucha gente... Van a ser unos días difíciles. Los superaremos con valentía y decisión.

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La llamada varias veces de Manolo Jiménez a los atributos viriles en la rueda de prensa posterior al partido de Getafe indica que apela ...

Todo es susceptible de empeorar

La llamada varias veces de Manolo Jiménez a los atributos viriles en la rueda de prensa posterior al partido de Getafe indica que apela definitivamente a la heroica. El equipo está desesperado y no parece fácil que se vaya a reconducir la situación. El entrenador no puede hacerse con el control y dirige ahora sus acusaciones a los futbolistas, invitando a saltar del barco a quienes no se dejen las entrañas en el terreno de juego. Pero lo más sensato sería apelar a la calma, a interpretar las señales negativas y a buscar soluciones que procedan de la inteligencia, no de los cojones.
El Athletic de Bilbao y el Mallorca parecen reaccionar; también tímidamente el Deportivo. Ojalá no sorprenda el Celta al Sevilla y nos deje en posiciones de descenso, lo que sería una tragedia a doce jornadas para el final después de una tregua de seis meses de competición, donde muchos miles de seguidores esperaban que el club regresara a la calma, a la creación de un proyecto de futuro, incluso a la paulatina salida del máximo accionista... Todo se ha venido abajo y volvemos a estar como siempre, en la zozobra, en la inestabilidad, en el peligro. Y tiene poca pinta de que vaya a resolverse esto por sí solo, sin ayudas que provengan de la incorporación de nuevos jugadores aprovechando la oportunidad que brinda la Comisión Deportiva de la LFP para el fichaje de dos jugadores del mercado nacional para cubrir las ausencias de los lesionados Zuculini y Javi Álamo.
Hace días que comento que no se ajustarán los machos los jugadores y el propio técnico hasta que no se vean en la cola dela tabla. Que la tensión no les ha estimulado lo suficiente y que se conforman con echarle la culpa a los árbitros, al estado del terreno de juego, a los horarios, a la Copa, a las lesiones y a la mala suerte. ¿No será que no jugamos un pimiento? ¿No será que la apuesta por Romaric ha roto un centro del campo donde tampoco Apoño ha funcionado? ¿No será que hacía falta un cambio de sistema después de tantas derrotas en casa?
Pues ya estamos, con la cara pintada y el culo que nos huele a pólvora. Camino de la Segunda División y, en el peor de los casos, de la desaparición. Otra vez con la angustia subiendo hasta la garganta los apelados cojones a los que hace referencia Jiménez. Con el virus de enero de todos los entrenadores de Agapito, devorado por las falsas promesas y el trabajo hecho a sus espaldas.
El lunes, otra final. Con el Granada tocado y nervioso. Será un día para la gloria de no hundirnos en el fango de la desesperación. Y una semana muy larga donde se hablará de muchas cosas; de todo, menos de fútbol.

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Nunca he llegado a pensar que exista una persecución arbitral contra el Real Zaragoza. No somos un club de peso en estos momentos al marge...

No puede ser

Nunca he llegado a pensar que exista una persecución arbitral contra el Real Zaragoza. No somos un club de peso en estos momentos al margen de la gran historia que hace grande el escudo del león rampante. Pero hay quien me dice que estamos pagando ahora todo lo que ha hecho Agapito durante los últimos años. Quiero resistirme, pese a todo, a admitir una actitud de semejante calibre pero a veces caigo en la tentación y me sumerjo en la desesperación más absoluta.
La actuación del colegiado Del Cerro Grande fue un cúmulo de despropósitos que parece imposible se produzcan por el azar. No se trata de fallos provocados por un deficiente ángulo de visión o por una interpretación errónea de las jugadas. Tuvo que expulsar a Víctor tras cometer el penalty sobre Postiga, no debió dar validez al primer gol de Jonas por fuera de juego y se comió el 3-2 por una inexistente falta de Loovens a Diego Alves. Pero además de estas equivocaciones, está claro que midió con diferente rasero a los maños cuando decidió mostrar las tarjetas amarillas y la manera de señalar o no las faltas cometidas por ambos equipos.
Sigo pensando en que se trata de una serie de coincidencias que perjudican al Real Zaragoza porque, si fuera cierto que existiera una predisposición arbitral contra el equipo de Manolo Jiménez, sería una clara agresión a los intereses de una afición que nada tiene que ver con la forma de proceder del máximo accionista blanquillo.
Todo esto se añade al rosario de lesiones que colecciona la plantilla; si el golpe recibido por Roberto en el último entrenamiento y las molestias de Sapunaru fueron dos reveses importantes, que se rompiera Apoño en uno de sus mejores partidos fue una fatalidad.
Me quedo, en cualquier caso, con la reacción del público de la Romareda defendiendo y animando a los jugadores sobre el terreno de juego, a la actitud de los futbolistas en los últimos instantes del partido con un hombre menos y completamente agotados y a la impresión de que el coraje ha regresado a un Real Zaragoza que se resiste a la rendición.

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He esperado algunas horas para ponerme delante del teclado y opinar sobre la situación del Real Zaragoza. Me parece que las últimas derrot...

Caída libre

He esperado algunas horas para ponerme delante del teclado y opinar sobre la situación del Real Zaragoza. Me parece que las últimas derrotas han dejado al equipo en una situación muy vulnerable, exactamente como le gusta al máximo accionista. Ni jugamos un pimiento, ni le marcamos un gol al arco iris y aguantamos solamente tres minutos el ataque del rival. Y eso que Osasuna es un equipo limitado y con una forma de jugar muy predecible.
Creo que, desde ese momento, desde el gol de Sola, los navarros tocaron el balón con tranquilidad, manejando los tiempos y sin apenas sobresaltos. Es posible que jugásemos tres días y que fuéramos incapaces de marcar el tanto del empate. No me gusta que Movilla esté desubicado y juegue por la derecha, por la izquierda, que asuma posiciones de extremo o que corra decenas de kilómetros de manera estéril. Tampoco la elección de los centrales, al margen de la lesión de Loovens o la sanción de Álvaro. ¿Qué pasa con Lanzaro? ¿No podría cubrir mejor la posición en la zaga que Paredes?
La caída libre no se detiene de repente hasta que no te estrellas sobre el pavimento. Hay que reducir la velocidad hasta que evitemos el hostión con soluciones graduales. Pero sin perder el tiempo. No es recomendable la salida del entrenador porque Jiménez conoce bien el club y el equipo que tiene, como también lo que se cuece en las cocinas del Real Zaragoza. Pero tendrá que asumir su responsabilidad y tomar decisiones. Ni el estado del terreno de juego, ni las actuaciones arbitrales, la mala suerte, la Copa, las lesiones o la presión mediática son, por sí mismas, culpables de haber obtenido dos puntos después de siete partidos en unos meses de enero y febrero terribles.
Tengo que hacer grandes esfuerzos por mantener la calma ante los infantiles y obtusos ataques de supuestos zaragocistas que apuntan con sus armas a los periodistas. Una cosa es no estar de acuerdo con tu opinión, lo que es respetable y enriquecedor, sino que insultan y molestan a quienes trabajamos en una profesión tan complicada como esta. Donde algunos se creen entrenadores, comunicadores o gurús, incluso.
Es una pena que algunos utilicen el teclado como solución a sus traumas, como intento de alcanzar una fama fugaz aparentado una violencia que ellos suponen intimidan a las personas a quienes desean emular. Afortunadamente, cuando se pasan en su acoso se les puede bloquear e incluso interponer una denuncia a la policía, que sigue muy de cerca este tipo de actuaciones que pueden desembocar en algunos casos, en delito.
Ayudar al Real Zaragoza no es ponerse la bufanda alrededor del cuello y saltar como un tonto de baba esperando que las cosas se resuelvan solas. No es proteger supuestamente a tu club con una defensa fundamentalista y endogámica, negando los errores y evitando que se superen. La verdad es polifacética, pero los números tienen una interpretación muy clara. Y hay que ganar. Y para ganar, hay que tener un sistema producto de los jugadores que tienes en la plantilla. Que serán mejores o peores, los habrá traido el entrenador o el máximo accionista, pero que hay que utilizarlos con sabiduría y mesura. Con una toma de decisiones producto del salario que percibes.
En fin, que no pretendo convencer a nadie ni estimular encendidos odios y violencia que solamente parten del complejo de inferioridad de quien los proyecta. Seguramente envidiosos por no haber conseguido sus objetivos.
En cualquier caso, mi comprensión para todos ellos aunque tenga que tomar medidas saludables para evitar que tanta tontería me produzca dolor de cabeza.

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Parece que todo se derrumba otra vez en el Real Zaragoza. Cuando aparece el máximo accionista tiemblan los cimientos del club y, curiosame...

La crisis ya está aquí

Parece que todo se derrumba otra vez en el Real Zaragoza. Cuando aparece el máximo accionista tiemblan los cimientos del club y, curiosamente, los malos resultados se ceban de forma inapelable en la Liga. Agapito estuvo oculto hasta la apertura del mercado de invierno y apareció veladamente con negociaciones que terminaron con los nervios de Jiménez y la llegada de un lateral y cuatro futbolistas de carácter ofensivo, sin atender la solicitud de un central y un mediocentro propuesta por el técnico.
La presión por la Copa aturdió al entrenador; por un lado el club le exigía un esfuerzo y, por otro, Jiménez hizo lo posible por demostrar que no tenía plantilla para las dos competiciones. Y en ese toma y daca, los marcadores en la Liga eran cada vez peores. Hasta tal punto que se han batido todos los registros negativos de la historia zaragocista en la Romareda.
Y mientras tanto, seguramente para confundir a los seguidores blanquillos por la caída en picado de enero, la guerra abierta con el Gobierno de Aragón que ha cerrado cualquier tímida vía de negociación para recuperar un diálogo inexistente desde hace tiempo.
Por eso, cuando dice Jiménez que hay gente con las pistolas preparadas, te viene a la mente lo que ha ocurrido con los entrenadores precedentes. El dueño de las acciones del club se cansa y busca el recambio. Y en este caso, debemos recordar los enfrentamientos entre las dos partes por el control deportivo del club antes del comienzo de la temporada, y las diferencias con el presidente sobre los objetivos del Real Zaragoza en el arranque de la temporada.
Desde luego, si alguien mira a los medios de comunicación, se vuelve a equivocar. En conjunto la prensa no  habla de una destitución, sino de la búsqueda de soluciones por el propio entrenador actual que es quien mejor conoce a la plantilla y ha demostrado que es capaz de hacerlo. 
Que nadie empiece ya a matar al mensajero creyéndole culpable de las malas noticias que trae. Los números son tan rotundos como reales y pocas interpretaciones caben ante la crisis que ya se ha instaurado en el Real Zaragoza.

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No era sencillo el desplazamiento a Málaga, donde a punto estuvo la temporada pasada de marcharse Manolo Jiménez. Apenas se ha reforzado e...

Regresan las buenas sensaciones

No era sencillo el desplazamiento a Málaga, donde a punto estuvo la temporada pasada de marcharse Manolo Jiménez. Apenas se ha reforzado el equipo tras la salida de Aranda y las lesiones de Javi Álamo y Zuculini. De hecho, Carmona se quedó en casa y la salida de Rodri y Rochina fue testimonial. Es lógico, aún deben conocer a sus compañeros y asimilar el sistema del técnico andaluz. Una manera de jugar que recordó a la de noviembre y diciembre, con resolución en la zaga, contención en el centro del campo y ocasiones de gol en punta.
Volvió a marcar Postiga y Roberto apenas tuvo un par de intervenciones al margen del penalty transformado por los malagueños y el desvío al larguero de Apoño. El equipo fue a más a medida que pasaban los minutos y si no hubiera sido por la irregular actuación de Álvarez Izquierdo, el resultado podía haber sido otro. Repartió desaciertos a diestro y siniestro, pero la supuesta mano de Paredes en el área y el tanto tras la ejecución de la máxima pena, detuvieron por unos minutos la progresión del equipo blanquillo. De hecho, por primera vez en lo que llevamos de temporada, se formuló una queja en voz alta de manera institucional. Eso sí, con la contundencia relativa de Fernando Molinos, que no hizo moverse los cimientos del estamento arbitral.
La imagen fue positiva, parece que se detiene la inercia de enero y que regresan las buenas sensaciones. Es verdad que el punto sabe a poco por los méritos contraídos en la Rosaleda pero significa sumar y eso es muy bueno para un equipo que necesita de estímulos para seguir luchando por la permanencia. Ahora se trata de volver a ganar, de hacerlo en casa, ante un adversario nada fácil y con la ausencia de José Mari, expulsado en el tiempo añadido, que le dio otro aire al conjunto blanquillo.

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Hemos rebajado hasta tal punto la exigencia del Real Zaragoza que ya nos conformamos con cualquier cosa. La mayoría de los seguidores blan...

Exigencia bajo mínimos

Hemos rebajado hasta tal punto la exigencia del Real Zaragoza que ya nos conformamos con cualquier cosa. La mayoría de los seguidores blanquillos dieron como buena la eliminación del equipo de la Copa del Rey para favorecer las posibilidades de permanencia y cedieron cualquier posibilidad de seguir adelante en esta competición en beneficio de la Liga.
Se acepta la limitación de la calidad de la plantilla como excusa para el pobre fútbol exhibido en la Romareda y se  asume como un resultado positivo el empate del sábado contra el Español, un conjunto que hasta hace poco tiempo se debatía en la zona abisal de la tabla y que todavía está por debajo en la clasificación. Más aún, casi sale bailando la afición por no haber cosechado otra derrota más en el estadio municipal y se frotan las manos por un punto contra el equipo de Javier Aguirre. Y eso que se daba por seguro el triunfo después de haber dicho adiós a la Copa...
Diez puntos en diez partidos en la Romareda, con tres victorias, un empate y seis derrotas. Y aún no han pasado ni el Barcelona, ni el Atlético de Madrid, ni el Real Madrid ni el Valencia por el estadio municipal. Cinco partidos consecutivos sin marcar y una racha de lesionados y sancionados que no parecen ser fruto de la casualidad. Pero ante estas cifras algunos contestan como si el club no estuviera obligado a más y se fuera con una dinámica tan positiva que la crítica o la exigencia molestase.
No se trata simplemente de no jugar un pimiento, sino que no se le gana a nadie desde hace varias semanas, concretamente desde el meritorio y excepcional triunfo en San Mamés. Parece que buscar un diagnóstico, intentar encontrar soluciones y decir la verdad molesta a quienes tienen miedo de ir todavía peor.
Es posible que algunos prefieran estar envueltos en la mediocridad; a mi me disgusta la vulgaridad y lucho por mejorar, incluso en circunstancias adversas. Acomodarse por encima del filo de la tragedia, vivir con un escaso margen sobre el abismo, no me estimula para nada.

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Competir y perder es algo natural y forma parte de una batalla. Decir adiós a la Copa del Rey sin hacer nada más que salir testimonialmente ...

Por la gatera

Competir y perder es algo natural y forma parte de una batalla. Decir adiós a la Copa del Rey sin hacer nada más que salir testimonialmente al terreno de juego, no me parece responsable. El Sevilla tiene una plantilla de más calidad y superior en equilibrio en todas sus líneas, podía habernos ganado de igual manera aunque el partido fuera más intenso. Le fue muy sencillo doblegar a un equipo que solamente puso voluntad los primeros veinticinco minutos, hasta la expulsión de Fernández. La posterior lesión de Álamo y el gol de Negredo en una jugada de estrategia, hicieron el resto. Ya no había nada más que hacer aunque el empate a uno valía para superar la eliminatoria.
Coincido con Manolo Jiménez en que la prioridad absoluta es la Liga, mantenerse a toda costa y seguir el proyecto iniciado esta temporada para retomar el camino de la normalidad. Pero eso hay que decirlo más claro, no utilizar un doble lenguaje para quedar bien ante la afición. Que, por otra parte, hubiera comprendido el mensaje y no se hubiera hecho falsas ilusiones.
Nos hemos ido de la Copa por la gatera. Para este viaje no hacían falta alforjas, como reza el dicho popular.
Hubiera sido más inteligente no haber forzado contra el Granada y contra el Levante, porque así se llegaría en mejores condiciones físicas a este terrible enero que nos deja con todas las vergüenzas al aire.
Alguno de mis seguidores en twitter protesta por lo que entiende una censura al entrenador. Jiménez es un técnico que consiguió salvar al Real Zaragoza del descenso y le dio otro aire, implicándose en una nueva aventura. Pero eso no significa que no cometa errores y que sus decisiones sean criticables u opinables. De todas formas, ese puñado de espasmódicos y beligerantes seguidores, protestan por todo y les parece mal cualquier cosa que digo o escribo. Sin respeto a la libertad de expresión, que yo también tengo, y con insultos que solamente les califican a ellos mismos. Ignorancia, complejo de culpabilidad, falta de cariño, dificultades de comunicación en un entorno social favorable, necesidad de disfrutar de un momento de gloria a costa de una persona conocida... Es posible que a alguno no le haya respondido por falta de tiempo en las redes sociales o no le haya saludado con especial amabilidad cuando intentó hablar conmigo a la entrada de un campo de fútbol; cosas propias de gente inmadura y con problemas de relación. Me da lo mismo, procuro conducirlas de nuevo al redil y explicarles que la vida consiste en afrontar lo que te ocurre conociéndote a ti mismo, perdonando tus errores, queriéndote y favoreciendo un cambio a mejor. En definitiva, ser humilde, accesible a los demás y con los ojos bien abiertos para aprender.
Estoy molesto, decepcionado y triste por la derrota de anoche. Pero las lágrimas por la oscuridad de la noche no pueden nublar el espectáculo de las estrellas. Hay que seguir adelante y hacer todo lo posible para ganar el sábado al Español. Tres puntos tan vitales como imprescindibles para seguir luchando por la permanencia.

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La situación del Real Zaragoza es insostenible. Enero le está pasando factura y el equipo se nos va de las manos. A la falta de talento y ...

Sin calidad ni espíritu de lucha

La situación del Real Zaragoza es insostenible. Enero le está pasando factura y el equipo se nos va de las manos. A la falta de talento y calidad se le une el escaso nivel físico y de lucha que ha demostrado el equipo estos últimos partidos. Da lo mismo que sea en la Romareda o lejos del estadio municipal, la oferta futbolística propuesta es muy pobre y sin segundas o terceras opciones.
No le falta razón a Manolo Jiménez cuando dice que el único objetivo es la permanencia y que su plantilla es corta. Pero no me parece correcto que se eche la culpa veladamente a la participación blanquilla en la Copa del Rey. No creo que los problemas de imagen y resultados sean achacables a esta competición, sino la consecuencia de muchos factores que han llevado al agotamiento a esta plantilla.
Romaric ha sido un fracaso rotundo y Apoño no ha dado la talla durante la primera vuelta. Loovens y Pinter jugan un partido y se lesionan para los tres siguientes. Víctor Rodríguez está pagando la factura de ser el jugador revelación del arranque de la temporada, Movilla está agotado y Edu Oriol ha disminuido su nivel de manera sorprendente. Sólo Álvaro, Abraham, Montañés y Postiga han mantenido el tipo, con altibajos de Roberto y un comienzo prometedor de José Mari que ya ha asumido su papel de reserva.
Así las cosas el equipo está mejor construido que en temporadas anteriores pero le faltan recursos, futbolistas y fondo físico. Las derrotas cansan y agobian y con doce partidos perdidos a estas alturas de la Liga, los blanquillos son los que más encuentros han cedido. Una barbaridad.
Estoy muy preocupado por este cortocircuito en el Real Zaragoza que ha dejado inertes completamente a los escasos elementos que aportaban algo a un equipo que pensábamos podía hacernos olvidar las tardes y las noches de amargo sabor a fracaso de los últimos años.

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Este Real Zaragoza da una de cal y otra de arena. La ilusión de clasificarnos para los cuartos de final de la Copa del Rey dejó paso a la du...

Desaparecidos

Este Real Zaragoza da una de cal y otra de arena. La ilusión de clasificarnos para los cuartos de final de la Copa del Rey dejó paso a la dura realidad de la Liga. Once derrotas en la primera vuelta, seis de ellas en la Romareda. Y una imagen en el Vicente Calderón tan lamentable como inesperada. Entraba dentro de lo previsible, de lo esperado, una derrota en el Manzanares. Pero no de la manera en la que se produjo, sin argumentos futbolísticos y con la estúpida quimera de un empate a cero. Las ausencias de Álvaro y Movilla resquebrajaron el sistema de Jiménez, con demasiados cambios de posición y con un planteamiento equivocado. El técnico dijo que el equipo había estado "muy blandito" y que le había faltado alma. Pero también que le faltaban jugadores y que, con la Copa, la plantilla era muy escasa.
Desaparecidos en combate, sin dar la cara. Esperando que el tiempo pase y dándole todas las facilidades posibles a un Atlético de Madrid que ganó con suma facilidad el partido. Sin ver ninguna capacidad de reacción tras el primer gol, tras el segundo, o en toda una segunda parte donde solamente nos sacó del letargo la ridícula jugada de Loovens con su cabezazo ante la salida de Roberto que a punto estuvo de costarnos un gol de verbena.
Y para el domingo en Valladolid, cuatro bajas por sanción. Sin defensas de garantía, después de un exigente partido de Copa el miércoles. Un arranque de la segunda vuelta complicado con los de abajo que despiertan amenazando el colchón de puntos que aún nos queda para eludir la zona de descenso.
Ojalá un buen resultado contra el Sevilla estimule a los blanquillos para no seguir coleccionando derrotas que nos dejen debilitados, cansados y aburridos. Y que se aplique el cuento Agapito y "afloje la mosca" para fichar porque no tenemos ni fondo de armario, ni fondo, ni armario.

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Fue una mala señal que Jiménez prescindiera de Aranda antes del partido frente al Betis, desviando la atención mediática con respecto al p...

El peor comienzo posible

Fue una mala señal que Jiménez prescindiera de Aranda antes del partido frente al Betis, desviando la atención mediática con respecto al partido del viernes y mostrando las diferencias entre el futbolista y el técnico. Sin recambios reales en el banquillo, el Real Zaragoza se mostraba débil ante una más que posible necesidad de reacción frente al equipo verdiblanco.
Luego, sobre el terreno de juego, se vio lo de siempre en la Romareda; escasa capacidad de creación, problemas con el balón en los pies, falta de ataque y errores que cuestan partidos. Mismo guión, idéntico resultado. El equipo aragonés no sabe ganar en casa ni por la heroica, sumando ya la sexta derrota en su propio estadio.
Daba la impresión que el técnico deseaba enviarle un mensaje al máximo accionista para que hiciera un esfuerzo y fichase un delantero. Y un centrocampista, para que se consiga mover con criterio el esférico. Y un defensa, para cerrar la sangría goleadora de los rivales en el coliseo zaragocista. Si es así, no creo que se trate de la mejor manera para conseguir sus objetivos, aunque antes ya ha hecho cosas parecidas.
La afición comienza a cansarse, a no apetecerle acudir a la Romareda, a tener la sensación de que en cualquier momento pueden regresar los fantasmas del pasado. Se trató, sin duda, del peor comienzo posible del año a expensas de lo que hagan los equipos de nuestro entorno y los peor colocados. Porque la segunda vuelta será más complicada y el próximo encuentro no tiene pinta de que vaya a ser provechoso dado el rival y sus números en el Vicente Calderón.
Caso aparte merece el arbitraje de Teixeira Vitienes y, sobre todo, su actuación una vez finalizado el partido. Es de ley que el Real Zaragoza proteste enérgicamente y muestre todos sus argumentos y testimonios para poner en evidencia a ese colegiado. Pero de verdad, demostrando que no es permisible un comportamiento de semejante naturaleza.

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