No escribo en el blog desde la derrota en Jaén porque el triunfo ante el Girona me pareció patético. La situación se fue caldeando durante...

Buscamos sensaciones positivas

No escribo en el blog desde la derrota en Jaén porque el triunfo ante el Girona me pareció patético. La situación se fue caldeando durante la semana por asuntos que nada tenían que ver con lo deportivo, mucho más feos incluso que el propio juego desarrollado por los futbolistas sobre el campo. El desplazamiento a Las Palmas podía marcar las tendencias para bien o para mal, dado el ambiente de crispación que se palpaba en el zaragocismo. Todo el mundo estaba nervioso, desde García Pitarch hasta Paco Herrera, pasando por la mayoría de los jugadores que se encontraban instalados en la angustia y la parálisis que provoca el vértigo.
El partido del Nuevo estadio de Gran Canaria no fue brillante, ni tan siquiera correcto. Se volvió a entregar el balón al contrario, Leo Franco fue uno de los jugadores destacados y el equipo insular dio una mejor impresión que el Real Zaragoza sobre el terreno de juego. Pero se mantuvo la tensión defensiva y por segunda jornada consecutiva no se encajaron goles. Javi Álamo promete, Tarsi es una realidad, Diego Rico sigue su progresión y Roger marcó un tanto muy valioso.
Son dos victorias consecutivas, sin brillantez pero muy importantes, que vuelven a poner cerca al equipo de los puestos de promoción. Tal y como están las cosas, con la mediocridad de esta Segunda División, es importante no perder comba y seguir allí, al margen del juego que se ofrezca y el clima de pobreza que rodee al equipo.
En cualquier caso buscamos sensaciones positivas, las victorias favorecen que la crispación disminuya y que se suavice la dureza de la situación, la peor de los últimos sesenta años. El rescoldo del zaragocismo está allí aunque la gente no acuda a la Romareda y parezca que se desentiende del día a día. Los tres próximos partidos pueden marcar significativamente el porvenir del equipo porque Córdoba, Sabadell y Murcia son asequibles. Consiste en matizar la felicidad que vivían los futbolistas nada más terminar el partido junto a su entrenador, salido de la UVI de manera providencial, para obtener una mayor consideración personal y creerse de verdad que son competitivos para luchar por el ascenso.

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