La afición del Real Zaragoza volvió a sufrir el domingo otra jornada de dramatismo hasta el final. De nuevo se hizo demasiado largo el parti...

Agonía sin límites

La afición del Real Zaragoza volvió a sufrir el domingo otra jornada de dramatismo hasta el final. De nuevo se hizo demasiado largo el partido y en especial los últimos minutos, donde parecía que en cualquier momento el Oviedo iba a empatar. Un gol afortunado en la primera parte le dio ventaja al equipo aragonés que salió completamente atemorizado al terreno de juego. Dos errores defensivos favorecieron que Koné le pusiera un toque de histeria al partido que hacía presagiar lo peor para un equipo que se mostraba plano y superado por las circunstancias.
Pero lo más desagradable llegó, como siempre, en la segunda parte. Todos atrás, a defender en tu propio estadio una ventaja mínima mientras David Generelo iba sacando delanteros para empujar al Real Zaragoza dentro de su portería. Y allí estaban todos, colgados por los dientes del larguero mientras Manu Herrera se crecía y jugaba uno de sus mejores partidos. Hubo fortuna y el empate no llegó, incluso en el intercambio de golpes el equipo aragonés pudo haber marcado el segundo tanto porque, ocasiones, hubo también para los blanquillos.
La pitada a Carreras con la salida de Rubén fue memorable, volviéndose la afición al palco para protestar la actitud del entrenador. El defensa no tenía ninguna culpa, incluso cumplió sobradamente, pero fue la manera de proceder del técnico renunciando a jugar al fútbol, lo que molestó a la grada. Está claro que no existe una corriente de simpatía entre gran parte de la afición y el técnico catalán, que no ha sabido granjearse la confianza con el zaragocismo.
Pero siendo realistas ahora lo único importante es ganar, llegar a los play off y superarlos, consiguiendo el ascenso. A falta de un partido para clasificarnos hay que dejar a un lado las discrepancias y unir voluntades. Las de todos. Y más tarde, con el objetivo alcanzado, que el club decida quién será el entrenador del Real Zaragoza en Primera División.
Ahora queda lo más difícil; por eso mismo consiste en crear un ambiente favorable y que se ascienda de una vez para mirar el futuro con claridad y optimismo.

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Se tenía que ganar en la Romareda y se perdió ante el Nástic. Otra vez una decisión arbitral fue responsable de sufrir un penalti que no era...

Semana de emociones enfrentadas

Se tenía que ganar en la Romareda y se perdió ante el Nástic. Otra vez una decisión arbitral fue responsable de sufrir un penalti que no era, de encajar un gol a siete minutos del final y de no poder empatar por el numerito que montó el portero del Nástic. Luego viene el Comité y esta vez -las pruebas eran irrefutables- le quita la tarjeta a Guitián. Pero, ¿qué pasa con los tres puntos en juego? Aunque es verdad que el partido parecía que iba a terminar con empate, el Real Zaragoza hubiera sumado uno y el Nástic otro, no tres como resultó finalmente.
Ahora queda luchar con inteligencia y calma en el partido contra la SD Huesca. Un choque lleno de intensidad, emoción y expectación donde el equipo de Anquela pugnará por el triunfo, como no podría ser de otra manera. Se trata de un partido de máxima rivalidad y resulta evidente que en el Alcoraz se produzca un ambiente favorable a los locales, que también necesitan sumar para conseguir la tranquilidad de la permanencia.
Pero habrá que actuar sin recelos, asumiendo los errores arbitrales si se producen y teniendo en cuenta que la salida del Huesca será en tromba apoyados por su público y con deseos de marcar pronto. Por eso tendrán que hacer un acopio de paciencia y, al mismo tiempo, demostrar que quien más necesidad tiene de vencer es el Real Zaragoza.
Es una buena noticia que haya sido llamado Jaime para completar la convocatoria, porque es necesario un futbolista desequilibrante y con recursos ofensivos sobradamente demostrados. Aunque se corra el riesgo de una lesión muscular, que sería probable por la inactividad después de su grave lesión.
Y después, sin tiempo para recuperarnos, otra vez a la Romareda para recibir al Real Oviedo, un rival directo. Vamos, que se trata de una semana de emociones enfrentadas que nos pueden llevar al éxito, a la esperanza o a la frustración más absoluta.
Intentemos tranquilizarnos, afrontar con ilusión y convicción lo que se nos viene encima y sobre todo, ganar. Que en el fútbol, es lo único importante.

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Otro partido más sin ganar en Soria. Dos puntos que vuelan y que complican el ascenso directo del Real Zaragoza. Es difícil explicar cómo se...

Tampoco este año

Otro partido más sin ganar en Soria. Dos puntos que vuelan y que complican el ascenso directo del Real Zaragoza. Es difícil explicar cómo se puede perder un encuentro cuando te has puesto 0-2 mediada la primera parte con dos goles prácticamente consecutivos. Pero ocurrieron tres cosas que, para mí, fueron determinantes: la actuación arbitral de López Amaya, la falta de intensidad en el arranque de la segunda parte y no acertar en el remate.
En cuanto al colegiado, la expulsión de Albert Dorca resulta inconcebible. No fue falta la jugada con la que fue sancionado con tarjeta amarilla y el balón le dio involuntariamente en la mano. Es falta pero nunca cartulina de amonestación. Pero, además, como dijo Ángel, lo peor no fueron sus decisiones sino su actitud con los jugadores blanquillos.
Con respecto al bajón del comienzo de la segunda mitad, está claro que es un clásico en este Real Zaragoza. Todo el mundo atrás, dejando el centro del campo al adversario y permitiendo todo tipo de centros desde las bandas. Tarde o temprano el gol tenía que llegar y el empate subió inevitablemente al marcador.
Además, con el empate en contra, el equipo tuvo tres claras ocasiones de conseguir el tercer tanto. Pero se fallaron delante del marco numantino y ese tipo de errores se pagan, y más en estos partidos clave para el objetivo del ascenso. Es decir que, tampoco este año el Real Zaragoza ha conseguido la victoria en Los Pajaritos.
Mención aparte merece la afición zaragocista que fue mayoría en las gradas de Los Pajaritos. Los cánticos, la presión contra el colegiado, el ánimo a los futbolistas, tuvo el protagonismo de quienes se desplazaron a Soria. Con una afición así, es imposible no conseguir las metas propuestas.
También agradezco muy sinceramente las muestras de cariño de centenares de oyentes que se acercaron a la unidad móvil de Aragón Radio y se fotografiaron con nosotros frente al estadio. Fue una sensación muy agradable que alivia, en gran medida, la decepción por el empate en la capital castellana.

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Ni fue el mejor partido, ni se esperaba que lo fuera. Había que ganarlo y a ser posible sin demasiados sobresaltos. Es verdad que el último ...

Tres puntos a la saca

Ni fue el mejor partido, ni se esperaba que lo fuera. Había que ganarlo y a ser posible sin demasiados sobresaltos. Es verdad que el último cuarto de hora fue tranquilo gracias al segundo tanto del Real Zaragoza, pero el arranque de la segunda parte fue complicado y daba la impresión que el equipo se venía abajo. Por lo menos, que entregaba las llaves del partido a los filiales del Athletic y que se iba a limitar a dejar pasar el tiempo. Me daba la impresión que se jugaba con seis en defensa, como en algunos partidos con Ranko Popovic, integrado Erik Morán entre los dos centrales. Menos mal que Diamanka ofreció su tercera perla de las tres últimas semanas y consiguió el 2-0 con el que firmaba el triunfo el equipo aragonés.

Los años me han enseñado a ser prudente, comprensivo, dialogante y abierto a todas las opiniones aunque no las comparta. Pero la mayoría de las veces no veo el mismo partido que Lluis Carreras; admito que sabe mucho más que yo de fútbol porque fue jugador de Primera División y tiene los títulos de entrenador nacional y director deportivo, pero el fútbol es también estética y sensaciones. El partido me pareció muy poco brillante, sin liderazgo sobre el terreno de juego, con demasiados errores defensivos, sin capacidad creativa en el centro del campo y con demasiadas dudas en algunos futbolistas. Se ganó y punto, eso es incontestable, pero la Romareda llegó a impacientarse especialmente en el comienzo de la segunda parte.
Aunque el Bilbao Athletic tiene jugadores de calidad, con descaro y tocan bien el balón, no tiene cuajo para enfrentarse en una liga tan dura al resto de sus adversarios. Y eso lo dice claramente la clasificación: colistas y virtualmente descendidos con treinta y un puntos menos que el Real Zaragoza, los menos goleadores y los segundos más goleados. La regularidad de una liga es inapelable.
Estoy satisfecho por los puntos, ilusionado con el ascenso pero tengo muchas dudas sobre si el equipo aguantará físicamente estas últimas cinco finales y especialmente los partidos contra el Oviedo y el Nástic en la Romareda. Y tengo derecho a ello aunque se enfade el entrenador del Real Zaragoza porque no crea en su evangelio ni en cómo lo predica, valorando sus conocimientos y esperando el ascenso de categoría.
O sea que, tres puntos a la saca y a sumar otros tres en Los Pajaritos con más de dos mil seguidores blanquillos en las amables gradas sorianas.

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Siento ser poco positivo al comentar las sensaciones que me ha producido el partido en el Toralín. Escribo estas reflexiones en el coche, de...

Decepción

Siento ser poco positivo al comentar las sensaciones que me ha producido el partido en el Toralín. Escribo estas reflexiones en el coche, de camino a Sahagún donde pasaremos la noche antes de volver a emprender el camino de vuelta a Zaragoza. Me ha decepcionado la actitud del equipo en un partido que se debía de haber ganado y que solamente ha significado un punto, totalmente insuficiente a estas alturas de la lucha por el ascenso. Falta de intensidad, de convicción, de implicación en un encuentro que jamás mereció ganar el equipo de Lluis Carreras. Ante un adversario desesperado y muy inferior, que en la segunda parte doblegó a los blanquillos por mera supervivencia.
El ténico ni planteó el partido para ganar ni mejoró con los cambios. Situar a Sergio Gil tirado a la banda y mantener durante tanto tiempo a Pedro sobre el terreno de juego fue un error. Carcelén hizo un partido muy flojo y Rico falló en el tanto de la Ponferradina con una defensa débil y un centro del campo timorato y sin criterio.
Acudir al Toralín de esta guisa dice muy poco de un equipo al que le debemos exigir mucho más porque se juega la vida con el ascenso a Primera y digo yo que será mucho mejor conseguirlo en la liga regular que en la lotería de la promoción.
Siento no ser condescendiente ni proclive a una crítica menos dura pero no creo que este sea el camino para cimentar el regreso a la élite. Al margen de una actuación arbitral irregular y contraria a los intereses del Real Zaragoza, con un posible penalti a Dongou y el gol fantasma de Jorge Ortí en el lanzamiento de una falta al fin al del partido. Excusas de mal pagador...
Ahora toca trabajar, preparar el partido ante el filial del Athletic y ganar. Que es una obligación con mayúsculas al margen de los requiebros de un entrenador al que habrá que recordarle su responsabilidad en el vestuario, en el banquillo y ante los medios de comunicación en la sala de prensa. Que a quien responde no es solamente a nosotros, sino a la afición soberana del Real Zaragoza.

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