Un cuerpo sin alma, una sombra que no deja huella en el suelo, los despojos de la historia zaragocista. El equipo ofreció el domingo la pe...

Zombis

Un cuerpo sin alma, una sombra que no deja huella en el suelo, los despojos de la historia zaragocista. El equipo ofreció el domingo la peor imagen de sí mismo y eso que parecía difícil, después del fracaso de 2013. La afición ya ni se molesta, los silbidos son tenues y no se abronca ni al mismísimo Agapito. Todo parece indicar que este año sí, después de plantarle cara a la suerte y esquivar hasta en tres ocasiones el descenso, el final es tan oscuro como insalvable. No solamente le faltan "cojones" al equipo como diría Manolo Jiménez; no tiene ni talento, ni amor propio ni recursos de ningún tipo. Le falta fútbol y no está trabajado táctica y estratégicamente.
El tanto del Barcelona después de un saque de esquina favorable provoca la risa, de igual modo la caída al suelo de Loovens ante el ataque de Tello que terminó en el tercer gol del equipo catalán. Eso sí, maldita la gracia que al Real Zaragoza le pongan la cara colorada en su propia casa. Que parece ya la gran ubre de la que todos maman, porque cualquiera saquea nuestro fortín que otrora fuese prácticamente inexpugnable. ¡Qué vergüenza! Y no pasa nada, catorce jornadas sin ganar, las mismas que el Murcia con Peiró y que el Málaga con Hierro, que terminaron con el descenso de ambos clubes. Solamente ha habido una racha peor, la de Jacinto Quincoces en la campaña 42/43 y que está a un partido de igualarse. Y las culpas, al maestro armero.
Anoche daba la impresión en la rueda de prensa de Jiménez que asumía la responsabilidad junto con el resto del equipo, pero de una manera muy vaga y de puntillas, como para quedar bien y terminar cuanto antes la comparecencia ante los medios. No sé qué final va a tener esta historia pero no tiene buena pinta. Ha sido dar vueltas en círculo, repetirse el mismo drama año tras año. Y no queda aliento para seguir con la angustia y el sufrimiento. ¡Ya vale, ya está bien! ¿Qué pecado hemos cometido para unir la peor crisis de los últimos cincuenta años al peor momento del zaragocismo? Estoy cansado y desanimado. No creo en los milagros y menos, cuando no se merecen.

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Nos acercamos al final y la batalla va a ser muy dura. Otra vez las sensaciones y la buena imagen tras enfrentarnos contra un "grande...

De carros y barcos

Nos acercamos al final y la batalla va a ser muy dura. Otra vez las sensaciones y la buena imagen tras enfrentarnos contra un "grande" dieron paso al fracaso más absoluto. Tres goles encajados, que pudieron ser más, una defensa de verbena especialmente en las jugadas de estrategia y un ataque ridículo y sin pegada. Riazor fue la tumba de un Real Zaragoza vulgar, cobarde y sin dar muestras de acudir a conseguir la victoria. Como mucho, a especular con el marcador e incluso alegrarse con un empate, que no se llegó a conseguir. Sinceramente, no parece que podamos ganarle a nadie y es muy sencillo pintarnos la cara. El colista , con todas sus carencias, ofreció unas sensaciones mucho más firmes que el Real Zaragoza, sin esquema de juego ni capacidad de reacción.
El comienzo de la segunda parte fue patético, un insulto a la afición zaragocista que reclama algo más de amor propio y de entrega a unos colores. No es por echar de menos a los que faltan, gran error en el fútbol, pero creo que las posibilidades de Rochina son mayores que las de Bienvenu, un lujo que se permite el equipo aragonés para hacer bulto en el banquillo. Y que mantener a Romaric en la formación titular es una provocación porque, al margen de su calidad y talento, ni su forma ni su ritmo de competición son aceptables para las urgencias de este equipo.
Luego viene lo del "calentón" de Jiménez, dejando sin hueco a quienes había invitado tres semanas antes al mismo carro. Acusaciones al entorno sin dar nombres y apellidos, aspecto amenazador y airado, con la convocatoria posterior de otra rueda de prensa ya en Zaragoza, el domingo por la mañana. No sé si por el lógico relajo tras el sueño reparador, la imposición de tranquilidad por parte del club o por no mover más las aguas (ya que le gusta hablar de barcos en sus comparecencias), el caso es que bajó la intensidad de sus declaraciones y volvió a pedirle a la afición el apoyo necesario en la Romareda para "convertir el estadio en un fortín". Demasiada expectación sin argumentos concretos y que nos dejó más fríos y despistados que antes.
¿Qué pasará por la cabeza de Agapito? ¿Qué ocurrirá en estos momentos tan delicados? La verdad es que los de abajo nos sonríen y Celta junto con Mallorca siguen en su misma línea, como el propio Granada que, pese a los refuerzos en el mercado de invierno y su insólita victoria ante el Real Madrid, está solamente un punto por delante de nosotros. En fin, que la mala noticia también tiene tintes de división entre el zaragocismo y brotes de tensión poco recomendable; no es positivo que la gente empiece a discutir, que se constituyan bandos, que se repartan culpas entre aficionados, medios de comunicación y colectivos blanquillos.
El máximo culpable de todo esto es Iglesias García y las responsabilidades deportivas se las deben repartir el cuerpo técnico y los jugadores. Trece partidos consecutivos sin ganar, toda una vuelta sin hacerlo en la Romareda y cinco puntos conseguidos este año, son elementos de valoración que dicen muy poco del grupo. Al margen de la mala suerte, de los arbitrajes, de las lesiones o del "daño" que hizo disputar la Copa del Rey. Ni las peñas, ni los abonados, ni los medios de comunicación marcamos los goles. Y la obligación de un periodista es informar y opinar. Y si la crítica es dura, con argumentos. Los barcos y sus remeros y los carros con la gente que cabe o no, son fuegos de artificio para hacer olvidar la dura realidad.

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A estas alturas de la temporada, con los precedentes que hemos tenido anteriormente y con lo traidoras que son las sensaciones, no sé a qu...

Sensaciones encontradas

A estas alturas de la temporada, con los precedentes que hemos tenido anteriormente y con lo traidoras que son las sensaciones, no sé a qué carta quedarme. Por un lado, me gustó la actitud del equipo el sábado frente al Real Madrid y las ocasiones de gol que se crearon. Por otro, ocurrió lo mismo en los partidos ante el Málaga y el Valencia, cayendo en picado después de ofrecer la imagen de una mejoría que terminó siendo una ilusión. Parece que los equipos grandes se les da bien al Real Zaragoza; se estimula, se esfuerza y entrega lo mejor de sí mismo.
Jugar a la contra, presionando muy arriba y con la tensión al máximo, el equipo da mucho de sí. Pero luego vuelve al aburrimiento y a la pérdida de interés, lo que le precipita al vacío. Me sorprendió positivamente Rodri, eficaz como segundo punta y autor de un gran gol, el primero de jugada de 2013. También el regreso de Apoño, con el que el equipo sigue marcando y tiene otro aire a la hora de crear. No me decepcionó Romaric, ya que imaginaba cuál sería su rendimiento: muy escaso porque camina sobre el terreno de juego, sin realizar marcaje alguno y sin ofrecerse en el ataque. Me preocupa Rochina, que podría dejar de jugar por soltarse la lengua el otro día y es un futbolista que puede ser muy interesante para el equipo. Sin duda, mucho más que Bienvenu.
 Queda muy poco tiempo para el final de la Liga y parece que el descenso será cosa de cinco como máximo. Por eso, el partido del sábado en Riazor tiene una importancia máxima porque una derrota supondría alargar la agonía de una racha humillante, mientras que una victoria significaría dejar a siete puntos a los gallegos y alcanzar la barrera psicológica de los 30 puntos. En el campo del Deportivo, contra un Lendoiro que se ha enfrentado al club aragonés desde el affaire "Lafita", con la prensa gallega volcada y la afición reventando Riazor, la tensión será máxima y el partido podría resultar insoportable para los zaragocistas. En fin, amigos. Que sea lo que dios quiera porque estoy cansado y aburrido de sufrir por culpa de la falta de estructura, criterio y organización que tiene este club desde la llegada de Agapito.

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