Este Real Zaragoza da una de cal y otra de arena. La ilusión de clasificarnos para los cuartos de final de la Copa del Rey dejó paso a la du...

Desaparecidos

Este Real Zaragoza da una de cal y otra de arena. La ilusión de clasificarnos para los cuartos de final de la Copa del Rey dejó paso a la dura realidad de la Liga. Once derrotas en la primera vuelta, seis de ellas en la Romareda. Y una imagen en el Vicente Calderón tan lamentable como inesperada. Entraba dentro de lo previsible, de lo esperado, una derrota en el Manzanares. Pero no de la manera en la que se produjo, sin argumentos futbolísticos y con la estúpida quimera de un empate a cero. Las ausencias de Álvaro y Movilla resquebrajaron el sistema de Jiménez, con demasiados cambios de posición y con un planteamiento equivocado. El técnico dijo que el equipo había estado "muy blandito" y que le había faltado alma. Pero también que le faltaban jugadores y que, con la Copa, la plantilla era muy escasa.
Desaparecidos en combate, sin dar la cara. Esperando que el tiempo pase y dándole todas las facilidades posibles a un Atlético de Madrid que ganó con suma facilidad el partido. Sin ver ninguna capacidad de reacción tras el primer gol, tras el segundo, o en toda una segunda parte donde solamente nos sacó del letargo la ridícula jugada de Loovens con su cabezazo ante la salida de Roberto que a punto estuvo de costarnos un gol de verbena.
Y para el domingo en Valladolid, cuatro bajas por sanción. Sin defensas de garantía, después de un exigente partido de Copa el miércoles. Un arranque de la segunda vuelta complicado con los de abajo que despiertan amenazando el colchón de puntos que aún nos queda para eludir la zona de descenso.
Ojalá un buen resultado contra el Sevilla estimule a los blanquillos para no seguir coleccionando derrotas que nos dejen debilitados, cansados y aburridos. Y que se aplique el cuento Agapito y "afloje la mosca" para fichar porque no tenemos ni fondo de armario, ni fondo, ni armario.

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