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Abismo

El Real Zaragoza sigue sin ganarle al FC Barcelona en su campo. Otra temporada más, desde los históricos tiempos de los "Magníficos". Pero en esta ocasión la derrota no se produjo en el formidable coliseo azulgrana, fue en el Mini Estadi, con menos de cuatro mil espectadores, ante unos futbolistas que la temporada pasada eran juveniles. ¿Es soportable tamaña humillación? Ya es sonrojante que un equipo de un pasado tan honorable se vea en la obligación de jugar contra un filial, pero la vergüenza de perder rebasa la dignidad de una afición tan castigada en los últimos años.
Falta calidad, orgullo y trabajo. El sistema no funciona porque los jugadores no tienen el talento necesario para jugar al fútbol. Y los que saben, están lejos de su mejor forma o en situación de ex futbolistas. Falta cerebro, competitividad y pegada. La defensa es frágil, no existe el centro del campo y el ataque es un cachondeo.
¿Se pueden hacer peor las cosas? Ahora mismo, el Real Zaragoza está asomado al balcón de la Segunda División B, un puesto por encima del descenso y a siete puntos del líder. Después de tres partidos ante rivales que no son los más potentes de la competición.
Habrá que resolver, como sea, y de la forma más urgente posible, una situación tan previsible como injustificable. El principal culpable es el máximo accionista, pero también habrá que exigirle responsabilidades al brazo ejecutor de Agapito fichado a golpe de talonario, al entrenador y a los jugadores. A quienes son los actores de una farsa intolerable que raya el insulto a la afición, a la Ciudad y a la Comunidad. Que cada palo aguante su vela. Y el que no se vea con fuerzas para el compromiso, que se vaya y nos deje en paz.

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