Que termine un espacio de tiempo determinado marcado por el fracaso, la desilusión, la tristeza, el dolor, la injusticia o la enfermedad, ...

Final de un año terrible


Que termine un espacio de tiempo determinado marcado por el fracaso, la desilusión, la tristeza, el dolor, la injusticia o la enfermedad, no significa que concluya la agonía. Simplemente pasamos una página de nuestra vida sin que tengamos la certeza de que las cosas van a ir a mejor. Al lado de la tragedia que el zaragocismo sufre desde hace casi una década, de la imposibilidad de ofrecer un proyecto que favorezca el ascenso pase a cambiar radicalmente su gestión y reducir la deuda del club, mi vida se ha visto también afectada gravemente. Ha sido una etapa vacía y llena de complicaciones en el plano profesional que me ha hecho plantearme incluso mi continuidad en el oficio de la comunicación, y dañada muy gravemente en la salud que a punto estuvo de concluir con mi vida. Ambos sucesos, el primero prolongado en el tiempo y el segundo de manera inesperada, han estado muy relacionados pero me han permitido dar un giro a mis prioridades y sentimientos. Algo así como ir perdiendo 2-0 a cinco minutos del final con un futbolista menos, el público en tu contra y el árbitro desafortunado para tus intereses, y marcar en un contragolpe imprevisto el tanto que te hace volver a sumergirte en el partido. No has empatado todavía, es muy difícil, queda poco tiempo pero hay algo dentro de ti que te proporciona la fuerza necesaria para entregarte hasta el final.
Ni quiero exponer nada más en este proceso vital que solamente conocen mis más allegados, pero sí querría escribir sobre este último año del Real Zaragoza. Lo que dejó atrás Narciso Juliá dejó destrozado el club porque se equivocó a la hora de concebir un proyecto real, de construir un equipo y de los dos entrenadores que fichó: Luis Milla llegó sin experiencia en los banquillos porque ser el seleccionador de las categorías inferiores de la selección española no es lo mismo que convivir en un vestuario y tomar decisiones en una ciudad que apenas conocía pese a sus raíces aragonesas. Y Raúl Agné era un entrenador pequeño, sin capacidad para liderar un equipo que se terminó de desmoronar porque estaba rendido moral y físicamente.
Se planteó, después de la salvación conseguida por César Lainez, un proyecto de gente joven, de otras ligas, que formasen un grupo con posibilidades de luchar por llegar al final de la liga con opciones del sexto puesto, pero sin la urgencia de conseguir el ascenso. Con solamente cinco jugadores de la plantilla anterior y dos futbolistas de Segunda B con muchísima proyección como Febas y Borja Iglesias. Con un entrenador metódico, de corte defensivo y un contrato amplio. Después de una pretemporada irregular se ofrecieron interesantes sensaciones aunque los resultados no eran favorables. Incluso se disputaron tres eliminatorias de Copa haciendo que se disparase la euforia en una afición que aportó su presencia en las gradas y su ánimo permanente. Es posible que esta competición, vergonzosamente apartada después de grandes conquistas pretéritas, aportase euforia pero quizás perjudicase la organización del equipo que bajó físicamente y se perdió en la nada más absoluta.
El partido del Alcoraz, con ocho días para prepararlo, marcó el bajón de los blanquillos porque su planteamiento y su desarrollo sobre el terreno de juego fue un auténtico fracaso. El Real Zaragoza se manifestó muy inferior a la SD Huesca y ofreció su cara más vulgar y empequeñecida. Fue una bofetada de realidad incapaz de ser asimilada por el técnico y sus jugadores que cayeron al borde de la zona de descenso. Desde entonces el equipo oscense no ha dejado de crecer mientras que el zaragozano ha pedido el rumbo y su proyecto es ahora la defensa angustiosa por la permanencia.
Así las cosas y después de recibir tres goles en Valladolid, el equipo está señalado por su fragilidad, baja autoestima, falta de gol, vulnerabilidad y carencia de juego creativo.
El consejo de administración confirma su apoyo al director deportivo y al entrenador, indicando que no se realizarán fichajes en el mercado de invierno. Veremos si caer en la zona de descenso, si esta situación se produce tras los dos próximos encuentros, el último de la primera vuelta y el inicial de la segunda, no hace cambiar de idea a los dirigentes de la entidad y se vuelve a dar un volantazo para encontrarse en la misma situación de los últimos años.
Todo es susceptible de empeorar y jamás podemos decir "qué más nos puede ocurrir" porque la experiencia nos indica que aún nos podemos hundir más abajo en las cloacas. Consiste en pensar, aceptar la realidad y luchar por conseguir los objetivos. Porque se puede perder, pero nunca rendirse por más que te lo pida el cuerpo.
Feliz 2018 y que la suerte nos acompañe.

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