Supongo que mis más feroces detractores estarán consumiéndose en el odio incapaces de no poder rebatir mis argumentos. Silenciar el fracaso ...

La verdad duele, pero no engaña

Supongo que mis más feroces detractores estarán consumiéndose en el odio incapaces de no poder rebatir mis argumentos. Silenciar el fracaso del actual propietario del club, no darse cuenta del abandono y la resignación del entrenador y no creer en la pobreza de esta plantilla, no ayudan en absoluto al Real Zaragoza. La frase con la que intentan castigarme los cegados e involuntarios colaboradores a este desastre con su pretensión de ocultar las miserias de este club bajo su falso zaragocismo, me molesta por lo reiterativa pero hace tiempo que paso de ella. "Tienes que ser más optimista, con tu actitud perjudicas al club..." ¿Por qué? Cuando un enfermo tiene diagnosticada una grave enfermedad se pueden poner todos los medios necesarios para sanarla, pero con una palmada en la espalda y diciéndole al paciente que no se preocupe, no va a resolver su problema. No es bueno ni para él ni para su familia, porque no darse cuenta de la realidad, mentir, aunque sea bajo la estúpida fórmula de la piedad, es nefasto.
No puedo ser optimista porque este Real Zaragoza está abocado a la desaparición si esto continúa así. La gestión económica, deportiva y social, es un desastre y nos lleva al abismo desde que Agapito comenzó a disfrutar en los negocios balompédicos. Desde que juega a entrenador, a intermediario, a presidente y a personaje público. Desde que viaja, compra, vende, decide cuándo habla y cuándo calla, sorprende a los más impresionable y sigue con su vida sin rendirle cuentas a nadie. Aquí no existe una mínima organización empresarial, unos objetivos comunes trazados por profesionales del ramo que establezcan una serie de proyectos de cara al futuro. Consiste en pillar lo que se ponga a tiro, huir hacia adelante y procurar que cuando esto se vaya al carajo le salpique lo menos posible.
Pero siempre habrá palmeros junto al máximo accionista para intentar hacerse con lo que puedan, o ignorantes que entiendan el zaragocismo como la alabanza permanente al que manda y no crean en la libertad de expresión bien entendida, para explicarle al mundo que esto es un desastre y que terminaremos muriendo como otros clubes en circunstancias menos graves que las actuales.
Todo el prestigio ganado durante décadas se ha venido abajo en cinco años. Como el patrimonio deportivo, económico, social y de imagen exterior. El futuro es tan negro, que hago mías las palabras de Murphy cuando asegura que "la luz al final del tunel es siempre la del tren que viene de frente".
Pero en el fondo aún tengo la irracional, escasamente científica e inexplicable esperanza de que alguien, algún día, arreglará esto.

1 comentario:

  1. Paco, quien piense que esto se arregla con optimismo o es medio lelo o está a sueldo de Agapito. Aquí, seamos realistas, lo más probable es que las cuentas no salgan y ordenen la liquidación y nos quedemos sin fútbol de primera por muchos años. Y todo gracias a un constructor que, con ínfulas de grandeza y con ganas de hacerse amigotes en las altas esferas, no ha dudado en usar todos los medios a su alcance aunque eso vaya a significar, probablemente, la muerte de nuestro Real Zaragoza.
    Si esto ocurre me encantaría que a Agapito se le declarara persona non grata en nuestra ciudad.

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