Va tomando cuerpo la posible desaparición del Real Zaragoza a tenor de los últimos acontecimientos. Se trata de una sociedad que cada tempo...

El horizonte de la refundación

Va tomando cuerpo la posible desaparición del Real Zaragoza a tenor de los últimos acontecimientos. Se trata de una sociedad que cada temporada que pasa da la sensación de no poder superar la crisis financiera y deportiva. Su deuda es la mayor en la historia de un club español y no hay patrimonio deportivo ni inmobiliario que pudiera solucionar, total o parcialmente, el agujero económico. Como tampoco en el plano balompédico las cosas funcionan, lo previsible por gente conocedora de estos asuntos, es que el Real Zaragoza termine sus días cuando se verifique su descenso y los escasos apoyos económicos de los operadores televisivos desaparezcan.
Eso es lo peor que puede ocurrir, con un tiempo de demora que podría ser de varias temporadas en las que la descomposición fuera tan voraz que se perdiese incluso la categoría de plata del fútbol español, algo que les ocurrió a otros clubes importantes en los años setenta y ochenta, como el Málaga, el Tenerife y la UD Las Palmas. Capitales de importante población, para que nadie diga que acudo a Burgos, Logroño y Oviedo, con menor número de habitantes. Es cierto que ninguno de esos clubes tiene el historial del Real Zaragoza, pero el club aragonés ya no tiene el respaldo institucional, político o financiero de la ciudad o de la Comunidad. Nadie desea vincularse a Agapito iglesias, del que huyen como de la peste, y no da la sensación que alguien quiera reflotar una sociedad anónima deportiva con el lastre que lleva.
Por eso, hay personas que están comenzando a moverse para intentar una refundación y estar preparadas para pujar por los trofeos del club, por su escudo y demás propiedades, de cara a reiniciar una historia que puede interrumpirse en cualquier momento. Desde luego, no será lo mismo ni emocionará a la mayoría pero si se hace bien y con las ayudas y colaboración necesarias, todo podría llevarse a cabo. Ya en los años cuarenta del siglo pasado el equipo cambió varias veces de presidente y tuvo gravísimos problemas económicos que terminaron con el descenso incluso a la Tercera División, en lo que parecía el mayor desastre deportivo desde el regreso a la máxima categoría. Pero no desapareció ya que personalidades vinculadas a la política, algunos de los cuales llegaron a ser alcaldes tras su paso por la presidencia, impidieron el desastre. De hecho, se vendió el campo de Torrero y se construyó la Romareda, comenzando una historia completamente diferente para el Real Zaragoza.
Y aunque algunos digan que no es lo mismo, ahí está la historia del Club Baloncesto Zaragoza. Terminó fuera de la ACB, de la que era fundador, y nadie le echó una mano cuando tuvo los problemas con Hacienda que precipitaron su desaparición de la escena deportiva de nuestro país. Llegó el vacío hasta que un grupo de personas creó un club diferente, con nombre distinto y sin historia que apeló al sentimiento de los ex caístas gracias al mismo patrocinador que en la primera época del club. Ahora ya no nos acordamos de la travesía por el desierto, de los fines de semana sin baloncesto y de la LEB, que fue un pozo de donde parecía que jamás íbamos a salir.
En fin, que no sé lo que sería mejor pero preferiría que no se tuviera que llegar al cierre y que, de alguna manera, aunque sufriéramos un purgatorio, la situación se regenerase sin tener que "clonar" el club con la pérdida de ilusión, historia y presente, que ello supone.

1 comentario: