Cuando los aficionados al deporte zaragozanos se hayan despertado esta mañana habrán experimentado una tremenda sensación de alivio. No es h...

El mejor lunes soñado.

Cuando los aficionados al deporte zaragozanos se hayan despertado esta mañana habrán experimentado una tremenda sensación de alivio. No es habitual que el Real Zaragoza y el CAI consigan triunfos simultáneos y tan importantes al comienzo de la temporada. Muchos esperaban una derrota del equipo que dirige José Luis Abós por la imagen ofrecida el pasado miércoles y por el tremendo potencia de Caja Laboral; del mismo modo, las dudas en la defensa blanquilla por la vuelta de Mateos tras su lesión y el cansancio de Juárez por su larguísimo viaje transatlántico, hacían difícil el triunfo ante una Real Sociedad que acumulaba dos derrotas consecutivas pese a jugar un buen fútbol.
Eran dos encuentros seguidos, con muy poco tiempo de separación entre ambos, en el ocaso de las Fiestas del Pilar y con el cuerpo de muchos al borde de la extenuación por los excesos de estos días. Quienes fueran valientes y acudiesen a ambas citas, disfrutarían como pocas veces y me alegro por ellos. Ya era hora que nos diéramos un homenaje y que cerrásemos los ojos por la noche con la tranquilidad de un despertar feliz.
Está claro que el CAI Zaragoza ha sabido reaccionar a su tímido arranque en el pabellón de la Fuente de San Luis y fue capaz de sorprender por su intensidad al equipo de Ivanovic, que se dejó llevar por la inercia del primer cuarto y que después fue claramente inferior a los rojillos. La intensidad defensiva y el acierto en el ataque fue suficiente para meterle veinte puntos a uno de los clubes más poderosos del continente y dejar un excelente sabor de boca en la afición. Es un buen punto de partida para mantener intactas las expectativas que los propios jugadores han marcado para esta temporada.
Y en cuanto al Real Zaragoza, se confirma que mejora con cada partido y que el llamado “virus FIFA” no se ha extendido por los internacionales blanquillos. El primero de Postiga fue uno de los mejores goles que se han marcado en la Romareda y tuvo el premio a su trabajo, a su sacrificio y a su silencio, pese a las dudas que ofrecía su rendimiento goleador hasta el momento. El de ayer fue el partido más completo de la temporada, con una mejoría importante en la defensa y una gran eficacia en el remate que nos dio tres puntos de vital importancia de cara a un calendario cercano muy complicado.
Aguirre sigue con su trabajo de compenetración, de abrir el paraguas para guarecer de la lluvia a su plantilla, y de asumir los problemas que le plantea Agapito con su manera de dirigir el club. De momento, los continuos vaivenes del presidente no han podido ni con la fe de los aficionados en la institución, ni en la situación deportiva del equipo que deberá refrendar a lo largo de los próximos días. Eso sí, sin las urgencias de las dos últimas temporadas a estas alturas de la competición.

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