Siento ser poco positivo al comentar las sensaciones que me ha producido el partido en el Toralín. Escribo estas reflexiones en el coche, de...

Decepción

Siento ser poco positivo al comentar las sensaciones que me ha producido el partido en el Toralín. Escribo estas reflexiones en el coche, de camino a Sahagún donde pasaremos la noche antes de volver a emprender el camino de vuelta a Zaragoza. Me ha decepcionado la actitud del equipo en un partido que se debía de haber ganado y que solamente ha significado un punto, totalmente insuficiente a estas alturas de la lucha por el ascenso. Falta de intensidad, de convicción, de implicación en un encuentro que jamás mereció ganar el equipo de Lluis Carreras. Ante un adversario desesperado y muy inferior, que en la segunda parte doblegó a los blanquillos por mera supervivencia.
El ténico ni planteó el partido para ganar ni mejoró con los cambios. Situar a Sergio Gil tirado a la banda y mantener durante tanto tiempo a Pedro sobre el terreno de juego fue un error. Carcelén hizo un partido muy flojo y Rico falló en el tanto de la Ponferradina con una defensa débil y un centro del campo timorato y sin criterio.
Acudir al Toralín de esta guisa dice muy poco de un equipo al que le debemos exigir mucho más porque se juega la vida con el ascenso a Primera y digo yo que será mucho mejor conseguirlo en la liga regular que en la lotería de la promoción.
Siento no ser condescendiente ni proclive a una crítica menos dura pero no creo que este sea el camino para cimentar el regreso a la élite. Al margen de una actuación arbitral irregular y contraria a los intereses del Real Zaragoza, con un posible penalti a Dongou y el gol fantasma de Jorge Ortí en el lanzamiento de una falta al fin al del partido. Excusas de mal pagador...
Ahora toca trabajar, preparar el partido ante el filial del Athletic y ganar. Que es una obligación con mayúsculas al margen de los requiebros de un entrenador al que habrá que recordarle su responsabilidad en el vestuario, en el banquillo y ante los medios de comunicación en la sala de prensa. Que a quien responde no es solamente a nosotros, sino a la afición soberana del Real Zaragoza.

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