Otro partido más sin ganar en Soria. Dos puntos que vuelan y que complican el ascenso directo del Real Zaragoza. Es difícil explicar cómo se...

Tampoco este año

Otro partido más sin ganar en Soria. Dos puntos que vuelan y que complican el ascenso directo del Real Zaragoza. Es difícil explicar cómo se puede perder un encuentro cuando te has puesto 0-2 mediada la primera parte con dos goles prácticamente consecutivos. Pero ocurrieron tres cosas que, para mí, fueron determinantes: la actuación arbitral de López Amaya, la falta de intensidad en el arranque de la segunda parte y no acertar en el remate.
En cuanto al colegiado, la expulsión de Albert Dorca resulta inconcebible. No fue falta la jugada con la que fue sancionado con tarjeta amarilla y el balón le dio involuntariamente en la mano. Es falta pero nunca cartulina de amonestación. Pero, además, como dijo Ángel, lo peor no fueron sus decisiones sino su actitud con los jugadores blanquillos.
Con respecto al bajón del comienzo de la segunda mitad, está claro que es un clásico en este Real Zaragoza. Todo el mundo atrás, dejando el centro del campo al adversario y permitiendo todo tipo de centros desde las bandas. Tarde o temprano el gol tenía que llegar y el empate subió inevitablemente al marcador.
Además, con el empate en contra, el equipo tuvo tres claras ocasiones de conseguir el tercer tanto. Pero se fallaron delante del marco numantino y ese tipo de errores se pagan, y más en estos partidos clave para el objetivo del ascenso. Es decir que, tampoco este año el Real Zaragoza ha conseguido la victoria en Los Pajaritos.
Mención aparte merece la afición zaragocista que fue mayoría en las gradas de Los Pajaritos. Los cánticos, la presión contra el colegiado, el ánimo a los futbolistas, tuvo el protagonismo de quienes se desplazaron a Soria. Con una afición así, es imposible no conseguir las metas propuestas.
También agradezco muy sinceramente las muestras de cariño de centenares de oyentes que se acercaron a la unidad móvil de Aragón Radio y se fotografiaron con nosotros frente al estadio. Fue una sensación muy agradable que alivia, en gran medida, la decepción por el empate en la capital castellana.

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