
Estaba dispuesto a dejar de transmitir los partidos del Real Zaragoza si no ascendía el equipo, lo tenía muy claro y asumido. Pero todavía no soy dueño de mi destino y tengo que ceder en algunas cosas para seguir adelante con otras en el comienzo de la nueva temporada. Ya veremos qué pasa y si todo se desarrolla los próximas días antes de la renovación con tranquilidad, sentido común y apertura a la realidad de las cosas en el plano de la comunicación, que ha cambiado mucho y tenemos que seguir la senda que nos marca la sociedad.
La verdad es que no estoy para bromas en este tiempo supuestamente de vacaciones y donde sigo trabajando en los nuevos horarios, turnos de trabajo, desplazamientos, presupuestos, ampliación de la programación radiofónica, nuevas incorporaciones y demás circunstancias predecibles. Porque lo que pueda hacer el Real Zaragoza es un ejercicio de fe, de dudas permanentes y de constantes decepciones.
Si una cosa te deja claro haber estado en el umbral de la muerte es a quitarle importancia a las cosas. ¿Qué más te puede pasar? Mientras no sea doloroso apenas te enteras del tránsito y lo asumes sin problemas. Al regreso, no obstante, vuelves a hacer las mismas cosas no por ti, sino por los demás, como si te faltase tiempo para concluir tu misión.
Con un poco de suerte regresas con más fuerza, mejor estado de salud, importantes mejoras en tu rutina, una vida más saludable pero con los mismos problemas dándole vueltas en la cabeza a las decisiones que tienes que tomar y las repercusiones que pueden tener para tus más allegados.
Estoy en el momento o, de apostar por varias opciones ilusionantes dentro del plano de la comunicación, o dejarlo parcial o totalmente. Como los jugadores veteranos que piensan en seguir una temporada o dos más en otro club, en otro país, o incluso en su propio equipo pero con otras condiciones de reconocimiento y satisfacción... o retirarse para formarse como entrenador o director deportivo, ser propietario incluso de otro club.
No lo sé, insisto que estas próximas semanas van a ser decisivas y que no me temblará el pulso en un caso u otro. Deseos, fuerza, preparación, experiencia y buenos aliados no me faltan.
Pero, ¿la ilusión surge de uno mismo o te la provoca el entorno? Por mi parte he conseguido crearla; ahora será el resto de mi mundo quien me indique el camino que debo de seguir.
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