No pensaba que una jugada tan absurda, tan inesperada, fuera a marcar un partido de esa manera. Todo parecía señalar que el empate iba a cer...

Un gol absurdo que vale tres puntos

No pensaba que una jugada tan absurda, tan inesperada, fuera a marcar un partido de esa manera. Todo parecía señalar que el empate iba a cerrar un mal encuentro con algunos detalles positivos del Real Zaragoza, pero que no terminaba de asumir la condición de necesario candidato al ascenso. La victoria era imprescindible para tener el derecho a seguir sufriendo y el empate no era suficiente. Pero daba la impresión que los hombres de Agné iban a ser incapaces de cerrar la primera vuelta con un triunfo lejos de la Romareda. A veces pasan cosas y hay que estar preparados para asumir que pueden ser buenas; como el penalty a favor señalado poco después de ese autogol de locura, que equilibraba el no pitado anteriormente y el tanto anulado a Dongou. Aunque al final siempre terminemos sufriendo con el contratiempo que supuso la expulsión de Marcelo Silva, más allá del tanto que acortaba distancias en el marcador con el reloj ya a cero...

Con más problemas que soluciones, en una competición muy abierta, el Real Zaragoza está allí a tan solo seis puntos del ascenso directo. Sin capacidad de maniobra en el caso de tropezar pero con las opciones intactas de llegar a la promoción y de allí, donde dios quiera. Pero habrá que tomar decisiones a la hora de plantear los partidos, de contar con los mejores jugadores y de hacer por lo menos tres fichajes solventes que permitan recorrer el durísimo camino que aún falta hasta llegar al final. El club ya debe saber dónde están sus carencias y cómo poner fin a tanta incertidumbre. Tanto en el plano deportivo, que no es satisfactorio, como en el ejecutivo porque no se define con claridad un liderazgo absolutamente necesario en la entidad. El proyecto no termina de concretarse y la afición necesita respuestas porque un club de fútbol sin gente a su alrededor no es nada, ni tan siquiera negocio.
Por eso comienza ahora, con el parón navideño, el momento de quienes dirigen el Real Zaragoza. Tomar las decisiones importantes, sin dejar a un lado las urgentes, pero con el punto de mira mucho más centrado en el objetivo. Que es un ascenso madurado, inteligente, independiente y definitivo. 

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