Hace ya varios días, incluso semanas, que no me asomo a este balcón de opinión. Tengo tantos frentes que cubrir y suceden tantas cosas que n...

Dos puntos de doce posibles

Hace ya varios días, incluso semanas, que no me asomo a este balcón de opinión. Tengo tantos frentes que cubrir y suceden tantas cosas que no llego a todo porque prefiero acudir a lo importante antes que a lo urgente. Pero me apetece entretenerme ante el teclado y reflexionar sobre los dos últimos encuentros disputados por el Real Zaragoza. Y me preocupa que se haya sacado pecho porque se puntúe ante el colista y se le reste importancia a sucumbir en Soria, un club de inferior potencial al blanquillo, de la manera que se hizo. O que Luis Milla diga que le sorprendió el estado de ánimo de sus jugadores en el vestuario después de empatar el Numancia en el último minuto de la primera parte. Cuando quedaban cuarenta y cinco minutos para seguir peleando para sumar la primera victoria fuera de casa de la temporada...

Me parece que es pronto para criticar indiscriminadamente a determinados jugadores de la plantilla, al entrenador o al director deportivo. Aunque al finalizar la temporada, si no se consiguen el ascenso, cada uno asuma sus responsabilidades. Pero la afición se pregunta por qué no tiene oportunidades Edu García, por qué se le exige tanto a Zapater, por qué se anula la capacidad creativa de Manu Lanzarote al colocarlo como asistente del lateral, por qué se le manda a la banda a Ángel o por qué no se recompone el centro del campo después de no haber funcionado en Tarragona ni en Soria.
Dos puntos de cuatro desplazamientos son muy pocos para asumir las posibilidades de ser candidato al ascenso. Y ceñir todas las expectativas a ganarlo todo en casa un error porque, además de ser imposible, no sería suficiente.
O sea que vamos a respirar todos tranquilos para aliviar penas y dolores, recuperar la calma y trabajar. Pero de verdad, asumiendo cada uno nuestras responsabilidades. Y sin escondernos en mensajes cruzados para confundir al zaragocismo. Que ya hace más que suficiente para crear un clima favorable para el equipo.

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