
No pudo ser, ni hubo goles ni tampoco victoria. Fue la primera derrota a manos de un recién ascendido con mucho oficio, buen toque de balón y que aprovechó su oportunidad para conseguir el tanto de la victoria. Si exceptuamos el arranque de los zaragocistas al comienzo de cada uno de los tiempos, me dio la impresión que el equipo llegaba muy justo físicamente, sin eficacia ofensiva y con un grave desequilibrio defensivo. Falta mucho para que el conjunto de Jiménez esté hecho y con posibilidades de ser competitivo esta Liga.
La primera, en la frente. Con los destellos de futbolistas como Álvaro, Montañés y José Mari, la regularidad de Roberto y la preocupación por Apoño y Romaric; el primero porque se fundió ya en la primera parte y el segundo porque sus molestias en el pubis le hacen desaparecer del terreno de juego.
Y en cuanto al público, me gustó que la afición respondiese y acudiese más de lo esperado a la Romareda. El ejemplo de los seguidores blanquillos es tremendo y se agranda cada temporada. Pero la afición no juega y las victorias se consiguen sobre el campo, aunque el estado del césped de la Romareda anoche fuera como nunca. Quemado, inrregular, impropio de un club de Primera División.
Otra vez toca sufrir, esperar los últimos fichajes y conceder a los adversarios tres o cuatro jornadas de ventaja.
Tropecé de nuevo y con la misma piedra ... decía la canción. Parece mentira que siga pasando lo mismo.
ResponderEliminarCreo que ayer se equivocó Jiménez: no debió jugar con tres laterales izquierdos y Romaric no está para jugar ... y en el caso de éste me pregunto -con miedo e inquietud- cuanto va a tardar en estarlo.
En fin ... paciencia ...