Cada vez estoy más convencido, y soy un ardiente defensor de este postulado, que en el deporte profesional lo único importante es ganar. Y d...

Un suspiro de alivio

Cada vez estoy más convencido, y soy un ardiente defensor de este postulado, que en el deporte profesional lo único importante es ganar. Y da lo mismos la manera que se consiga, siempre que se observen las normas de la deportividad y el juego limpio. El domingo al mediodía, con una mañana destemplada donde el cielo estaba cubierto, soplaba el cierzo y llovió durante unos minutos, el horno no estaba para bollos. La Romareda calló cuando el Mallorca obtuvo el 0-1 a los diez minutos de juego.
Otra vez el Real Zaragoza debía remontar un resultado adverso que le dejaba prácticamente fuera de la lucha por el ascenso. Sin dominio del balón, sin aproximaciones al marco adversario, con una debilidad táctica que se está convirtiendo en una forma habitual de jugar, el equipo se deshacía. Afortunadamente, en un arrebato de amor propio y tras el lanzamiento mágico de Manu Lanzarote, Albert Dorca emergía con el tanto del empate antes de llegar al descanso.
Creo que el partido lo perdió el Mallorca, que hasta la expulsión de Aveldaño se había mostrado como un conjunto fuerte, que sabía jugarle al Real Zaragoza y muy bien colocado sobre el terreno de juego. Adrián Colunga nos volvía locos y afortunadamente Alfredo Ortuño no ha cambiado de un día para otro y no tiene una capacidad goleadora letal, aunque estuviera muy motivado y con ganas de perforar la meta de Manu Herrera. Nerviosos por las expulsiones, la del jugador que se encontraba sobre el terreno de juego y dos del banquillo, el propio Fernando Vázquez perdió los papeles y transmitió su rabia a los jugadores, que dejaron de jugar de memoria.
Y otra vez Dorca, esta vez como si de un delantero centro de tratase, puso la rúbrica a su mejor actuación desde que viste la camiseta blanquilla con el doblete. El 2-1 a once minutos del final rompió el partido y el equipo aragonés se replegó para defender el marcador. Un error que aprovechó el conjunto balear para intentar llevarse el empate y a punto estuvo de conseguirlo en los cuatro minutos de prolongación. La fortuna nos echó una mano y el cabezazo de Arana en el área pequeña salió por encima del larguero.
A partir de ahora habrá que hacer más cosas que dejarnos arrastrar por la suerte y ofrecer lo mejor de nosotros mismos pese a las lesiones, la cantidad de amenazas de sanción por acumulación de amonestaciones y el bajón general del equipo. La estela hay que aprovecharla con valentía y entusiasmo porque el objetivo vuelve a estar a nuestro alcance.

0 comentarios: