Hace varios meses que no tengo la oportunidad de utilizar este medio discreto e íntimo para expresar mis sentimientos. La temporada ha sido ...

Se acerca el final del camino

Hace varios meses que no tengo la oportunidad de utilizar este medio discreto e íntimo para expresar mis sentimientos. La temporada ha sido larga y con altibajos, pero la verdad es que han sido tantos los frentes en los que he tenido que luchar que me ha sido imposible estar en todos ellos. La nostalgia se unió a la melancolía y al atropello de tantas cosas por hacer, lo que me ha cerrado el camino a una reflexión periódica y profunda.
Restan cuatro jornadas para el final y todavía quedan opciones para que el Real Zaragoza se clasifique en sexta posición y dispute la promoción. En realidad depende de sí mismo, pero las lesiones y las sanciones vuelven a castigar a un equipo incompleto y cansado, sin apenas fuelle para asumir tres partidos en ocho días. A ratos soy optimista y creo firmemente en la disputa de unos play off apasionantes (si tenemos en cuenta de dónde venimos, no lo que hemos sido), pero en ocasiones pienso en que la desgracia nos persigue y que volveremos a quedarnos muy cerca pero que no llegaremos a conseguir el objetivo.
Estoy preparado para el ascenso y para repetir un año más en Segunda División. Regresar al primer plano del fútbol significaría un alivio, un suspiro, cambiar una dinámica de sufrimiento que dura demasiado. Pero seguir en el pozo del balompié ibérico tampoco sería tan duro como el descenso; a todo nos acostumbramos y consiste en luchar desde el principio por volver a Primera.
Lo que considero necesario es cambiar el prisma de mi propio trabajo y de mi vida personal, que apenas ha existido desde el pasado mes de agosto. Tanto correr para no llegar a ningún sitio, tantos esfuerzos en vano, tan pocas satisfacciones después de un trabajo permanente y abnegado, no pueden volver a repetirse. Pero hasta que no sepamos nuestro futuro personal y colectivo, es imposible trazar un plan y proponerse una hoja de ruta.
Por eso, tengamos paciencia y mantengamos la calma y la perspectiva estas próximas semanas que van a ser fundamentales para las decisiones que se tengan que tomar. Con una amplia sonrisa, el suspiro de la abnegación y el deseo que la luz se abra paso en la oscuridad de un
túnel demasiado largo y oscuro.

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