He esperado un par de días para escribir sobre el triunfo del Real Zaragoza en la Romareda contra el Athletic. No quiero que la euforia nub...

Tenemos que ganarlo todo y que los demás fallen

He esperado un par de días para escribir sobre el triunfo del Real Zaragoza en la Romareda contra el Athletic. No quiero que la euforia nuble la realidad de los acontecimientos y contamine mi escepticismo. Fue un triunfo importante, merecido y con un gran esfuerzo de los jugadores pero no olvidemos que el equipo bilbaíno llegó con bajas importantes por las rotaciones y con la mente puesta en las dos finales que deben de disputar. Aún debemos ganarlo todo y esperar a lo que hagan los demás, lo que nos deja en una situación precaria para el futuro más inmediato.
Mañana jugamos contra el Levante, un equipo admirable que ha sabido aprovechar al máximo todos sus recursos y posibilidades dándole otro aire a la Liga. No bajarán los brazos en la Romareda y llegarán sin más presión que la que ellos mismos se pongan. Por eso serán más peligrosos ante un Real Zaragoza agotado, con bajas y la necesidad de ganar.
La afición será otra vez muy importante en este partido, como lo ha sido últimamente. Los ánimos desde las gradas cubrirán los vacíos de juego, el cansancio de los futbolistas, la impotencia si el marcador es adverso. Se trata de una gran responsabilidad para los jugadores que saben de la absoluta implicación de la hinchada blanquilla. Y que están en deuda con la gente que acude al campo y crea un ambiente favorable para ellos.
Solamente nos queda esperar, disfrutar con el sufrimiento que nos lleva al éxito, confiar en los jugadores y que los demás fallen. En este doble juego se basa nuestra permanencia, lo que le da más emoción a la jornada.

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