Fueron muchos los sentimientos contrapuestos que experimenté tras la derrota de anoche en la Romareda. Es verdad que la entrega demostrada...

Orgulloso del zaragocismo

Fueron muchos los sentimientos contrapuestos que experimenté tras la derrota de anoche en la Romareda. Es verdad que la entrega demostrada por el equipo y la respuesta de la afición fue magnífica, digna de una noche épica en el estadio municipal. Me sentí orgulloso del zaragocismo, capaz de dar la cara en los momentos más difíciles y de mantener con vida la llama de la ilusión, por más tenue que sea su luz. No pude sentirlo en vivo, porque la codicia de los dirigentes deportivos impide la entrada de las emisoras de radio a los campos, pero lo que me transmitió el sonido ambiente que me llegaba y lo que observé a través de la frialdad de la televisión, me emocionó. Una hinchada capaz de resistir de este modo merece la recompensa de la permanencia y de un cambio en la dirección del club para acometer proyectos más sólidos y colectivos.
Pero la presencia de seguidores barcelonistas de origen aragonés infiltrados en las gradas que gritaron "a segunda, a segunda" cuando el equipo catalán remontaba y machacaba innecesaria e injustamente al Real Zaragoza, me dio pena. Por encima de la sorpresa, de la indignación, del enfado. Esa actitud es de personas acomplejadas, inferiores, que se dejan llevar por las modas y que reniegan de lo suyo para aparentar ser más que los demás.
Como ya he dicho muchas veces, creo profundamente en la libertad de expresión; pero hasta el límite del respeto a los demás. Cada uno puede sentir los colores de quien quiera, de animar en cada lugar que visite a su equipo, pero sin ofender al resto y menos en esta situación tan comprometida, tan injusta. Sí, el Barcelona tiene más títulos, más presupuesto, mejores jugadores, un número de abonados y seguidores mayor. Y más apoyo político y financiero, por supuesto. Pero, como dije anoche en twitter, "es más digno apoyar a tu equipo en la pobreza que regodearse del humilde con tu riqueza".
Los de siempre, media docena de personas con escasa formación y una pobre inteligencia emocional, me atacaron con lo de siempre: que hay que ser objetivo, que si el Real Zaragoza merece estar en Segunda, que si me pagan con el dinero de sus impuestos... Hay que ser imparcialmente subjetivo, porque somos sujetos y no objetos. En el periodismo deportivo forma parte del espectáculo la opinión del profesional y del medio. No tiene cabida la crónica aséptica, todos estamos comprometidos con alguna causa. Y el que se lleve las manos a la cabeza por eso no está en este mundo. Que el Real Zaragoza merece estar en Segunda es una aseveración contradictoria; es verdad que la gestión del club ha sido desastrosa y que fruto de ello el club esté en la ruina, no tenga patrimonio deportivo y que la fractura social sea un hecho. Pero esa culpabilidad recae exclusivamente en Agapito Iglesias y su equipo directivo. El Real Zaragoza como institución, como emblema de una Comunidad, como correa transmisora de varias generaciones de seguidores, no merece encontrarse en esta situación. Y es loable que muchos miles de persones estemos luchando por cambiar esa tendencia. Y en cuanto a la tontería de los impuestos, algunos tendrían que cerrar la boca tan fuerte que se partieran los dientes. Ni soy funcionario ni siquiera tengo contrato laboral con Aragón Radio. Administro una empresa de comunicación que presta unos servicios a la cadena pública con personal propio. Es decir, creo empleo y riqueza lo que mis escasos y patéticos detractores seguramente no harán. Se quejan de vicio generalmente los vagos y los parásitos. Los que ocultos en la oscuridad y en el anonimato esconden avergonzados su rostro. Porque puedes engañar a algunos, a muchos y a todos, pero nunca a ti mismo.
En fin, ellos sabrán. Yo me quedo con mi club, con mi gente y con mi Comunidad. No seremos los mejores, los primeros o los más ricos. Pero quiero con sentimiento lo mío. Y seguiré luchando por ello.

1 comentario:

  1. Como siempre, excelente artículo....

    No sólo hablas bien, sino que también sabes escribir. Eres un excelente comunicador y buen pensador (porque también se puede ser un buen comunicador de sandeces y afortunadamente no es tu caso).

    Felicidades!!!

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