Me he tomado unos días de descanso activo, fuera de la locura que significa siete días a la semana ante los micrófonos y en los tiempos conv...

Seguir como hasta ahora

Me he tomado unos días de descanso activo, fuera de la locura que significa siete días a la semana ante los micrófonos y en los tiempos convulsos que nos tocan vivir. Desde Navidades no había parado un solo día y es necesario detenerse para mirar el horizonte y el ombligo propio, porque así tienes una mejor perspectiva de las cosas. Es emocionante comprobar que el equipo ha dado un giro inesperado y que el entorno ha tomado esta actitud como algo favorable para dejarse el resto. No va a ser fácil mantener el tipo y continuar con los marcadores favorales y se supone que los demás terminarán reaccionado. Bueno, lo teníamos todo perdido y se agradece que volvamos a estar ilusionados, aunque no tengamos la convicción de la permanencia. Son tantos los disgustos y decepciones que hemos soportado que es difícil dejarse llevar por el entusiasmo a estas alturas.
Entre papeles que hay que ordenar, compras que se deben hacer, pequeños arreglos domésticos que acometer, miro hacia adelante. Y lo veo todo muy difícil. Nada volverá a ser como antes, tendremos que acostumbrarnos a vivir con menos, nuestros plazos tendrán un final más cercano. Hay que aprovechar las pequeñas cosas para padecer menos la nostalgia, el recuerdo que a veces nos envuelve en épocas de mayor ilusión. Ahora es difícil que sonrías espontáneamente, que encuentres alguien que no sea interesado, que te exijan cada vez más por ser una persona generosa. Caminamos sobre el caos, asomados al abismo, con la única preocupación de no caernos; así es muy difícil ser solidario y tener momentos de alegría desbordada.
Cada vez estoy más convencido de que Agapito se cree un redentor y que no abandonará "motu proprio" la presidencia. También es verdad que día a día está más presionado y que el cerco de las insituciones financieras terminará obligando al Gobierno a tomar alguna decisión. No sé en qué acabará el interés del grupo inversor inglés, o si otro grupo donde también esté Iglesias García buscará comprar un porcentaje del Real Zaragoza.
A veces, antes de dormir, pienso que esta vez me tocará el euromillón. O que de verdad un grupo de empresarios aragoneses darán un golpe encima de la mesa para gestionar el Real Zaragoza. Incluso que nos mantendremos en Primera. O que la Ley le dará la razón a las emisoras de radio y podremos volver a radiar en los estadios. Incluso que mi contrato será superior a los tres meses. Cerrando los ojos me conformo con seguir como hasta ahora...

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