Otra broma de mal gusto en Sabadell, donde el Real Zaragoza mordió el polvo por la falta de valentía de sus jugadores y las decisiones del...

Inexperiencia, ansiedad y miedo

Otra broma de mal gusto en Sabadell, donde el Real Zaragoza mordió el polvo por la falta de valentía de sus jugadores y las decisiones del técnico en los cambios. Una derrota más que deja fuera de la promoción a los aragoneses que siguen sin asumir su condición de favoritos y fallando ante adversarios de menor entidad y con expectativas bien diferentes.
Se difuminan las opciones del ascenso a un partido para terminar 2013, un año horrible para el zaragocismo, sin lugar a dudas. No son solamente los números, que son insatisfactorios e insuficientes para meterse entre los dos primeros o, en su defecto, ser el sexto al final de la temporada regular, sino las sensaciones que se ofrecen desde el campo y desde el banquillo.
El equipo está mal construido y no tiene referentes para sumir un trabajo tan costoso y complicado como el ascenso. Demasiada inexperiencia que se suma a futbolistas en el ocaso de su carrera que tampoco resuelven: Movilla no es una solución en el doble pivote, a Luis García ni se le espera y Barkero ha sido el gran fracaso de la temporada. Henríquez no huele un balón arriba y atrás seguimos ofreciendo la misma debilidad que siempre en los momentos definitivos.
Paco Herrera está superado por los acontecimientos. Desbordado por una realidad que asume pero que no tiene solución en el plano deportivo. Nada de lo que hace funciona y es muy reiterativo el discurso de que se juega mal y que él es el máximo responsable del fracaso. En un tono aburrido y que no ofrece expectativas.
El equipo, además, se desintegra en los segundos tiempos. Se viene abajo con las adversidades. Sabe que la fortuna no siempre será su aliada y cuando las cosas se ponen de espalda, son incapaces de reaccionar.
En estas condiciones llega la próxima Junta general de Accionistas donde se espera que el propietario no de la cara y que las explicaciones sean las mismas que en el adelanto de las cuentas ofrecido por el responsable económico del club, el consejero José Guerra. 
Cada vez pienso con mayor claridad que el objetivo de este año no es el ascenso, que se celebraría si llegase, pero que el ajuste conómico previo a la aportación de capital de fuera o de cara a una liquidación más o menos cercana, es la prioridad de Agapito Iglesias. Insisto, es una apreciación personal que no va más allá de la interpretación de unos signos tan confusos como pesimistas de la situación actual del Real Zaragoza.

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