No por menos esperado se convierte en menos doloroso. El descenso a Segunda División es una humillación para el zaragocismo y un golpe t...

Justo y merecido descenso

No por menos esperado se convierte en menos doloroso. El descenso a Segunda División es una humillación para el zaragocismo y un golpe tremendo para la moral de un buen puñado de aragoneses, acudan o no a la Romareda, sientan pasión o no por el fútbol. Se trata de una de nuestras señas de identidad y la salida del circuito mediático nacional perjudica a todos los ámbitos de nuestra sociedad. Se notará en el comercio, en el tráfico de visitantes e incluso en la capacidad de gasto y felicidad de quienes sientan algo por estos colores. Eso sí, ahora muchos tontos importantes se desmarcan del fútbol y olvidan su pasado zaragocista, queriendo ocultar que en otros tiempos se daban de bofetadas por estar en el palco de la Romareda.
Resulta que en estos momentos el balompié es un entretenimiento vulgar, propio de gente sin formación y que no tiene sentido en una civilización de culturalmente avanzada. Eso dicen, no aceptando que esas emociones son el motor económico y sentimental de millones de españoles y cientos de miles de aragoneses. No olvidemos que el periódico diario de más venta es deportivo, que las televisiones obtienen sus registros más altos con las transmisiones de los partidos de fútbol o que las emisoras de radio alcanzan sus audiencias más altas con este espectáculo. Que nada concita más público en un recinto cerrado, que las apuestas baten registros históricos y que hasta el goce sexual se dispara, obteniendo índices de natalidad muy importantes cuando se consigue un éxito deportivo.
Ahora, con el descenso de categoría, el abatimiento es mayor. Golpeados por la crisis, con ausencia de los valores tradicionales, el Real Zaragoza podía haberse convertido en un asidero; sin embargo, es otro motivo más para la decepción y el pesimismo. Lo peor es que no hay solución y que el máximo accionista seguirá al mando del club porque es su legítimo propietario y desde los poderes públicos no hay nadie a quien le interese modificar esta situación.
Los políticos no quieren involucrarse en una intermediación que pide a gritos la afición, sentando alrededor de una mesa a Agapito con un grupo empresarial que impulse un cambio y una regeneración. Para mi es la única solución, con la presencia de las entidades financieras, que ya están ejecutando el aval que les reportará cinco millones de euros. Si no me equivoco, el descenso provoca que se pague esta cantidad automáticamente por parte del Gobierno de Aragón, avalista de Agapito Iglesias. Quizás, con algo de comprensión con un nuevo equipo directivo del club, conseguirían limpiar su imagen unos y otros, así como darle una salida de futuro a la entidad sin tener que adquirir compromisos políticos ni económicos. Bueno para el club, bueno para los políticos, bueno para los bancos y cajas.
Pero me temo que al ridículo deportivo, a la fama de club tramposo y mal pagador, se va a incluir en este nefasto repertorio el rechazo y el olvido. Que puede terminar en un descenso a Segunda B, como le ocurriese a clubes como las Palmas, Tenerife, Murcia o Rácing de Santander, por poner ejemplos cercanos e inmediatos. Otro día hablaré de Manolo Jiménez, de su capacidad de embaucar y de su culpabilidad en el descenso. Pero hoy ya no me apetece seguir escribiendo. Esa será otra historia y la contaré bajo un prisma deportivo y no emocional..

1 comentario:

  1. Cierto es que el Real Zaragoza, es una seña de identidad en Aragón, que transmite muchos más valores de los que se pueden percibir en una primera impresión. Es un sentimiento, que nace desde la más tierna infancia, el cual es traspasado de abuelos a nietos, de padres a hijos o de nietos a sobrinos.Por eso el activo social más importante que posee este histórico equipo es su afición. No entiendo ni entenderé nunca esa animadversión hacia todo lo zaragocista, dentro de nuestra comunidad autónoma. Lo digo por experiencia, 30 años viviendo en Zaragoza, y 10 en Echo (Huesca), teniendo que luchar y aguantar en esta provincia, a todo tipo de personas, no se si acomplejadas, rencorosas, maniáticas o simplemente contrarias, a los que simplemente no sentimos zaragocistas y aragoneses de corazón. Por esos motivos nos declaramos más unidos si cabe a estas siglas R.Z. las cuales sabemos que nos volverán a dar alegrías como las de antaño, pese a sus pésimos rectores, tanto a nivel ejecutivo, Agapito Iglesias, y toda su corte, como a nivel deportivo, Manolo Jiménez en el primer equipo, y Pedro Suñen, Ander Garitano, Jesús Solana y Santi Aragón desde su cada día más devaluada Ciudad Deportiva.
    Kike Gutiérrez P.Z. Val d' Echo

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