No me gusta perder y no me hizo gracia que el Real Zaragoza cayese por 3-1 en el Nou Camp. Aunque el FC Barcelona sea el mejor equipo del m...

No me gusta perder y no me hizo gracia que el Real Zaragoza cayese por 3-1 en el Nou Camp. Aunque el FC Barcelona sea el mejor equipo del mundo y tenga al jugador más valioso de todos los tiempos. Una vez hecha esta salvedad, fue gratificante que el equipo no diera la impresión de estar vencido de antemano y entregase el partido ante el miedo que le podía imponer el adversario. Desde luego, no tuvo nada que ver con el cerrojo de Aguirre aunque se consiguiera una derrota mínima, ni con la imagen ofrecida con el 6-1 de 2009 solamente comparable al 6-0 del debut de José Aurelio Gay en el Santiago Bernabéu en una gélida noche de invierno imposible de olvidar.
Manolo Jiménez mantuvo su esquema de juego al margen de las bajas y hubo intensidad en la plantilla pese al tempranero gol de Messi. Es tremendo, el Barça disparó cuatro veces a puerta y marcó cuatro goles; se mantiene más alejados a los delanteros contrarios que en campañas anteriores pero son mucho más eficaces porcentualmente. Én fin, ya cambiará la trayectoria, porque este equipo tiene margen de mejora y se está trabajando bien en ello.
Ahora consiste en centrarse para los próximos partidos. En asumir que comienza otra liga, con la mirada puesta en cada encuentro y sin la necesidad de observar el pozo con vértigo. O lo que es peor, estar abajo, los colistas, como en un montón de jornadas los últimos años. Paso a paso, con humildad, con esfuerzo, con los mismos argumentos que nos han llevado a estar en la zona tranquila de la tabla con cinco victorias en doce partidos.
Ganarle al Celta no será fácil. Juegan bien, tienen un bloque sólido y un entrenador experimentado con mucho oficio. Pero la línea ascendente del equipo es un sólido cimiento sobre el que construir el futuro. La confianza en que se puede crecer debe tranquilizar a la plantilla que ya cree en sus posibilidades.
Habrá momentos difíciles, se perderán partidos, a veces tendremos la tentación de caer en la preocupación... las heridas están muy recientes y no han cicatrizado. Por eso hay que otorgarles el apoyo a la plantilla y al cuerpo técnico de cara a finalizar un mes de noviembre que, al contrario que los últimos años, puede ser benévolo y productivo.

Me sentí satisfecho por el ambiente que se respiraba en la Romareda antes del partido. La actitud de la plantilla y el trabajo de Jiménez f...

Me sentí satisfecho por el ambiente que se respiraba en la Romareda antes del partido. La actitud de la plantilla y el trabajo de Jiménez favorecían la confianza de un triunfo necesario. Ganarle al Deportivo era un trámite necesario para seguir luchando con ciertas garantías de tranquilidad y crecimiento esta temporada.
Zuculini, que en otros partidos fue importante para el equipo, tuvo una noche aciaga y sus dos errores marcaron el encuentro. Pero en vez de venirse abajo el equipo y enmudecer la afición, las gradas transmitieron el apoyo a sus jugadores que respondieron de inmediato. Y así llegó el 1-2 con una carga emocional formidable que presagiaba una segunda mitad de alto contenido futbolístico.
Es posible que la expulsión de Pizzi a los tres minutos de la reanudación marcase el resto del partido; es probable que el Deportivo se relajase después de ir por delante en el marcador y dejar constancia de su peligro al contragolpe. Pero no es menos cierto que la corriente que corrió por los jugadores era de la misma carga que la generada por el público, que siempre creyó en la remontada. Y de eso no hay ninguna duda.
Montañés se estrenó como goleador, lo único que le faltaba para completar su excelente arranque de temporada. Y Postiga marcó dos tantos, ratificando las magníficas sensaciones que le convierten en el gran referente ofensivo de este club. Y merece el cariño de una afición que sabe valorar la entrega y la calidad de un futbolista de sus características.
Por eso, además satisfecho, terminé ilusionado y con la seguridad que el futuro puede ser, poco a poco, más gratificante que estos tres últimos años con la zozobra de la cercanía del descenso. La capacidad de sufrimiento, de apoyo y de estímulo al equipo ha sido enorme y podemos haber construido, entre todos, un proyecto que ojalá sea estable y camine con paso firme.
Regresa la esperanza, con la debilidad de cualquier actuación sorprendente e interesada del máximo accionista que pueda perjudicar el cambio. Con la sombra de la duda producto de la experiencia, pero con la convicción que el sentimiento zaragocista está en su mejor momento y que volvemos a sonreir mirando, por lo menos esta semana, hacia arriba en vez de hacerlo con temor a los últimos puestos de la tabla.

Dicen que hay derrotas definitivas, humillantes, injustas, épicas y hasta honorables. Yo pienso que, al margen de la carga emocional o hist...

Dicen que hay derrotas definitivas, humillantes, injustas, épicas y hasta honorables. Yo pienso que, al margen de la carga emocional o histórica de perder una batalla, quien no consigue la victoria ha fracasado. Es un dato imparcial, científico y definitivo. Otra cosa son las sensaciones que forman parte de la comprensión colectiva de quien acude al degolladero y se resiste a morir. Las derrotas de Leónidas, Viriato o Palafox han sido valoradas por el valor de los contendientes pero la realidad es que fueron subyugados por un enemigo superior. Por eso, como dijo Jorge Luis Borges, "hay derrotas que tienen más dignidad que una victoria".
Todo esto viene a colación de la actuación del Real Zaragoza, que no mereció perder el sábado en el estadio Santiago Bernabéu por cuatro a cero. El planteamiento fue correcto, el fútbol mostrado por el equipo muy comprometido y las ocasiones de gol creadas debieron ser cristalizadas. Incluso el árbitro colaboró en el festival, ya que anuló un tanto a Postiga por fuera de juego que no lo era. Posiblemente las cosas hubieran sido de otra manera al aproximarse el equipo aragonés en sus mejores momentos de sobre el campo.
La afición merengue pitó a su equipo, se aburrió soberanamente durante el encuentro y a veces tuvo escalofríos al pensar que los blanquillos podían marcar un gol en cualquier momento. Y para el bien del fútbol nacional es impensable que pueda perder más puntos inesperados el Real Madrid. ¿Qué iba a ocurrir con los partidos del siglo, que se repiten hasta siete veces cada temporada?
La lectura global que se puede extraer de todo esto es que el fútbol español es una gran mentira y un negocio que se está explotando hasta poner en peligro su futuro económico. La diferencia entre los dos grandes y el resto es de tamaña magnitud, que el tercero ha terminado los dos últimos años a treinta puntos, se marcan más de cien goles por temporada y se consiguen más de cien puntos, convirtiendo el espectáculo en una lucha desalmada por superar cada temporada registros de Guiness.
Superado el dolor del 4-0, lo normal es que cualquiera caiga goleado excepto accidente, con la convicción que se hicieron bien las cosas en el Bernabéu, es de esperar que el Real Zaragoza supere la desagradable sensación de ser goleado ante millones de espectadores y se rearme con absoluta convicción para derrotar al Deportivo de la Coruña en nuestra particular liga por evitar el descenso.

La afición de la Romareda asume con agrado los partidos matinales. Es posible que el horario sea incómodo, que se vea peor el fútbol por la...

La afición de la Romareda asume con agrado los partidos matinales. Es posible que el horario sea incómodo, que se vea peor el fútbol por la orientación del estadio y que luego la tarde se haga muy larga, pero los resultados han sido positivos. A algo hay que agarrarse tal y como están las cosas para esbozar una sonrisa. Que fue de oreja a oreja ayer tras la victoria del Real Zaragoza frente al Sevilla. Un triunfo tan merecido como justo porque se trabajó previamente el partido por parte del cuerpo técnico y durante los noventa minutos por los jugadores que salieron al campo.
Postiga ha recibido, por fin, el premio a la constancia y se gusta con goles de bella ejecución. Montañés crece tras la estela de Víctor Rodríguez, que mantiene su momento dulce sin bajar su nivel. Movilla se ha asegurado un puesto sobre el terreno de juego y parece que la pareja formada por Loovens y Álvaro mejoran el centro de la zaga. Incluso Zuculini, un hombre caótico pero de gran voluntad, ha conseguido hacerse con la titularidad. Jiménez ha mejorado sus prestaciones y ha reconducido su fútbol anarquico dentro de un esquema que funciona.
Ahora llegan tres partidos difíciles, especialmente los desplazamientos a Madrid y Barcelona. Que ambos clubes marcasen cinco goles fuera de casa este fin de semana y a equipos bien trabajados tácticamente, provoca escalofríos. Y ante el Deportivo será necesaria la victoria para sumar y mantenernos en una posición cómoda, sin los mareos que provoca estar cerca del abismo.
Y mientras tanto, la Copa. Con el disgusto de los abonados por el precio de las entradas y la incógnita sobre los cambios de Jimenez y el interés que la entidad tenga en seguir adelante. Que, dados los precedentes con Agapito, no parece prioritario. A mi, sin embargo, me gustaría que se realizase un esfuerzo de voluntad para recuperar unas sensaciones que siempre han sido agradables y estimulantes. Llegar lo más lejos posible en la competición preferida por el Real Zaragoza

Es tranquilizante comprobar que la reacción del equipo se produjo en un momento importante y con la contundencia de los goles. Faltaban Rom...

Es tranquilizante comprobar que la reacción del equipo se produjo en un momento importante y con la contundencia de los goles. Faltaban Romaric, Álvaro y Aranda, lo que obligaba a Jiménez a cambiar gran parte de sus efectivos y a jugar de manera diferente. José Mari fue el sacrificado aunque no parece ser incompatible con Movilla, sino todo lo contrario. Pero el entrenador decididó darle toda la responsabilidad al madrileño y permitir que Apoño jugase a su aire. El andaluz parece enfadado con el mundo y demuestra el mal carácter que favoreció su marcha del Málaga pero de mala leche es más efectivo, siempre y cuando no se líe la manta a la cabeza y el árbitro de turno le expulse.
Postiga sigue con su idilio goleador y no solamente moja con la selección portuguesa, mientras Víctor Rodríguez se ha convertido definitivamente en el elemento desequilibrante de la plantilla y disfruta con las asistencias y los goles.
Jiménez favoreció que el equipo buscase el segundo gol con el 0-1 a los tres minutos de partido. Y pudo marcar un tercero antes de la expulsión de Iriney pero la salida del terreno de juego del jugador nazarí estimuló al Granada que buscó el empate después de acortar distancias a un cuarto de hora para el final.
Tenemos una semana de calma para preparar con tranquilidad el partido contra el Sevilla; que sin ser nada sencillo, ahora parece más asumible que hace tan sólo dos días. Consiste en mantener la misma intensidad defensiva (me gustó Loovens), la posesión del balón (no les quemó en los pies el cuero a los blanquillos) y en aprovechar las dos o tres claras ocasiones de gol (que seguro se van a producir) para sentenciar el partido.
El partido del domingo es a las doce del mediodía, por obra y gracia del desastre egoísta y codicioso de los operadores y la Liga. No es un horario favorable pero la afición zaragocista hará un esfuerzo por acudir al estadio municipal y, ojalá, disfrutar de un triunfo que ya toca, despues de las derrotas contra el Valladolid, el Málaga y el Getafe. Que serían doce puntos, amigos, mucho más cerca de los veintidós que apuntó Jiménez como necesarios en la primera vuelta para evitar el dramatismo de los últimos años.

El viernes no pudo verse a través de la pequeña pantalla el partido de España en Bielorrusia. El millón largo de euros que costaban los der...

El viernes no pudo verse a través de la pequeña pantalla el partido de España en Bielorrusia. El millón largo de euros que costaban los derechos de transmisión hicieron imposible que contemplásemos el rotundo triunfo del equipo de Vicente del Bosque. Y no pasó nada, la gente no se echó a la calle en manifestaciones de protesta, los aficionados españoles aguantaron y siguieron la narración del partido por la radio. Y es que la gente de la radio siempre estamos ahí, aunque sea en las habitaciones del hotel donde se alojaban los enviados especiales en Minsk viendo el partido a través de la pequeña pantalla en la transmisión local para los seguidores de la llamada antiguamente Rusia Blanca. Sin embargo, todo el mundo seguirá el partido entre España y Francia de mañana porque es rentable económicamente y la publicidad costeará los gastos derivados del evento.
Que tomen nota los dueños de los derechos de televisión porque, es verdad que las audiencias de los partidos entre el Real Madrid y el FC Barcelona son enormes, pero la prolongación artificial de las jornadas de viernes a domingo, el comienzo de los partidos a las seis menos diez o a las ocho menos diez e la tarde, terminarán por reventarles en las narices el negocio. A ellos y a los clubes porque sus ingresos, en la mayoría de los casos, son procedentes de la televisión. Y cuando no paguen, porque se arruinen, desaparecerán inexorablamente del fútbol profesional. Una amenaza que surge por el desprecio a los aficionados, a los que están arrojando de los estadios, prisioneros de su codicia.
Mientras tanto el Real Zaragoza sigue inmerso en su crisis de siempre. No tiene pinta que al final de la primera vuelta el equipo blanquillo tenga los veintidós puntos deseados por Jiménez. Y sí da la impresión que las dudas sobre Romaric comienzan a tener visos de certeza. Podría perderse hasta seis partidos de Liga, sin contar el de sanción. Y de la supuesta pretemporada para el costamarfileño, el caso es que será para la disputa de la Copa de África, de donde regresará sin aportarle nada al Real Zaragoza. Eso, si acude a la llamada de su seleccionador, que ha contado siempre con él hasta ahora.
No lo sé, hay muchas cosas que no terminan de gustarme de este club; especialmente el no asumir los errores de cada uno de los principales actores de esta película. Ahora, de lo que se trata, es de ganar el domingo en Granada. Como sea, aunque en el apartado de marcar goles no tengamos especialistas.

Las Fiestas del Pilar no suelen ser fechas propicias para ganar en la Romareda. Es algo que se repite con frecuencia, aunque últimamente ta...

Las Fiestas del Pilar no suelen ser fechas propicias para ganar en la Romareda. Es algo que se repite con frecuencia, aunque últimamente tampoco conseguimos triunfos en el estadio municipal. Nos han ganado el Valladolid, el Málaga y el Getafe en este comienzo de temporada, algo que sonroja al león rampante de nuestro escudo. Quizás la derrota de ayer fuera la más sangrante por injusta; dos expulsados y un penalty en contra son demasiado para un equipo muy justo en el apartado físico y con sus mejores futbolistas lejos de su mejor momento de juego.
Dije que me parecía un error alinear a Romaric para dejar a Apoño fuera en beneficio de Aranda. El experimento duró ocho minutos, hasta que fue expulsado el jugador africano. Desde ese momento, lo que pretendía Jiménez al poner a dos delanteros arriba, tuvo que ser modificado por la inferioridad numérica. Y aunque se aguantó, el Getafe jugó cómodo y a la espera del cansancio de los blanquillos.
Muñiz estaba con ganas de marcha y se gustó en la Romareda. Hizo de su capa un sayo y se inventó un penalty pasado el primer cuarto de hora de la segunda parte. El cuerpo le pedía un escándalo y buscó a quíen echar a la calle, encontrando al final a Álvaro. Roberto casi para el penalty pero, con el 0-1 y dos menos, el partido estaba decidido. Fue el guardameta zaragocista el que se convirtió en el mejor jugador del equipo al detener hasta cinco claros balones de gol y evitar un marcador de escándalo. Eso sí, el coraje mostrado por los futbolistas blanquillos fue encomiable y estuvo cerca el empate en los últimos minutos de partido.
De todas formas, volvemos a estar abajo en la clasificación y con seis puntos en siete partidos, con quince días para darle vueltas a la cabeza a una situación que ya conocemos, un viaje a Granada donde nos esperarán con el recuerdo de la temporada pasada y un calendario que tiene pinta de dejarnos como colistas rezagados si se cumplen los peores pronósticos.
Fue un comienzo de Pilares muy amargo, que se fue complicando según avanzaba la tarde. Ya en el coche, puse la radio para escuchar el final del programa con las entrevistas del CAI Zaragoza y el pregón; se me cayó el alma a los pies cuando escuché el "canto a la libertad" de Labordeta en versión flamenca y extendida, interminable. Como puse en mi twitter, con el debido respeto al mestizaje musical y a la mezcla de culturas, me pareció inconveniente. No me gustó en absoluto y por los pitidos que escuché y la respuesta de mis seguidores en internet, creo que a la mayoría tampoco. Los experimentos, con gaseosa y las frivolidades, las menos posibles en los tiempos que corren. Menos mal que Teresa Perales, con su voz clara y firme pese a la emoción, nos devolvió a la alegría de ¿las fiestas?
Una vez en el centro, con el coche en un parking, lo primero que me encontré en los aseos del aparcamiento fue un peñista vomitando por suelos y paredes del retrete, sin acertar en el inodoro. Eran las nueve y veinte de la noche... A la salida, decenas de críos sentados en el suelo con botellas de licor, algunos con el sentido perdido mientras comían apoyados en las paredes de los edificios y dejaban todo perdido. Entrar en cualquier bar era imposible porque, entre la gente fuera fumando entorpeciendo el paso al establecimiento y los que estaban dentro, la misión era más que imposible. Conseguimos entrar en un garito donde el camarero parecía tenerme manía porque no había forma de que me atendiese. Cuando vio que empezaba a cabrearme me sirvió los dos pinchos de tortilla pedidos y, justo cuando iba a morder por fin el suculento manjar, un tipo gordo me empujó mientras eructaba ruidosamente, haciendo volar el pan, el palillo y la tortilla. Renuncié a darle un bocado al huevo relleno que me ofrecía y compartí con mi mujer el pincho que ella guardaba como un tesoro. Salimos pitando del lugar y noté que alguien, en el follón que había a la altura de la Diputación Provincial, quería meter la mano en el bolsillo interior de mi chaqueta. Intenté agarrarle pero se escapó entre la multitud sin conseguir el supuesto botín, pero elevando mi mala leche a niveles insospechados cuando solamente eran las diez y media de la noche.
Ya al final de San Vicente de Paúl, mientras una amable señora me preguntaba los motivos de la emisión tardía de "El Avispero" y si no se podía adelantar el programa, un imbécil hizo estallar un petardo de enormes proporciones en la misma acera. Además del susto, la explosión nos provocó el consiguiente zumbido y dolor de oídos que terminó por obligarnos a abandonar nuestro recorrido por la ciudad para "pasarlo de puta madre" entre la basura de las calles y las borracheras de gentes de todo tipo que buscan la excusa de la permisividad de las fiestas para dar rienda suelta a sus adicciones.
Total, que nos fuimos con paso firme y decidido al coche para regresar a casa en torno a las once y cuarto de la noche. Curioso, en todo el trayecto desde la Romareda al centro, nuestro generoso paseo a pie y el rereso a mi casa, en la maren izquierda del Ebro, no vi un solo policía local o nacional. A ninguno. Algo que extraña y preocupa por la aglomeración de personas que se produjo en el primer día de fiestas. ¿Dónde estaban?
Ya en la comodidad del hogar, preparamos unos suculentos manjares, abrí una buena botella de vino y cenamos como reyes con el sonido de Interpeñas como fondo. Eso sí, pensando en el cuerpo que algunos tendrían intoxicados por el alcohol, pasados de droga y sin dormir, acudiendo por la mañana a las vaquillas.
¡Joder, qué envidia!