Hace casi tres meses que no me asomo a esta ventana que me proporciona la posibilidad de contar lo que pienso sin que tenga que representar ...

Hace casi tres meses que no me asomo a esta ventana que me proporciona la posibilidad de contar lo que pienso sin que tenga que representar a ningún medio o institución. Es posible que la obligación de escribir por lo menos dos comentarios al día me haya dejado sin ganas de seguir contando cosas. Como también es verdad que el agotamiento de estar al tanto de un montón de actividades, me produzca cierta pereza a la hora de contar las cosas que pasan por el puro placer de hacerlo.
Hoy no voy a hablar de fútbol, del Real Zaragoza, de su lucha por regresar a lo que fue y está tan lejos de volver, por todo lo que ha ocurrido en la última década y por la agonía del fútbol como elemento romántico de compartir sentimientos. Hoy voy a dejarme llevar por la melancolía y a aprovechar los próximos minutos para desahogarme.
Sinceramente estoy en la barrera del cansancio y la desilusión, agotado por comprobar la falta de estímulos que desde mi entorno me ayuden a seguir creando posibilidades de crecimiento apenas compartidas por nadie. Si el talento siempre está bajo sospecha, la combinación de trabajo constante con aptitudes y conocimiento, sacan de quicio a los mediocres que tienen la llave del calabozo. Y ahí ando sumido, en las cárceles de la angustia y la incomprensión mientras los cortos de talla mental, los pelotas del pequeño poder y los vagos, campan a sus anchas deteniendo el progreso de nuestra sociedad.
Tal es así que me planteo como una liberación el fracaso en todos mis proyectos para intentar descansar, para recostar mis huesos en la playa desconocida tras el naufragio y disfrutar de la soledad más absoluta.
Es curioso que los éxitos procuren más disgustos que placer y que la toma de decisiones te convierta en una persona sin vinculación con los colectivos que te rodean. Unas risas, un par de cervezas, hablar mal de los demás, unen a la gente sin un poso de compromiso ni profundidad. Y ese tipo de relación no me atrae en absoluto.
Me gusta crear, innovar, crecer en conocimientos de los sabios que caminan despistados con muchas más decepciones que yo mismo y que claman en el desierto su doctrina. Desearía tener fe, conservar la esperanza, pensar en que todo va a resolverse y que la negrura de la noche no significa que el sol ha desaparecido.
Pero no estoy ni seguro, ni convencido de ello; todo lo contrario. Y la pena es que, seguramente, dejaré de luchar para dejarme llevar por la corriente y no sufrir, aunque mi forma de ser provoque coletazos que me hagan saltar del agua y deslizarme en contra de la masa sin cerebro, de vez en cuando.
Soledad, cansancio y desilusión. Una mezcla contundente y peligrosa para acabar con el alma siendo absorbida por la implacable razón.

Hace tres meses, cuando el Real Zaragoza disputó su último partido de liga en la Romareda, no sabía si tendría la oportunidad de regresar ...

Hace tres meses, cuando el Real Zaragoza disputó su último partido de liga en la Romareda, no sabía si tendría la oportunidad de regresar al estadio municipal para transmitir otro partido del equipo aragonés. La oscuridad de una noche tormentosa amenazaba con destruir un patrimonio de varias generaciones de seguidores blanquillos y la afición estaba extenuada. Lo peor, no obstante, llegó después, con la disparatada sucesión de personalismos que algunos individuos protagonizaron para hacerse con la propiedad del club. Como también la actuación de ciertos fundamentalistas que, apoyando a unos u otros, quedaron en ridículo después de llenar las redes sociales con mentiras, falsedades e insultos. Esa actuación tan desafortunada estuvo a punto de reventar una operación, la llamada "tercera vía", que algunos conocíamos desde hacía unos meses y que no desvelamos para evitar que fracasara. Desde aquí, como hice en twitter el sábado tras el partido, quiero reconocer a personas que desean permanecer anónimas y que realizaron un enorme trabajo para que la Fundación Zaragoza 2032 se hiciera con el control del club blanquillo.
De la misma forma que se debe felicitar al equipo directivo y al cuerpo técnico por el trabajo desarrollado en poco más de un mes para liberar a la plantilla de jugadores que no interesaban por su ficha o por su rendimiento, organizar un sistema de trabajo con profesionales independientes y fichar una plantilla que se adecúa a las necesidades de Víctor Muñoz, cuyo esfuerzo ha sido también importante.
Todo esto se vio reflejado sobre el césped donde los chavales de la cantera y las nuevas adquisiones, jóvenes y veteranos, cumplieron con responsabilidad y compromiso. En un estadio que ya se asemejaba a la Romareda de otros tiempos, con una afición que animó con todo su corazón antes, durante y después del partido. Pese al golpe de encajar el gol del empate en el minuto 92.
Queda mucho trabajo por hacer pero el primer paso ya se ha dado. Habrá momentos de duda, de vacilación y de sufrimiento, sin lugar a dudas. Pero lo peor ha pasado y desde ahora debemos mantener el compromiso de unión con el Real Zaragoza para caminar con decisión hacia adelante.

La temporada comenzó el sábado en Huelva con la ilusión de un cambio de ciclo, el temor a ser optimistas por el síndrome de Estocolmo que ...

La temporada comenzó el sábado en Huelva con la ilusión de un cambio de ciclo, el temor a ser optimistas por el síndrome de Estocolmo que padece la afición blanquilla después de nueve años bajo la sombra de Agapito, y la certeza de no haber completado una plantilla competitiva por falta de tiempo y dinero para ello. Pero el transcurso del partido frente al Recreativo demostró que sobre el terreno de juego había compromiso e intensidad, y que además de un interesante juego defensivo se crearon las suficientes oportunidades de gol para haberse llevado los tres puntos.
Fue un buen inicio si tenemos en cuenta de dónde venimos y de el tremendo esfuerzo que los nuevos dirigentes del club están poniendo sobre la mesa para normalizar la situación deportiva, económica y societaria del Real Zaragoza. Falta mucho para que el equipo se conjunte, tenga una columna vertebral sólida, especialmente porque faltan cinco o seis jugadores para cerrar el plantel. Y que los jugadores se conozcan, asimilen el sistema de Víctor Muñoz y adquieran la confianza suficiente para luchar por el regreso a Primera División. 
El Nuevo Colombino fue el arranque del nuevo Real Zaragoza, que busca desligarse de un pasado sombrío y destructivo, un paréntesis negro en la historia de la entidad que necesita volver a demostrar al fútbol que lucha por ser lo que fue durante muchos años. Y no va ser ni sencillo, ni inmediato, ni definitivo. 
Este sábado en la Romareda la afición ofrecerá su punto de vista en la Romareda. Y ojalá que las gradas regresen al colorido de antaño y se viva una jornada positiva, con alegría dentro y fuera del estadio municipal y que los jugadores sientan un cariño especial que les permita jugar con tranquilidad y confianza. Es muy importante, vital, recuperar el eco del graderío y que la voz del zaragocismo se escuche cada vez con más fuerza.
Yo voy a aportar lo que pueda, con toda mi voluntad y carácter, para que el clima sea favorable y que juntos, con mucho trabajo y mucha paciencia, demos el primer paso hacia nuestro futuro.

Esta es la imagen del estadio municipal sin público, una vez finalizado el partido del pasado sábado con otra decepción más en las vacías gr...

Esta es la imagen del estadio municipal sin público, una vez finalizado el partido del pasado sábado con otra decepción más en las vacías gradas de la Romareda. Solamente deambulaba por las escaleras algún compañero de los servicios técnicos recogiendo los cables y los aparatos de transmisión, con los jugadores fuera ya del recinto y yo hundido en el asiento de plástico del palco de prensa. Imaginaba si iba a ser el último partido que presenciara allí, la despedida de 82 de historia del club y de 38 comentando y transmitiendo los partidos del Real Zaragoza.
Recordaba el gol de Roger y su escaso valor, pero cantado con la misma emoción de siempre, porque trasladar a los oyentes la alegría de un tanto a favor supone casi lo mismo que conseguirlo, por lo menos para mi. Y buscaba en mi mente el primer tanto que viví en el coliseo zaragocista mediados los años sesenta, un penalty que transformó Eleuterio Santos contra el Córdoba. Después hubo muchos más partidos, muchos más goles, muchos más triunfos, hasta ahora.
Soledad y rabia. Esos eran mis sentimientos porque el cansancio de contar derrotar, de ser portador de malas noticias, te lleva a endurecer tu corazón y a permitir que el disgusto pase de largo sin cebarse en tu mitigado dolor. Pero llega un momento que es imposible y que surge el lamento, el grito sordo sin nadie a tu lado, preguntándote por qué nos está ocurriendo esto. Qué venganza se adhiere a nuestro futuro para condenarlo de esta manera. O si es solamente una prueba de resistencia y todo terminará en breve.
Despedir la liga en tu estadio con un pobre empate que significa haber perdido 35 puntos en tu campo es tan triste como real. Y las nubes que se abrían después de la tormenta, extinguidos los truenos que parecían venir del infierno, nos daban a entender que después de la tempestad llega la calma. Aunque la sensación sea de una tregua en el huracán que puede borrar del mapa a un Real Zaragoza sin alma.

Diez minutos bastaron para darnos cuenta que la UD Las Palmas iba a ganar el partido. Calidad, talento y gol. Muchos argumentos más que lo...

Diez minutos bastaron para darnos cuenta que la UD Las Palmas iba a ganar el partido. Calidad, talento y gol. Muchos argumentos más que los de un Real Zaragoza que salió rendido al terreno de juego. Faltó intensidad, anticipación y talento, lo que supone sumergirse en la más absoluta mediocridad que es donde nos merecemos arrastrarnos. Víctor Muñoz no tiene soldados para la batalla, pero se empeña en buscar la chispa en futbolistas como Barkero y Luis García, más jóvenes que un Valerón que dio otra lección de fútbol en la Romareda. Un estadio avergonzado de tanta derrota, de tan poco fútbol, de tan esa casa calidad. Pero no son los únicos culpables, todos estuvieron otra vez por debajo de sus posibilidades.
Acudió menos gente que de costumbre, que ya es poca. Y se marchó, como siempre, antes de terminar el partido porque la capacidad goleadora de este equipo es insignificante. Un arreón que duró un cuarto de hora y poco más, porque los insulares controlaban el partido y lo durmieron hasta que terminó, con molestias musculares, calambres y desfondamiento físico. Los nervios corroen las entrañas y el miedo provoca que se olviden incluso los fundamentos más elementales.
Ahora se abre un tiempo donde habrá que sumar los puntos necesarios para no descender, que sería lo mismo que desaparecer. Y entre col y col, a la espera de noticias sobre la posible venta de la sociedad, algo que se espera desde hace tiempo pero que nunca llega. Es posible que el fracaso deportivo suponga una venta, que podría enmarcarse en los mismos parámetros de los ocho años de Agapito. Desde el propio entorno del club se habla de que los pasos se han dado y que solamente queda la firma. Pero en las condiciones en las que está el club la agonía puede ser todavía más larga y penosa, con mayor desesperación y ruina.
Ahora estoy más triste que nunca, no por esperar un triunfo que alimentase falsas esperanzas de ascenso, sino porque la realidad es tan brutal que no deja de provocarme una honda depresión de la que no es fácil salir. Una temporada larga, convulsa, decepcionante, con un final doloroso no por menos esperado.

Vuelvo de Gerona después de cenar, con la tranquilidad de la noche y asumiendo la pobreza de un club que no sabe defender su histórico p...

Vuelvo de Gerona después de cenar, con la tranquilidad de la noche y asumiendo la pobreza de un club que no sabe defender su histórico pasado. Ni luchar por un futuro mejor, posiblemente porque no está preparado para ello. El juego del Real Zaragoza ofende a su afición por su escasa calidad y su discutido compromiso. Dejarse la piel en el campo no es suficiente, cuando es incapaz de proponer talento y ofrecer un mínimo de solidez. El equipo catalán es el peor de la categoría, estuvo a merced de los blanquillos durante más de una hora pero terminó ganando por 2-0 ante los burdos errores defensivos de siempre y la nulidad ofensiva de proyectos de goleadores sin terminar de cuajar.
La derrota del domingo es un fracaso sin paliativos, un desastre amargo para los aficionados que acudieron al campo rojiblanco y para los que lo escucharon por la radio o sufrieron con las imágenes por internet ofrecidas por la Liga. Que esa es otra, la organización televisiva de una Liga mediocre tanto en Primera como en Segunda que amenaza con cargarse un negocio que ya no lo es tanto para nadie. Todo son escándalos, desmesuras, vulgarización de la competición para mayor gloria de los antagonistas, con invitados especiales que utilizan los poderosos como excusa  y que se aprovechan al final tambien de ellos.
Estoy triste por la derrota porque a veces pienso que es posible el milagro y cuando más bajo la guardia, más fuerte recibo el golpe de la realidad. Aunque, a decir verdad, ya empiezo a notar cada vez menos el dolor por la frecuencia de las agresiones.

Conseguir los tres puntos frente al Real Jaén era un fin en sí mismo. Al margen de jugar bien, de crear ocasiones de gol o de dominar el pa...


Conseguir los tres puntos frente al Real Jaén era un fin en sí mismo. Al margen de jugar bien, de crear ocasiones de gol o de dominar el partido. Por eso mismo, que el encuentro fuera aburrido, sin tensión ni calidad, importaba muy poco. O que el adversario llegase a jugar mejor el balón, o desperdiciase dos claras ocasiones de marcar. El único objetivo era la victoria y a estas alturas los tres puntos siguen alimentando las ilusiones de muchos zaragocistas.
Los empates de Vitoria y Soria fueron pobres y con muy escaso valor, arrancados después de mucho sufrimiento y arrojando por la borda un triunfo que hubiera servido de mucho para la segunda opción, que no es otra que conseguir un puesto en la promoción. Ganarle al Éibar fue providencial y retomar el sabor por el triunfo en el estadio municipal, un sorbo de agua para seguir bajo el implacable sol del desierto.
Solamente nos queda seguir hacia adelante, sin conocer el futuro. Sin saber si esta lucha contra el destino valdrá para algo o el club desaparecerá, como venganza de García Pitarch a Agapito, o como actitud de despecho del máximo accionista contra una masa social que no le perdona su paso por el club. Incluso que el tinglado se desmorone por sí mismo, al no poder aguantar embargos, denuncias o impagos.
Corren malos tiempos para el zaragocismo, ahogado en su propia sangre, derramada por la voracidad de quienes han pretendido desnaturalizar la esencia del sentimiento futbolístico para su propio provecho. Ahora, en las oscuras cloacas del desengaño, la crispación y el hastío llaman a la desunión. Y al mismo tiempo, aún hay quien pretende sacar tajada de este descalabro.
El domingo hay que ganar, como sea. Porque cada victoria enciende una llama en el estéril corazón de los jugadores, hace más fuerte al entrenador y nos acerca a la promoción, triste objetivo casi imposible que provoca sueños en la buena gente que siente en su pecho el escudo del león.



Todos teníamos una gran ilusión con la llegada de Víctor Muñoz al banquillo del Real Zaragoza. Y la ilusión provoca esperanza e incluso eu...

Todos teníamos una gran ilusión con la llegada de Víctor Muñoz al banquillo del Real Zaragoza. Y la ilusión provoca esperanza e incluso euforia, dejando de lado la realidad. Lo cierto es que el equipo había caído en picado con el comienzo de febrero y la inercia era tan fuerte que la llegada del Deportivo solamente podía terminar en una nueva derrota en la Romareda. La plantilla es de tan bajo perfil, tan limitada y con una moral tan disminuída, que el tanto de los gallegos rompió el motor del equipo. La segunda parte aún fue peor, confirmándose la escasez de gol y la falta de fuerzas sobre el terreno de juego.
El entrenador aragonés ya ha sido claro en su pronóstico: consiste en evitar el descenso a Segunda B como sea. Sin mirar a otras opciones, sabiendo que cada partido va a ser una amargura y que se tienen que ganar la mitad para asegurarse la permanencia. Así de sencillo y así de complicado.
Ahora consiste en recuperar futbolistas como Víctor Rodríguez, Acevedo o Ángelo Henríquez. Que como no han jugado, se postulan como recambio. Además, debemos tener en cuenta que César Arzo está sancionado para el desplazamiento a Vitoria y que las lesiones o las tarjetas mermarán los escasos efectivos blanquillos.
Víctor Muñoz no puede obrar milagros y lo sabe, pero me parece que no estaba al tanto de la profundidad del desastre zaragocista. Que es enorme. Quizás, al habernos acostumbrado, hayamos perdido la perspectiva. Pero jamás en Segunda División se habían perdido tantos partidos en casa, el equivalente a 28 puntos que es una sangría insostenible.
Pensar a estas alturas que el club puede descender a Segunda B da miedo, terror, inmoviliza por las consecuencias que puede tener para la capital aragonesa y no solamnente en el plano deportivo. Ojalá esta sensación de que va a estallar todo, mueva a empresarios, instituciones y demás, a volver la cara a la realidad y no esconderse para evitar mojarse en el barro. Porque los ciudadanos también demandarán a quienes se hayan lavado las manos como Pilatos.

Han ocurrido muchas cosas desde la derrota en Ponferrada. Un tropiezo cruel con goleada incluida que puso a los pies de los caballos a Pac...

Han ocurrido muchas cosas desde la derrota en Ponferrada. Un tropiezo cruel con goleada incluida que puso a los pies de los caballos a Paco Herrera, virtualmente cesado desde hace semanas. Solamente quedaba un empujón después de la masiva protesta del público en el último partido jugado en la Romareda. El técnico catalán ha sido superado por los acontecimientos y devorado por la situación, algo habitual en el Real Zaragoza de Agapito Iglesias. Y se marchó de Zaragoza en una rueda de prensa muy corta, vacía de contenido y sin posibilidades de preguntas por parte de los periodistas presentes en el acto.
Jesús García Pitarch apenas dijo unas palabras en el adiós del técnico catalán y apenas unas frases de bienvenida con la llegada de Víctor Muñoz. Su llegada fue una sorpresa después de que Agapito prefiriese a Víctor Fernández para su primer proyecto y no se cortó en su presentación desmarcándose del máximo accionista y dejándole en evidencia. Pero ahora lo más importante es que tome las riendas y comience a ganar partidos; primero, para asegurar la permanencia y después, para intentar meter al equupo en los play off.
Confío en la capacidad de estímulo de Víctor Muñoz y en su contrastada capacidad táctica. Conocerá a estas alturas de la semana los puntos fuertes y las debilidades del conjunto gallego y, por supuesto, lo que puede dar de sí su plantilla.
Aún así, lo normal sería que el Deportivo puntuase en la Romareda. ha conseguido veinticinco puntos fuera de casa, los mismos que en Riazor, con tan sólo nueve goles encajados. Y si es capaz de provocar la inseguridad y el nerviosismo en el equipo maño, es posible que moralmente se venga abajo el Real Zaragoza.
Al margen de la calidad, la preparación física y la dinámica, creo en el factor emocional. Y si Víctor Muñoz es capaz de encontrar el camino a la mejora de la estima zaragocista tendremos mucho ganado de cara al partido del domingo, donde la presencia del público y la actitud de lan grada será también fundamental.
La llegada de Víctor Muñoz es el último tren que puede tomar el Real Zaragoza  para intentar cambiar esta dinámica tan negativa. pero creía lo mismo cuando se hizo cargo Manolo Villanova hace siete años del equipo y no pudo evitar el descenso a Segunda División.

Abandonar Huelva con la noche encima, ver cómo partía el autocar del Real Zaragoza en la soledad más absoluta y con caras cansadas, mezc...

Abandonar Huelva con la noche encima, ver cómo partía el autocar del Real Zaragoza en la soledad más absoluta y con caras cansadas, mezcla de resignación e impotencia, me provocó una sensación de profundo abatimiento. Minutos antes el entrenador repitió hasta tres veces que si no estaban satisfechos con su trabajo, que le echasen. Esa dura y cruenta guerra interna para que dimita Paco Herrera y su reacción pública conminando a la directiva a su cese, no hace nada bien al espíritu del grupo.
Y eso que el Recreativo no demostró una solidez de líder, una contundencia de aspirante definitivo al ascenso directo. Por supuesto sabe a qué juega, tiene profundidad ofensiva y gusta de la posesión del balón, pero pudo perder perfectamente el sábado en el Colombino. Si no hubiera sido por el penalty cometido por Abraham, ahora estaríamos con dos puntos más en la pomada. Otra vez los pequeños detalles derrumbaron un posible triunfo tan inmerecido como estéril.
La realidad del día a día, la historia reciente, el clamor ahogado de la afición, destrozan un equipo que podía ser la punta de lanza de la salvación deportiva. Porque, pase los que pase en los tribunales, en las entrañas del club, la supervivencia comenzará con el ascenso. Si no se consigue el regreso inmediato a Primera División el Real Zaragoza se desmantelará, se quebrará su estructura y pondrá camino a su final. Incluso para una posible venta el valor de la sociedad sería mucho mayor porque los ingresos por los derechos de televisión son fundamentales para la subsistencia.
Va a ser muy difícil conseguir el regreso a Primera División directamente, tendría que dar un giro copernicano el equipo y ganarlo prácticamente todo, pero la promoción sigue estando ahí. Y estoy convencido que, solamente por el apoyo agónico del zaragocismo, por esa actitud de generoso compromiso, la vieja Romareda volvería a vibrar como siempre ha hecho en los momentos más importantes, si llegase el caso.

Es lógico que la gente se marche después de marcar el segundo gol el Castilla. Ya no había nada que hacer y era una pérdida de tiempo qued...

Es lógico que la gente se marche después de marcar el segundo gol el Castilla. Ya no había nada que hacer y era una pérdida de tiempo quedarse para abroncar al equipo. Los que se mantuvieron en las gradas sufrieron todavía más cuando se acercó el tercer tanto de los filiales merengues que hubiera hecho más triste la derrota. Los números son inapelables: veintitrés puntos perdidos en la Romareda, uno de doce puntos en los cuatro últimos encuentros y un gol conseguido en febrero. Números de preocupación por la permanencia después de ese atisbo de ilusión que emergió en enero. Fue simplemente un espejismo que nos hizo ver un oasis en un desierto que permanece implacable sin agua ni vegetación.
Las discusiones del secretario técnico con el entrenador, la actitud beligerante del director general, la presencia en los juzgados de Agapito Iglesias, la denuncia por impago de Manolo Jiménez, la razón otorgada en los tribunales a Romaric, no auguraban nada bueno. Con tantos problemas (incluidos los relativos al cobro de los futbolistas) es difícil aguantar el ritmo de competición. Y más cuando tienes jugadores apartados, lesionados o sancionados. Un formidable caldo de cultivo para el fracaso.
No prosperó la iniciativa de algunos movimientos zaragocistas para abandonar la Romareda al descanso y regresar cuando comenzase la segunda mitad. La gente acude por inercia al estadio, los pocos que van, y no tienen en su mayoria ganas de complicarse la vida. Es entendible que algunos intenten oponerse a la propiedad y también que la mayoría no desee manifestarse.
Se habla de muchas cosas, las dudas son enormes en el zaragocismo. Desde la liquidación de la compañía al terminar la temporada, al descenso a Segunda B o a la venta de las acciones de Iglesias García. Es un hervidero de rumores movidos por la necesidad de que ocurra algo que ponga punto final a una situación insostenible.
No lo sé, nada hay confirmado ni los indicios se pueden interpretar como signos en uno u otro sentido. Habrá que esperar, seguir sufriendo y pensar en un final o en un principio según el carácter de las personas. Lo más triste es que todo es susceptible de empeorar y que, posiblemente, no hayamos tocado fondo todavía. Como decía Friedrich Nietzsche, "la esperanza es el peor de los males, pues prolonga el tormento del hombre". Y para no ser negativo, un regalo deKhalil Gibran a los optimistas: "en el corazón de todos los inviernos vive una primavera palpitante, y detrás de cada noche, viene una aurora sonriente". Quédense con lo que prefieran.

Es totalmente injustificable el fútbol que ofrece el Real Zaragoza y la racha de marcadores adversos de los últimos partidos. Aunque el em...

Es totalmente injustificable el fútbol que ofrece el Real Zaragoza y la racha de marcadores adversos de los últimos partidos. Aunque el empate en Tenerife haya sido afortunado e injusto, un punto a estas alturas de la temporada es muy poco si se pretende el ascenso. Que el Éibar te saque ocho,  es una humillación difícilmente soportable, aunque te estén echando una mano el Deportivo, el Lugo o el Mallorca que parecen no querer aprovechar los continuos descalabros zaragocistas.
Ahora resulta que el Barcelona B no es tan bueno y cae ante el colista, el filial del Real Madrid. Se conoce que los "niños" del conjunto azulgrana solamente juegan bien ante equipos que no presionan, que se cuelgan de su propia portería o que no tienen el amor propio de intentar jugar al fútbol. ¿Y del Lugo, qué me dicen? Goleado por el Girona, colista como el Castilla, que le ha hecho media docena a los de Quique Setién, aparentemente imbatibles para nuestros futbolistas.
Paco Herrera se justifica con la falta de jugadores para mantenerse hasta que le cesen, con deseos de que esto suceda para cobrar el finiquito y olvidar esta pesadilla. Ahora resulta que el problema es el entorno, con los medios de comunicación que solamente hablamos de cosas feas. ¿Hay que eludir el problema de las denuncias? ¿De los impagos? ¿De las salidas de tono del director general? ¿De las permanentes lesiones de los jugadores? Esas noticias proceden del propio club y no nos las inventamos. Y un profesional tiene que asimilar estas circunstancias y jugar al fútbol, que es su obligación.
Ya está bien de escudarse en las actuaciones arbitrales, el estado del terreno de juego, las ganas del adversario o su potencial. De preparar el partido con cambios en la formación titular y en el esquema en función del adversario. Ya vale de tanto fútbol vulgar, mediocre y sin calidad. Sin actitud ni vergüenza torera.
El Real Zaragoza es un equipo mal trabajado tácticamente, sin un sistema definido, sin líderes y sin capacidad creativa. Que ni sabe defender, ni mantiene la posesión del balón, ni juega al contraataque. Y esa no es culpa de la afición, ni de la prensa local.
Basta ya de tanto lloriqueo, de tantas quejas, de tanta estupidez. La culpa, del empedrado. Y así no se puede empezar a buscar ninguna solución porque no se asume ni la culpa, ni la responsabilidad, ni la obligación de solucionar los problemas.

No he tenido ni tiempo ni ganas de asomarme a través de este blog. Generalmente soy más comedido en mis comentarios en la radio y la telev...

No he tenido ni tiempo ni ganas de asomarme a través de este blog. Generalmente soy más comedido en mis comentarios en la radio y la televisión o en mis apreciaciones a través de twitter o facebook. Esta ventana es más exclusiva, más particular, más interior. Y por eso no pretendo airear mi enfado ni dejarme llevar por las vísceras aunque sea mi primera intención vomitar toda la desilusión y decepción que llevo dentro.
Las dos derrotas consecutivas en la Romareda y en Lugo han hecho mucho daño. No son de recibo ninguna de las dos, aunque se diga que el filial azulgrana es un grandísimo equipo plagado de futuras estrellas internacional. De momento, algunos son juveniles y habrá que ver si realmente son el recambio de Puyol, Busquets, Xavi, Iniesta, Cesc, Pedro, Neymar o Messi. Les falta experiencia y rodaje, aunque tengan un alto nivel balompédico. El baño fue espectacular y el ridículo, espantoso. Ni Paco Herrera ni su equipo tenían argumentos para justificar semejante vergüenza. Pero volvió a ocurrir lo mismo en el "Anxo Carro", donde el conjunto maño salió a dejar pasar los minutos, evitar el gol contrario e intentar aprovechar alguna ocasión para marcar. Vamos, lo mismo que en Sabadell, Jaén o Éibar.
El entrenador ha perdido el rumbo, no sabe por dónde le da el aire y aguanta porque tiene un año de contrato además de esta temporada. Se echa a la espalda lo que se le viene encima y observa su pre jubilación con tranquilidad mientras deja pasar el tiempo. No tiene plantilla, no le han venido refuerzos y apenas tiene relación con el club. Y los actuales dirigentes están metidos en batallas estériles que no benefician ni al Real Zaragoza como institución, ni al club en el apartado económico. La salida de José Mari, la convocatoria de Paredes en Lugo y el esperpento de Movilla, al que también colabora el futbolista, dice muy poco de la seriedad de los responsables de la gestión.
Este club se desmorona, se viene abajo con estrépito. Con el máximo accionista imputado, la afición desmoralizada por la situación y el futuro cada vez más oscuro. No funciona nada en el Real Zaragoza y el dolor es inaguantable para muchos, que deciden prescindir de semejante sufrimiento para disfrutar algo más de la vida, que bastante jodida está.
Estamos en un agujero negro, absorbidos por fuerzas incontenibles, sin saber ni el final ni cuándo se producirá. Una incógnita cuyos resultados solamente pueden ser malos o peores a no ser que la fortuna nos eche una mano.

Mi última reflexión del año la publico en 2014, una vez conocida la denuncia de Movilla, Paredes y José Mari por el impago de la mensualid...

Mi última reflexión del año la publico en 2014, una vez conocida la denuncia de Movilla, Paredes y José Mari por el impago de la mensualidad de diciembre y las partes proporcionales de la ficha de la temporada. El entorno de los futbolistas afirma que esta denuncia está provocada por el trato sufrido por la directiva, en especial por la actitud de su director general, Jesús García Pitarch.
El sindicato de futbolistas ha confirmado oficialmente la denuncia y ha hecho saber que, en ningún caso, tolerará que se pongan en juego los derechos contemplados en sus contratos, especulando con la posibilidad de realizar modificaciones unilaterales por parte del club o posibles despidos con el fin de realizar nuevas contrataciones a costa de ello.
Otra vez en el ojo del huracán, siendo el centro de los comentarios del fútbol español y en la víspera de un partido importante de cara a pensar en el ascenso ante un rival que es el segundo en la tabla clasificatoria.
Enero es cruel con el Real Zaragoza, que se apunta al primer mes del año para derribar las escasas aportaciones positivas de las semanas precedentes y entrar en una dinámica de autodestrucción que parece imparable. Paco Herrera debe estar tirándose de los pelos porque cada cosa que ocurre en este club mina los cimientos que él ha intentado poner, con mejor o peor fortuna, en el regreso a la Primera División.
Lamentablemente toma cuerpo la fase de liquidación de la compañía, ante el silencio del máximo accionista, la permanente audencia del supuesto presidente y el deterioro implacable de la entidad que alcanza límites insospechados.
El adiós a 2013 significa un paso más hacia la desaparición, un golpe más al zaragocismo, la caída sin fin hacia el abismo. Nadie echa una mano desde las Instituciones o desde el poder económico de la ciudad y la Comunidad. Miran hacia otro lado, apartándose para que no les salpique. Pero la afición, que siente todavía los colores y la historia del club, no perdonará a quienes han dinamitado el Real Zaragoza ni a quienes lo han permitido.