Abandonar Huelva con la noche encima, ver cómo partía el autocar del Real Zaragoza en la soledad más absoluta y con caras cansadas, mezc...

Abandonar Huelva con la noche encima, ver cómo partía el autocar del Real Zaragoza en la soledad más absoluta y con caras cansadas, mezcla de resignación e impotencia, me provocó una sensación de profundo abatimiento. Minutos antes el entrenador repitió hasta tres veces que si no estaban satisfechos con su trabajo, que le echasen. Esa dura y cruenta guerra interna para que dimita Paco Herrera y su reacción pública conminando a la directiva a su cese, no hace nada bien al espíritu del grupo.
Y eso que el Recreativo no demostró una solidez de líder, una contundencia de aspirante definitivo al ascenso directo. Por supuesto sabe a qué juega, tiene profundidad ofensiva y gusta de la posesión del balón, pero pudo perder perfectamente el sábado en el Colombino. Si no hubiera sido por el penalty cometido por Abraham, ahora estaríamos con dos puntos más en la pomada. Otra vez los pequeños detalles derrumbaron un posible triunfo tan inmerecido como estéril.
La realidad del día a día, la historia reciente, el clamor ahogado de la afición, destrozan un equipo que podía ser la punta de lanza de la salvación deportiva. Porque, pase los que pase en los tribunales, en las entrañas del club, la supervivencia comenzará con el ascenso. Si no se consigue el regreso inmediato a Primera División el Real Zaragoza se desmantelará, se quebrará su estructura y pondrá camino a su final. Incluso para una posible venta el valor de la sociedad sería mucho mayor porque los ingresos por los derechos de televisión son fundamentales para la subsistencia.
Va a ser muy difícil conseguir el regreso a Primera División directamente, tendría que dar un giro copernicano el equipo y ganarlo prácticamente todo, pero la promoción sigue estando ahí. Y estoy convencido que, solamente por el apoyo agónico del zaragocismo, por esa actitud de generoso compromiso, la vieja Romareda volvería a vibrar como siempre ha hecho en los momentos más importantes, si llegase el caso.

Es lógico que la gente se marche después de marcar el segundo gol el Castilla. Ya no había nada que hacer y era una pérdida de tiempo qued...

Es lógico que la gente se marche después de marcar el segundo gol el Castilla. Ya no había nada que hacer y era una pérdida de tiempo quedarse para abroncar al equipo. Los que se mantuvieron en las gradas sufrieron todavía más cuando se acercó el tercer tanto de los filiales merengues que hubiera hecho más triste la derrota. Los números son inapelables: veintitrés puntos perdidos en la Romareda, uno de doce puntos en los cuatro últimos encuentros y un gol conseguido en febrero. Números de preocupación por la permanencia después de ese atisbo de ilusión que emergió en enero. Fue simplemente un espejismo que nos hizo ver un oasis en un desierto que permanece implacable sin agua ni vegetación.
Las discusiones del secretario técnico con el entrenador, la actitud beligerante del director general, la presencia en los juzgados de Agapito Iglesias, la denuncia por impago de Manolo Jiménez, la razón otorgada en los tribunales a Romaric, no auguraban nada bueno. Con tantos problemas (incluidos los relativos al cobro de los futbolistas) es difícil aguantar el ritmo de competición. Y más cuando tienes jugadores apartados, lesionados o sancionados. Un formidable caldo de cultivo para el fracaso.
No prosperó la iniciativa de algunos movimientos zaragocistas para abandonar la Romareda al descanso y regresar cuando comenzase la segunda mitad. La gente acude por inercia al estadio, los pocos que van, y no tienen en su mayoria ganas de complicarse la vida. Es entendible que algunos intenten oponerse a la propiedad y también que la mayoría no desee manifestarse.
Se habla de muchas cosas, las dudas son enormes en el zaragocismo. Desde la liquidación de la compañía al terminar la temporada, al descenso a Segunda B o a la venta de las acciones de Iglesias García. Es un hervidero de rumores movidos por la necesidad de que ocurra algo que ponga punto final a una situación insostenible.
No lo sé, nada hay confirmado ni los indicios se pueden interpretar como signos en uno u otro sentido. Habrá que esperar, seguir sufriendo y pensar en un final o en un principio según el carácter de las personas. Lo más triste es que todo es susceptible de empeorar y que, posiblemente, no hayamos tocado fondo todavía. Como decía Friedrich Nietzsche, "la esperanza es el peor de los males, pues prolonga el tormento del hombre". Y para no ser negativo, un regalo deKhalil Gibran a los optimistas: "en el corazón de todos los inviernos vive una primavera palpitante, y detrás de cada noche, viene una aurora sonriente". Quédense con lo que prefieran.

Es totalmente injustificable el fútbol que ofrece el Real Zaragoza y la racha de marcadores adversos de los últimos partidos. Aunque el em...

Es totalmente injustificable el fútbol que ofrece el Real Zaragoza y la racha de marcadores adversos de los últimos partidos. Aunque el empate en Tenerife haya sido afortunado e injusto, un punto a estas alturas de la temporada es muy poco si se pretende el ascenso. Que el Éibar te saque ocho,  es una humillación difícilmente soportable, aunque te estén echando una mano el Deportivo, el Lugo o el Mallorca que parecen no querer aprovechar los continuos descalabros zaragocistas.
Ahora resulta que el Barcelona B no es tan bueno y cae ante el colista, el filial del Real Madrid. Se conoce que los "niños" del conjunto azulgrana solamente juegan bien ante equipos que no presionan, que se cuelgan de su propia portería o que no tienen el amor propio de intentar jugar al fútbol. ¿Y del Lugo, qué me dicen? Goleado por el Girona, colista como el Castilla, que le ha hecho media docena a los de Quique Setién, aparentemente imbatibles para nuestros futbolistas.
Paco Herrera se justifica con la falta de jugadores para mantenerse hasta que le cesen, con deseos de que esto suceda para cobrar el finiquito y olvidar esta pesadilla. Ahora resulta que el problema es el entorno, con los medios de comunicación que solamente hablamos de cosas feas. ¿Hay que eludir el problema de las denuncias? ¿De los impagos? ¿De las salidas de tono del director general? ¿De las permanentes lesiones de los jugadores? Esas noticias proceden del propio club y no nos las inventamos. Y un profesional tiene que asimilar estas circunstancias y jugar al fútbol, que es su obligación.
Ya está bien de escudarse en las actuaciones arbitrales, el estado del terreno de juego, las ganas del adversario o su potencial. De preparar el partido con cambios en la formación titular y en el esquema en función del adversario. Ya vale de tanto fútbol vulgar, mediocre y sin calidad. Sin actitud ni vergüenza torera.
El Real Zaragoza es un equipo mal trabajado tácticamente, sin un sistema definido, sin líderes y sin capacidad creativa. Que ni sabe defender, ni mantiene la posesión del balón, ni juega al contraataque. Y esa no es culpa de la afición, ni de la prensa local.
Basta ya de tanto lloriqueo, de tantas quejas, de tanta estupidez. La culpa, del empedrado. Y así no se puede empezar a buscar ninguna solución porque no se asume ni la culpa, ni la responsabilidad, ni la obligación de solucionar los problemas.

No he tenido ni tiempo ni ganas de asomarme a través de este blog. Generalmente soy más comedido en mis comentarios en la radio y la telev...

No he tenido ni tiempo ni ganas de asomarme a través de este blog. Generalmente soy más comedido en mis comentarios en la radio y la televisión o en mis apreciaciones a través de twitter o facebook. Esta ventana es más exclusiva, más particular, más interior. Y por eso no pretendo airear mi enfado ni dejarme llevar por las vísceras aunque sea mi primera intención vomitar toda la desilusión y decepción que llevo dentro.
Las dos derrotas consecutivas en la Romareda y en Lugo han hecho mucho daño. No son de recibo ninguna de las dos, aunque se diga que el filial azulgrana es un grandísimo equipo plagado de futuras estrellas internacional. De momento, algunos son juveniles y habrá que ver si realmente son el recambio de Puyol, Busquets, Xavi, Iniesta, Cesc, Pedro, Neymar o Messi. Les falta experiencia y rodaje, aunque tengan un alto nivel balompédico. El baño fue espectacular y el ridículo, espantoso. Ni Paco Herrera ni su equipo tenían argumentos para justificar semejante vergüenza. Pero volvió a ocurrir lo mismo en el "Anxo Carro", donde el conjunto maño salió a dejar pasar los minutos, evitar el gol contrario e intentar aprovechar alguna ocasión para marcar. Vamos, lo mismo que en Sabadell, Jaén o Éibar.
El entrenador ha perdido el rumbo, no sabe por dónde le da el aire y aguanta porque tiene un año de contrato además de esta temporada. Se echa a la espalda lo que se le viene encima y observa su pre jubilación con tranquilidad mientras deja pasar el tiempo. No tiene plantilla, no le han venido refuerzos y apenas tiene relación con el club. Y los actuales dirigentes están metidos en batallas estériles que no benefician ni al Real Zaragoza como institución, ni al club en el apartado económico. La salida de José Mari, la convocatoria de Paredes en Lugo y el esperpento de Movilla, al que también colabora el futbolista, dice muy poco de la seriedad de los responsables de la gestión.
Este club se desmorona, se viene abajo con estrépito. Con el máximo accionista imputado, la afición desmoralizada por la situación y el futuro cada vez más oscuro. No funciona nada en el Real Zaragoza y el dolor es inaguantable para muchos, que deciden prescindir de semejante sufrimiento para disfrutar algo más de la vida, que bastante jodida está.
Estamos en un agujero negro, absorbidos por fuerzas incontenibles, sin saber ni el final ni cuándo se producirá. Una incógnita cuyos resultados solamente pueden ser malos o peores a no ser que la fortuna nos eche una mano.

Mi última reflexión del año la publico en 2014, una vez conocida la denuncia de Movilla, Paredes y José Mari por el impago de la mensualid...

Mi última reflexión del año la publico en 2014, una vez conocida la denuncia de Movilla, Paredes y José Mari por el impago de la mensualidad de diciembre y las partes proporcionales de la ficha de la temporada. El entorno de los futbolistas afirma que esta denuncia está provocada por el trato sufrido por la directiva, en especial por la actitud de su director general, Jesús García Pitarch.
El sindicato de futbolistas ha confirmado oficialmente la denuncia y ha hecho saber que, en ningún caso, tolerará que se pongan en juego los derechos contemplados en sus contratos, especulando con la posibilidad de realizar modificaciones unilaterales por parte del club o posibles despidos con el fin de realizar nuevas contrataciones a costa de ello.
Otra vez en el ojo del huracán, siendo el centro de los comentarios del fútbol español y en la víspera de un partido importante de cara a pensar en el ascenso ante un rival que es el segundo en la tabla clasificatoria.
Enero es cruel con el Real Zaragoza, que se apunta al primer mes del año para derribar las escasas aportaciones positivas de las semanas precedentes y entrar en una dinámica de autodestrucción que parece imparable. Paco Herrera debe estar tirándose de los pelos porque cada cosa que ocurre en este club mina los cimientos que él ha intentado poner, con mejor o peor fortuna, en el regreso a la Primera División.
Lamentablemente toma cuerpo la fase de liquidación de la compañía, ante el silencio del máximo accionista, la permanente audencia del supuesto presidente y el deterioro implacable de la entidad que alcanza límites insospechados.
El adiós a 2013 significa un paso más hacia la desaparición, un golpe más al zaragocismo, la caída sin fin hacia el abismo. Nadie echa una mano desde las Instituciones o desde el poder económico de la ciudad y la Comunidad. Miran hacia otro lado, apartándose para que no les salpique. Pero la afición, que siente todavía los colores y la historia del club, no perdonará a quienes han dinamitado el Real Zaragoza ni a quienes lo han permitido.

Se cierra fuitbolísticamente 2013 de manera lógica y natural. Es decir, con la decepción encarnada en la afición zaragocista que sufre la ...

Se cierra fuitbolísticamente 2013 de manera lógica y natural. Es decir, con la decepción encarnada en la afición zaragocista que sufre la decadencia de un club que camina a su desaparición. Se han perdido los grandes valores que han adornado siempre al Real Zaragoza en sus mejores y sus peores momentos, el coraje por superar las dificultades y el orgullo de haber sido los más grandes. Con el sello de la calidad sobre el terreno de juego y un palmarés de jugadores formidables recordados desde hace décadas.
El empate frente al Murcia del domingo es aceptado con resignación por los seguidores blanquillos que aguantan acostumbrados al dolor la descomposición de una entidad que es histórica pero que muy pronto puede ser pasado. Cada vez son más voces las que señalan a una liquidación cercana en el tiempo como colofón a la destrucción progresiva de la compañía mercantil.
Silencio desde la propiedad, excusas desde la dirección y estrategia equivocada desde el vestuario: la afición no es la culpable de las derrotas, del mal juego, de la escasa implicación de la plabntilla, de la incapacidad del técnico en resolver los problemas deportivos. Llamar a la unidad a estas alturas es un insulto a la inteligencia del zaragocismo y una provocación a los niños, jóvenes, mayores, hombres y mujeres que sienten de verdad el escudo del león que representa a una ciudad Inmortal y Heroica.
No sé qué va a ocurrir a corto y medio plazo. Pero no soy optimista. también es verdad que usted y yo no podemos hacer nada más ni en el plano personal ni en el colectivo.
Deseo simplemente que disfruten de la Navidad y que 2014 sea más benévolo que el año que estamos a punto de terminar.

Otra broma de mal gusto en Sabadell, donde el Real Zaragoza mordió el polvo por la falta de valentía de sus jugadores y las decisiones del...

Otra broma de mal gusto en Sabadell, donde el Real Zaragoza mordió el polvo por la falta de valentía de sus jugadores y las decisiones del técnico en los cambios. Una derrota más que deja fuera de la promoción a los aragoneses que siguen sin asumir su condición de favoritos y fallando ante adversarios de menor entidad y con expectativas bien diferentes.
Se difuminan las opciones del ascenso a un partido para terminar 2013, un año horrible para el zaragocismo, sin lugar a dudas. No son solamente los números, que son insatisfactorios e insuficientes para meterse entre los dos primeros o, en su defecto, ser el sexto al final de la temporada regular, sino las sensaciones que se ofrecen desde el campo y desde el banquillo.
El equipo está mal construido y no tiene referentes para sumir un trabajo tan costoso y complicado como el ascenso. Demasiada inexperiencia que se suma a futbolistas en el ocaso de su carrera que tampoco resuelven: Movilla no es una solución en el doble pivote, a Luis García ni se le espera y Barkero ha sido el gran fracaso de la temporada. Henríquez no huele un balón arriba y atrás seguimos ofreciendo la misma debilidad que siempre en los momentos definitivos.
Paco Herrera está superado por los acontecimientos. Desbordado por una realidad que asume pero que no tiene solución en el plano deportivo. Nada de lo que hace funciona y es muy reiterativo el discurso de que se juega mal y que él es el máximo responsable del fracaso. En un tono aburrido y que no ofrece expectativas.
El equipo, además, se desintegra en los segundos tiempos. Se viene abajo con las adversidades. Sabe que la fortuna no siempre será su aliada y cuando las cosas se ponen de espalda, son incapaces de reaccionar.
En estas condiciones llega la próxima Junta general de Accionistas donde se espera que el propietario no de la cara y que las explicaciones sean las mismas que en el adelanto de las cuentas ofrecido por el responsable económico del club, el consejero José Guerra. 
Cada vez pienso con mayor claridad que el objetivo de este año no es el ascenso, que se celebraría si llegase, pero que el ajuste conómico previo a la aportación de capital de fuera o de cara a una liquidación más o menos cercana, es la prioridad de Agapito Iglesias. Insisto, es una apreciación personal que no va más allá de la interpretación de unos signos tan confusos como pesimistas de la situación actual del Real Zaragoza.