Termina la primera vuelta con otra derrota desilusionante y que deja en evidencia al Real Zaragoza. Desde su consejo de administración al úl...

Fracaso absoluto

Termina la primera vuelta con otra derrota desilusionante y que deja en evidencia al Real Zaragoza. Desde su consejo de administración al último futbolista, pasando por los pesos pesados del vestuario, el entrenador y el director deportivo. Ninguno llega al aprobado y alguno suspende con cero, especialmente por las expectativas levantadas. Es el caso de Narciso Juliá, que ha fracasado en la elección de los tres entrenadores del último año natural y de los futbolistas para nutrir un vestuario que no da la talla. Incluidos Rubén Gracia "Cani" y Alberto Zapater, que pueden pasar de ser una esperanza a las víctimas de esta situación. Algo que sería injusto porque ellos dieron un paso importante al venir aquí y advirtieron que necesitaban del compromiso de toda la plantilla para ayudar al único objetivo propuesto, el ascenso de categoría.

El equipo demuestra irregularidad, falta de concentración, una actitud moral muy débil y fragilidad en todas las demarcaciones. Sin liderazgo, capacidad de reacción y confianza. Le falla el aspecto físico, el técnico, el táctico y el emocional. Sale derrotado al terreno de juego y su única opción es cansar al rival hasta los últimos minutos del partido y esperar a acertar en las escasas ocasiones de gol que genera. Y así es una lotería, lo que significa que es muy difícil que te toque, incluso la "postura".
Mi capacidad de sorpresa está superada ampliamente, del mismo modo que la ilusión y la esperanza, arrancadas de mi corazón por todas las confluencias deportivas, profesionales y personales. Pero entiendo que la afición esté decepcionada, cansada y harta. Es natural y comprensible. Creo que el equipo directivo no tiene que pensar como Raúl Agné que los seguidores blanquillos y los medios de comunicación estemos intoxicando al Real Zaragoza. Y que no debe de cerrarse en su cúpula de cristal pensando en que el club y sus trabajadores hacen todo bien y que son los árbitros, la mala suerte y los periodistas nos hemos confabulado para reventar el proyecto.
Ahora el sentido común indica que el trabajo debe ir en la dirección de recuperar a la plantilla, reducir la presión para que no se vengan abajo indicando que el objetivo es la permanencia, y preparar una plantilla de verdad seria y competitiva para intentar el ascenso en 2018. Sin dejar pasar las escasísimas posibilidades de llegar a los play off y de luchar como perros por el ascenso sin se pudiera.

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Es difícil reaccionar con una actitud positiva cuando el carrusel de emociones, ilusiones y esperanzas termina siempre en caída libre. Acaba...

Perdidos en la nada

Es difícil reaccionar con una actitud positiva cuando el carrusel de emociones, ilusiones y esperanzas termina siempre en caída libre. Acabamos de comenzar el año y aún no hemos finalizado la primera vuelta y nos encontramos, como siempre, perdidos en la nada. Muy lejos del ascenso directo, sin puntos ni sensaciones que nos permitan albergar una lucha por el ascenso directo. A lo sumo, y con suerte, a la sexta plaza para jugarnos a dos o cuatro partidos la tercera plaza que da derecho a regresar a Primera División.
Puede parecer pesimista esta reflexión pero en estos momentos los números la confirman. No se trata de una opinión expresada desde el malestar o la decepción por la última derrota, sino de una realidad contrastada con el momento actual y en comparación a temporadas anteriores. Sin tener en cuenta las proyecciones de cara al futuro.
Decía Raúl Agné el domingo que él no estaba intoxicado por el ambiente en el entorno zaragocista porque acababa de aterrizar en la capital aragonesa. Después, a instancias de un periodista local en la sala de prensa, dulcificó esta afirmación asumiendo que no estaba impregnado de la sensación negativa que envolvía a la mayoría del zaragocismo. Debemos, en cualquier caso, ser más acertados con nuestras expresiones porque podemos decir aquello que no queremos y alimentar el fuego en una situación difícil. "Intoxicar", en el contexto en que se explicaba el entrenador zaragocista significa ofrecer una información manipulada o falsa para crear un estado de opinión propicio para un fin determinado. Y éste no es el caso. Porque el equipo está fuera de los play off, ha ganado solamente 7 partidos de 20 disputados y es el segundo equipo más goleado de Segunda División. Esos datos son también irrefutables. Ya más opinativo sería decir que Pablo Machín le ganó la partida a Raúl Agné en el planteamiento y en los cambios, que José Enrique será baja por una lesión cuando el futbolista estaba con molestias y era un riesgo su alineación, que se debía haber sustituido a Cani antes de su expulsión e incluso al propio Zapater, que ya no podía más físicamente. O el nuevo error de Irureta, que volvió a costarle tres puntos al equipo...
No se trata de intoxicar, no hay ningún fin malévolo para desestabilizar ni al consejo de administración, ni a la dirección deportiva (también con una gran responsabilidad en la calidad de los fichajes y en el distanciamiento del equipo con la prensa y el público), ni al entrenador, ni a la plantilla. En absoluto. pero no se pueden cerrar los ojos a la realidad y quejarse siempre de los árbitros, del bajo presupuesto por la deuda y de la mala suerte en las lesiones.
Todos queremos que ascienda el Real Zaragoza. pero, por favor, cuando las cosas vayan mal no maten al mensajero. El portador de malas noticias no las fabrica, las expresa. Y esa actitud, además de ser injusta, es totalmente estúpida.

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