Conviene fijar la mirada al frente y no suspirar por aquello que ya es historia, o incluso regodearse en los errores del pasado más reciente...

Comienza un nuevo reto

Conviene fijar la mirada al frente y no suspirar por aquello que ya es historia, o incluso regodearse en los errores del pasado más reciente. Ambas cosas tienen muy poco de positivo y no nos conducen a ningún sitio. Solamente con los fracasos se consigue ser más humilde y se aprende para construir desde el conocimiento y la experiencia. Pero no significa que sea una vacuna para no volver a cometer equivocaciones ya que nuestro camino lo hacemos nosotros mismos. Quiero decir con todo este preámbulo que a mí también me gustaría que el Real Zaragoza fuese líder destacado de Segunda División; más aún, que jugase ya en Primera, que no hubiera descendido nunca, que jamás Agapito Iglesias se hubiera cruzado en el camino del club...
Una vez derramadas lágrimas de impotencia y de rabia, asumiendo que esta temporada ha sido sacudida por crisis deportivas inesperadas, vamos a posar el balón en el suelo y a intentar jugar al fútbol. Tenemos tiempo para el ascenso, se recuperarán jugadores, bajarán de nivel algunos de los equipos que ahora están arriba. Confío en el juicio, la experiencia y el futuro de Narciso Julía al frente de la dirección deportiva. Sé de su preparación y de su trabajo durante estos años y le recuerdo de sus muchos años como jugador y técnico en el Real Zaragoza. Puede que me equivoque, solamente es una impresión, pero me parece que tiene las ideas muy claras y que, si todos le ayudamos, construirá una infraestructura necesaria para el conjunto blanquillo.
A Lluis Carreras no le conozco, no tengo criterio sobre sus posibilidades como entrenador. Si le va a venir grande o no este banquillo o si, por el contrario, este reto le hará crecer como persona y como técnico. Buenos amigos vinculados al fútbol catalán me hablan muy bien de él, pero solo me limito a trasladar públicamente sus impresiones, no tengo más referencias que de terceros. Ya es entrenador del Real Zaragoza y, simplemente por eso, merece nuestro apoyo y acogida inicial. Si le viene grande el cargo, si no soporta la presión, si no consigue la confianza de la plantilla y del director deportivo, el tiempo lo dirá. El domingo tiene un reto importante porque el partido contra la SD Huesca tiene mucho morbo y va a concitar una tremenda expectación. Pero la Liga no terminará el 3 de enero y, pase lo que pase, habrá que seguir luchando por el retorno a Primera.

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Estamos a tan solo un encuentro para terminar 2015 y las expectativas siguen intactas de cara al ascenso pero no son tan positivas ni estimu...

La Romareda sangra

Estamos a tan solo un encuentro para terminar 2015 y las expectativas siguen intactas de cara al ascenso pero no son tan positivas ni estimulantes como esperábamos. La irregularidad en la Romareda provoca que no se llegue a tocar la primera plaza y eso desilusiona a una afición que se encuentra crispada por el curso de los acontecimientos. El empate contra el Numancia, por cómo se produjo, molestó a los seguidores blanquillos que animaron hasta el final pensando en que se podía conseguir por la épica una victoria fundamental para cerrar el año en casa. Pero ni Pedro ni Jorge Díaz estuvieron acertados a la hora de batir a Munir en los últimos instantes del encuentro.
Y fue una lástima porque el Real Zaragoza jugó la primera hora del partido con suficiente solvencia para neutralizar a los sorianos y ponerse 2-0 en el marcador. Pero el golpe emocional que supuso el 2-1 nada más conseguir Ortuño su sexto gol como blanquillo, sumado al bajón físico del equipo y a los escasos recursos en el banquillo, rompieron el partido. Fue de ida y vuelta, con mucho desgaste, proporcionado ocasiones a favor pero especialmente en contra, lo que dejaba sin argumentos un centro del campo que sufría demasiado con el aire fresco impelido por Jagoba Arrasate con los cambios desarmó a los jugadores de Ranko Popovic. La Romareda sangra y eso es un grave problema.
No hay duda que la plantilla no es tan eficaz como se valoraba al comienzo de la Liga; además de las bajas de larga duración de Jaime y Wilk, las lesiones de Hinestroza, Pedro, Diamanka Marc Bertrán  y Manu Herrera han dejado sin sus mejores hombres al equipo aragonés. Tardó también en formar parte de la alineación titular Erik Morán y futbolistas como Jorge Díaz y Abraham no han respondido a las expectativas levantadas.
Pero, sobre todo, falta gol. Y la capacidad realizadora se paga porque es fundamental de cara a las victorias. Si es imprescindible cerrar la portería, y eso lo ha hecho bien el Real Zaragoza, no es menos cierto que la definición resulta implacable en una apuesta segura por el ascenso. Por eso creo que todos los objetivos, al margen de la popularidad y capacidad de Popovic, deben de centrarse en conseguir un delantero con olfato que marque las ocasiones que se crean y que se desperdician tan claramente como el domingo pasado.
Se trata de rebajar la tensión, de que no se nos vaya el asunto de las manos y de permitir que trabajen tranquilos el cuerpo técnico y los jugadores, además de animar a los responsables de la estructura deportiva del club a buscar soluciones para contratar un goleador y dar en el clavo.
El domingo en Tarragona nos jugamos mucho, más de lo que parece. En el peor de los casos, una victoria nos dejaría como hasta ahora; es decir, a un tiro de piedra de la segunda plaza que da derecho al ascenso directo. No podemos desanimarnos, ni cansarnos, ni tirar todo por tierra. El éxito se encuentra en la paciencia, la tranquilidad, la sangre fría y en el trabajo constante. Y eso es algo que debe asumirse con inteligencia, sin dejarse arrastrar por pensamientos negativos que nos condenen a la desidia.

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