Hace tres meses, cuando el Real Zaragoza disputó su último partido de liga en la Romareda, no sabía si tendría la oportunidad de regresar ...

Se ha instalado la normalidad

Hace tres meses, cuando el Real Zaragoza disputó su último partido de liga en la Romareda, no sabía si tendría la oportunidad de regresar al estadio municipal para transmitir otro partido del equipo aragonés. La oscuridad de una noche tormentosa amenazaba con destruir un patrimonio de varias generaciones de seguidores blanquillos y la afición estaba extenuada. Lo peor, no obstante, llegó después, con la disparatada sucesión de personalismos que algunos individuos protagonizaron para hacerse con la propiedad del club. Como también la actuación de ciertos fundamentalistas que, apoyando a unos u otros, quedaron en ridículo después de llenar las redes sociales con mentiras, falsedades e insultos. Esa actuación tan desafortunada estuvo a punto de reventar una operación, la llamada "tercera vía", que algunos conocíamos desde hacía unos meses y que no desvelamos para evitar que fracasara. Desde aquí, como hice en twitter el sábado tras el partido, quiero reconocer a personas que desean permanecer anónimas y que realizaron un enorme trabajo para que la Fundación Zaragoza 2032 se hiciera con el control del club blanquillo.
De la misma forma que se debe felicitar al equipo directivo y al cuerpo técnico por el trabajo desarrollado en poco más de un mes para liberar a la plantilla de jugadores que no interesaban por su ficha o por su rendimiento, organizar un sistema de trabajo con profesionales independientes y fichar una plantilla que se adecúa a las necesidades de Víctor Muñoz, cuyo esfuerzo ha sido también importante.
Todo esto se vio reflejado sobre el césped donde los chavales de la cantera y las nuevas adquisiones, jóvenes y veteranos, cumplieron con responsabilidad y compromiso. En un estadio que ya se asemejaba a la Romareda de otros tiempos, con una afición que animó con todo su corazón antes, durante y después del partido. Pese al golpe de encajar el gol del empate en el minuto 92.
Queda mucho trabajo por hacer pero el primer paso ya se ha dado. Habrá momentos de duda, de vacilación y de sufrimiento, sin lugar a dudas. Pero lo peor ha pasado y desde ahora debemos mantener el compromiso de unión con el Real Zaragoza para caminar con decisión hacia adelante.

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La temporada comenzó el sábado en Huelva con la ilusión de un cambio de ciclo, el temor a ser optimistas por el síndrome de Estocolmo que ...

Un comienzo diferente

La temporada comenzó el sábado en Huelva con la ilusión de un cambio de ciclo, el temor a ser optimistas por el síndrome de Estocolmo que padece la afición blanquilla después de nueve años bajo la sombra de Agapito, y la certeza de no haber completado una plantilla competitiva por falta de tiempo y dinero para ello. Pero el transcurso del partido frente al Recreativo demostró que sobre el terreno de juego había compromiso e intensidad, y que además de un interesante juego defensivo se crearon las suficientes oportunidades de gol para haberse llevado los tres puntos.
Fue un buen inicio si tenemos en cuenta de dónde venimos y de el tremendo esfuerzo que los nuevos dirigentes del club están poniendo sobre la mesa para normalizar la situación deportiva, económica y societaria del Real Zaragoza. Falta mucho para que el equipo se conjunte, tenga una columna vertebral sólida, especialmente porque faltan cinco o seis jugadores para cerrar el plantel. Y que los jugadores se conozcan, asimilen el sistema de Víctor Muñoz y adquieran la confianza suficiente para luchar por el regreso a Primera División. 
El Nuevo Colombino fue el arranque del nuevo Real Zaragoza, que busca desligarse de un pasado sombrío y destructivo, un paréntesis negro en la historia de la entidad que necesita volver a demostrar al fútbol que lucha por ser lo que fue durante muchos años. Y no va ser ni sencillo, ni inmediato, ni definitivo. 
Este sábado en la Romareda la afición ofrecerá su punto de vista en la Romareda. Y ojalá que las gradas regresen al colorido de antaño y se viva una jornada positiva, con alegría dentro y fuera del estadio municipal y que los jugadores sientan un cariño especial que les permita jugar con tranquilidad y confianza. Es muy importante, vital, recuperar el eco del graderío y que la voz del zaragocismo se escuche cada vez con más fuerza.
Yo voy a aportar lo que pueda, con toda mi voluntad y carácter, para que el clima sea favorable y que juntos, con mucho trabajo y mucha paciencia, demos el primer paso hacia nuestro futuro.

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