Por un momento creí que todo iba a continuar de la misma manera. Después de una salida poderosa, el equipo se vio incapaz de superar a un ...

Un respiro

Por un momento creí que todo iba a continuar de la misma manera. Después de una salida poderosa, el equipo se vio incapaz de superar a un Tenerife que deseaba jugar al fútbol y que buscaba a su referente ofensivo entre los errores de la zaga blanquilla. Paco Herrera había cambiado algo pero no era suficiente, porque el gol no llegaba. Cidoncha y Barkero rechinaban en una alineación donde Rico se instalaba con entereza y Henríquez apuntaba buenas maneras.
Fue con Víctor Rodríguez y Movilla sobre el terreno de juego, ya en la segunda parte, cuando el Real Zaragoza fue mucho más peligroso y letal. El chaval dio un recital, formando un excelente trío de ataque con Montañés y el chileno Henríquez, indicando que su titularidad es fundamental. Cinco jornadas después se vio otra cosa, más alegría sobre el terreno de juego y un argumento sólido para confiar en la victoria.
Es verdad que el Tenerife es un conjunto muy débil, sin apenas consistencia y que se hundió al recibir el primer gol. No es menos cierto que en la primera parte aparecieron los fantasmas del arranque de la temporada, con cada oportunidad de los insulares. Pero los partidos duran noventa minutos y lo importante es el resultado final, que fue inapelable para el Real Zaragoza.
Los asistentes no llegaron a los doce mil; la afición está todavía indignada por los abundantes errores cometidos y la actitud de los dirigentes del club. Es una lástima porque muchos se perdieron a José Luis Violeta acompañado de otros ex futbolistas de un Real Zaragoza glorioso, volver a pisar el césped de la Romareda. "El León de Torrero", siempre con una sonrisa dibujada en su rostro, buscando las cosas buenas de la vida pese al rigor de un invierno permanente en los últimos años del zaragocismo.
Tocan momentos duros, no sabemos si esta victoria significará el comienzo de un ciclo diferente o quedará en una anécdota, pero tenemos que disfrutar de la victoria y manifestar el mismo talante positivo de José Luis Violeta, un símbolo, un referente.

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El Real Zaragoza ha firmado su peor arranque histórico en la Segunda División después de cuatro partidos, con tan sólo dos puntos en el ca...

Entre la incredulidad y el estupor

El Real Zaragoza ha firmado su peor arranque histórico en la Segunda División después de cuatro partidos, con tan sólo dos puntos en el casillero y sin conocer la victoria. Es vigésimo, en zona de descenso a Segunda B, con tan sólo un gol conseguido. La Romareda continúa como un fácil lugar de expolio, de saqueo asegurado y donde cualquiera consigue sin apenas esfuerzo, el triunfo. La derrota del sábado frente al Lugo, que cumple su segunda temporada consecutiva en esta categoría, abrió la caja de los truenos en las vacías gradas del estadio municipal. La afición pitó desde el comienzo la escasa actitud ofrecida por los jugadores y esperó, para increparles, a los futbolistas a su salida del recinto. Todo muy desagradable, incluído el contenido de las palabras de un rendido Paco Herrera que asume la similitud del Real Zaragoza con el Racing de Santander de la temporada pasada. Y que no sabe los motivos de semejante desastre. Menos mal que seguirá trabajando para estimular a sus hombres...
Los números no son mentirosos y reflejan la realidad de las cosas. A las que muchas veces se les busca una interpretación que no existe. La plantilla es limitada, sin la calidad suficiente para acometer el ascenso y el entrenador no sabe cómo hacerse con el equipo. Te gana cualquiera y no le ganas a nadie. Falta talento, creatividad y solidez defensiva. Lo malo es que dentro del club nadie parece darse cuenta. a excepción, claro está, que no se tenga contemplado el ascenso.

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El Real Zaragoza sigue sin ganarle al FC Barcelona en su campo. Otra temporada más, desde los históricos tiempos de los "Magníficos&quo...

Abismo

El Real Zaragoza sigue sin ganarle al FC Barcelona en su campo. Otra temporada más, desde los históricos tiempos de los "Magníficos". Pero en esta ocasión la derrota no se produjo en el formidable coliseo azulgrana, fue en el Mini Estadi, con menos de cuatro mil espectadores, ante unos futbolistas que la temporada pasada eran juveniles. ¿Es soportable tamaña humillación? Ya es sonrojante que un equipo de un pasado tan honorable se vea en la obligación de jugar contra un filial, pero la vergüenza de perder rebasa la dignidad de una afición tan castigada en los últimos años.
Falta calidad, orgullo y trabajo. El sistema no funciona porque los jugadores no tienen el talento necesario para jugar al fútbol. Y los que saben, están lejos de su mejor forma o en situación de ex futbolistas. Falta cerebro, competitividad y pegada. La defensa es frágil, no existe el centro del campo y el ataque es un cachondeo.
¿Se pueden hacer peor las cosas? Ahora mismo, el Real Zaragoza está asomado al balcón de la Segunda División B, un puesto por encima del descenso y a siete puntos del líder. Después de tres partidos ante rivales que no son los más potentes de la competición.
Habrá que resolver, como sea, y de la forma más urgente posible, una situación tan previsible como injustificable. El principal culpable es el máximo accionista, pero también habrá que exigirle responsabilidades al brazo ejecutor de Agapito fichado a golpe de talonario, al entrenador y a los jugadores. A quienes son los actores de una farsa intolerable que raya el insulto a la afición, a la Ciudad y a la Comunidad. Que cada palo aguante su vela. Y el que no se vea con fuerzas para el compromiso, que se vaya y nos deje en paz.

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