El factor Romareda no fue suficiente para conseguir el primer triunfo de la temporada. Debutaba en el estadio municipal el Mirandés, que a...

Decepción

El factor Romareda no fue suficiente para conseguir el primer triunfo de la temporada. Debutaba en el estadio municipal el Mirandés, que arrastró varios cientos de seguidores a las gradas. A veces parecía que se trataba de un partido de Copa, de los que se disputan en los albores de la temporada. Se me hacía extraño que el histórico Real Zaragoza compitiese sin llegar a ganar a un club de menor trayectoria y presupuesto.
Pero lo cierto es que, como también comentó Paco Herrera, el marcador pudo ser todavía peor. La afición acudió en escaso número y protestó por la falta de profundidad y acierto del equipo. El murmullo comenzó pronto pese a lo vacío de las gradas, sumida en la decepción. La gente quería volver a ganar en un campo que en la última temporada Manolo Jiménez convirtió en un cachondeo indecente. Y ya vale de tanto sufrir en un escenario que llegó a ser prácticamente imbatible. Ahora parece que cualquiera puede saquearlo con impunidad.
Como nos temíamos, la plantilla es corta, faltan referentes y si no se fichan por lo menos dos jugadores, el ascenso ahora mismo parece lejano. El sentido común y la prudencia indican que se debe tener paciencia, calma y tranquilidad. Que los componentes del equipo deben tomarle el pulso a la categoría y que una primera victoria servirá para aplacar la ansiedad. No se asciende ni en agosto, ni en diciembre, ni en marzo.
Y es posible que los adversarios por el ascenso sean menos fieros de lo que parecen. Pero el ambiente de tristeza, el sentimiento de fracaso, la pérdida de los ideales, se ha instalado en la afición blanquilla. El tono de la vida futbolística se ha convertido en gris, oscureciendo el futuro y provocando la indiferencia para no sentir el dolor. Dicen que los ciclos comienzan y terminan, como los siete años de las vacas gordas y las vacas flacas del antiguo Egipto. En ese caso, parece que la racha está próxima a su final. Pero da la impresión de no tener final.

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Dos meses y medio después del traumático descenso a Segunda División, tan merecido como esperado, el Real Zaragoza se encontró con su prese...

Ya estamos en la rueda

Dos meses y medio después del traumático descenso a Segunda División, tan merecido como esperado, el Real Zaragoza se encontró con su presente y asumió lo difícil del retorno al fútbol con mayúsculas. Va a ser una travesía por el desierto larga, con abundantes tropiezos, con esperanzas y fracasos, con una afición que seguirá fiel los contratiempos de la categoría.
Durante estas semanas se produjeron despedidas a la francesa, sin dar la cara y sacudiéndose el polvo de las sandalias, de personajes como el supuesto bailador de jotas Manolo Jiménez (menos mal que no le hicieron pregonero de las Fiestas del Pilar) y de futbolistas que han dejado escaso botín con su salida. Eso sí, Loovens, Romaric y Apoño es mejor tenerlos bien lejos por su escaso rendimiento o compromiso con el club. 
También se han producido algunas entradas necesarias para completar una plantilla muy ajustada, creo que faltan todavía un defensa central y un goleador. El único valedor de momento para acometer con ciertas garantías el ascenso es el técnico, Paco Herrera, indiscutible desde que se conoció su nombramiento.
llegaron al club un secretario técnico, el ex zaragocista Moisés García León, y un director general aparentemente con plenos poderes, en buena sintonía con Agapito Iglesias García y con un amplio conocimiento del fútbol por dentro, como Suso García Pitarch al que habrá que dejarle desenvolverse y esperar para opinar sobre su trabajo.
Además de todo esto la irrupción de Javier Tebas en el fútbol español como presidente de la Liga, que ha provocado una tormenta de reacciones y de situaciones sorprendentes, que han dejado al balompié de nuestro país en un estado lamentable. El propio Ángel María Villar, otro personaje de profundas raíces en la Federación, le ha llamado públicamente la atención.
El sábado en el estadio Rico Pérez el equipo aragonés ni dio el nivel. Como dijo el entrenador, le faltó ritmo, velocidad y concentración. Paglialunga y Cidoncha me da la sensación que están muy lejos de lo que se espera de ellos, Barkero limitado por su estado físico y Luis García que tuvo un debut muy desafortunado. Lo mejor, el gol de Roger que puso las tablas en un partido donde hubo veintitrés mil asientos vacíos en el arranque de una liga que terminará, como mínimo, a mediados de junio de 2014.
Bienvenidos a la realidad del Real Zaragoza y que nos sea leve.

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Desde el descenso no he tenido oportunidad de asomarme a esta ventana y expresar mis sentimientos sobre la humillación sufrida y el largo ...

Vuelta a empezar

Desde el descenso no he tenido oportunidad de asomarme a esta ventana y expresar mis sentimientos sobre la humillación sufrida y el largo camino que nos queda por recorrer. Se han modificado algunas cosas porque se ha renovado la plantilla, se ha producido el cambio de entrenador y hay un director general y un secretario técnico que han reorganizado la cúpula zaragocista. Donde continúa Agapito, quizás más oculto, pero con la misma capacidad de decisión de siempre.
La tristeza ha dado paso a la frialdad, a asumir la condición real de las cosas y a evitar el sufrimiento. Eso resta ilusión pero permite vivir sin tantas tensiones y decepciones. Por eso regreso al trabajo sin el estímulo de otras temporadas, consciente de que se puede ofrecer lo mejor de uno mismo aunque con cierto vacío en tu interior. Muchas cosas van a tener que pasar para que vuelva a sentir en mi estómago el cosquilleo de la aventura que servía de motivación a todo lo que hacía.
Me da la impresión que no siempre la dedicación, la intensidad y el éxito son recompensados, incluso agradecidos. Y cuando ofreces mucho y apenas recibes nada a cambio, por muy generoso que seas, te vuelves retraído. Eso no significa que descienda un ápice tu capacidad profesional, ya que se trata de una actitud vital; eso sí, la ilusión es un sentimiento que emerge de lo más profundo de ti y no se puede crear artificialmente.
Afrontamos después de cinco años la española balompédica profunda. El olvido de los medios nacionales y el deterioro de la imagen del Real Zaragoza, tremendamente desfigurado en las últimas temporadas. Es la nueva Liga bananera de Tebas, a quien la Federación Española de Fútbol y el Consejo Superior de Deportes le han dado un tirón de orejas. El Deportivo de la Coruña, el Mirandés y el Alcorcón le han dejado con los calzoncillos a la altura de los tobillos, así como los supuestos amaños de media docena de equipos que no han tenido, por el momento, las pruebas necesarias para llevar a juicio a los responsables.
Pero siguen los horarios intempestivos, las reverencias a los dos grandes, la salida de futbolistas españoles fuera de nuestra competición o las cantidades que se barajan para fichar a futbolistas como Bale.
Y en cuanto al Real Zaragoza, sigue faltando lo de siempre: un central, un centrocampista organizador y un goleador de referencia. Lo único que se ha conseguido ha sido adelgazar la nómina dejando libres a jugadores como Apoño, Romaric y hasta media docena de jugadores que no entraban en los planes de Paco Herrera ni en los de García Pitarch, por su inutilidad demostrada y por lo caro de sus fichas. No entiendo que el Real Zaragoza contrate futbolistas que no valen y luego sea incapaz de sacar nada por ellos. Algo falla (yo creo que muchas cosas) en la gestión.
En fin, amigos. Lamento transmitir esta sensación de hastío, desilusión y tristeza. Pero prometo poner todos mis conocimientos, experiencia y trabajo para seguir contando, otra temporada más, lo que ocurra en todos los escenarios de nuestro deporte. El talento no descansa y surge espontáneamente sin importarle el entorno.
Muchas gracias de antemano y mucha suerte, que nos va a hacer falta para conseguir nuestros objetivos.

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